⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ 𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤

· cɑpítulo 22 ·

Lanzaba palomitas hacia los asientos de adelante, diciendo insultos de uno a uno por cada palomita lanzada.

— Hipócrita. — apuntó hacia los asientos de la izquierda. — Fácil. — ahora a los de la derecha. — Tarada. — de nuevo a la izquierda. — Repelente, abyecta, vomitiva, mugrosa, maldita, diarreosa. — está vez lanzó todo un puñado justo en el centro de la fila inicial de la sala de cine.

Aprovechó que esta se encontraba vacía para ahogar sus penas escapando del trabajo. De todas maneras era jueves en la tarde, nadie iba al cine un jueves, mucho menos a ver una película en blanco y negro que encima está en francés.

Sentía que podía insultar mejor a Jiwon estando sola y relativamente en paz. Tenía que admitir que el francés era bastante relajante.

Pero eso no quitaba el hecho de que estaba enojada. Enojada con Jiwon por haber aceptado la cita con ese tipo. Enojada con ese tipo por haberla invitado sin su consentimiento.

¿Quién se creía? Atreverse a invitar a su mejor amiga a una cita sin siquiera interesarse por sus amigos... Que desconsiderado.

¿Acaso sabía por lo menos de un amigo de Jiwon?

¿Siquiera sabía su nombre completo?

¿Qué sabia de ella además de que era porrista?

¿Sabia que su color favorito era el morado?

¿Acaso compartían aretes de flores como lo hacia con ella?

¿Que le gustaban los pasteles de fresa pero no las fresas?

¿Que odiaba la pizza con piña pero le encanta el helado de menta con chocolate?

¿Que no sabía nadar?

¿Por lo menos sabía el color de sus ojos? ¿Habia contado cada una de sus pestañas? ¿Habia notado la manera en como sus pómulos se dilatan cuando sonríe? ¿Que se acaricia las mejillas cuando le duelen después de reírse a carcajadas? ¿El brillo de sus ojos cuando mira las estrellas mientras apunta las constelaciones con su pequeño dedo? ¿Sabia cual era su constelación favorita? ¿O la estrella que más le gustaba por lo menos? ¿Acaso lo sabía? ¿Ah?

No.

Entonces ¿Con que derecho se atrevía a tener una cita con ella?

Se sentía enojada, pero estaba consciente que era porque su corazón no se atrevía a aceptar la realidad.

"Creo que a mi si me gusta una chica." le habia dicho a Serim de manera repentina y por suerte su amiga no la habia escuchado.

No sabia porque no lo habia repetido. De todas maneras, Onda era la mejor persona para saberlo, ella ya habia pasado por eso y sabia que no la iba a juzgar.

Pero simplemente no era lo suficientemente valiente para asimilarlo.

¿Como estaba tan segura de que Jiwon pues.... le gustaba?

“Gustaba” de gustar gustar.

Ese pensamiento la llevó a aquel día en el jardín, con sus pijamas sucias recostadas en la grama viendo las estrellas. Cuando sus miradas se conectaron y sintió un rotundo impulso de rozar sus labios.

Recordó como la abrazaba cuando iban de camino devuelta a su casa. La recordó duchandose junto a ella. El solo recuerdo de su figura desnuda le aceleraba el corazóna Sihyeon, podía jurar que si la tuviera de frente ahí mismo no dudaría en besarla de una vez.

Tenía que aceptar la realidad.

Estaba perdidamente enamorada de su mejor amiga.

Y estaba mal.

Mal porque ese sentimiento hacia que se le fuera imposible verla feliz con otro. Con alguien mas que no fuera ella.

Enamorarse no era nada más que un sentimiento egoísta y absurdo.

¿De que le servía aceptar sus sentimientos si de todos modos no haría más que impedirle ser feliz?

¿Por qué siquiera existía un sentimiento tan estúpido como ese?

Enamorarse era una pérdida de tiempo.

Hasta que recordaba su risa.

Hasta que recordaba su rutina de porrista.

Hasta que recordaba la suavidad de su piel.

El tono de su voz.

En esos momentos enamorarse era la cosa más hermosa del universo.
Cayó en cuenta de que probablemente era eso lo que su amiga sentía por el tipo ese.

Que no podía impedirle ser feliz, ni podía ser tan maldita como para hacerla escoger entre ella o su nuevo primer amor.

Había asimilado que, si la quería, debía dejarla ser feliz.

Aunque no la escogiera a ella.