· cɑpítulo 37 ·

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Sihyeon decidió regresar a su casa a pie. Esperaba que una larga caminata le ayudara a despejar su mente.

Lastimosamente su cabeza no hacia más que dar vueltas. Estaba indecisa, creía que debía decidir entre dejar a Jiwon ser feliz sin molestarla y limitarse a ser solo su amiga, o tomar el riesgo y dar un salto de fe.

Caminando por la acera veía los jardínes a la orilla de la calle pensando que los árboles de amor que decoraban el sendero le darían una solución a su romántico problema digno de una tragicomedia.

Por un momento deseó que los arbustos hablaran. Tal vez ellos, que se mantienen estáticos viendo árboles tan hermosos pero tan fuera de su alcance rodearles, entenderían lo que es estar tan cerca de algo que nunca podrá ser suyo. Se indentificaba con ello, conformarse con ver los pétalos caer pero tener que esperar hasta el otoño para hacerlo.

La bocina de un auto interrumpió sus lamentos; reconoció la camioneta de inmediato. Secó el camino que habían dejado de sus lágrimas y volteó hacia el conductor.

— Buenas tardes señor Park.

— ¡Hola hija! ¿Como estás?

— Bien, señor.

El robusto hombre abrió la puerta que daba hacia la acera y le hizo una seña a la castaña para que se acercara.

— Vamos sube, te daré un aventón.

— Gracias de verdad, pero no tiene que hacerlo...

— Insisto, tu casa me queda de paso ¿Recuerdas?

Sihyeon asintió sabiendo que el padre de su amiga no la dejaría caminar sola hasta su hogar; entró en el auto y se acomodó en el asiento del pasajero.

— ¿Como te encuentras Sihyeon?

— Bien señor ¿Y usted?

— Bien, bien hija. ¿Lista para este fin de semana?

Sihyeon supo que se refería a la excursión, no pudo evitar entristecerse de nuevo. Agitó la cabeza para diseminar esos sentimientos y así evitar que su voz se quebrara durante la conversación; a este punto sería imposible no mencionar a Jiwon.

— Sí — respondió cortante.

— Me alegro, Jiwon también estaba muy emocionada, pero perdió su permiso.

Sihyeon amplio los ojos incrédula al escuchar lo dicho por el señor.

— ¿De verdad?

El hombre asintió — Así es. Ahora tengo que ir a la escuela mañana a ver como le consigo otro — se quejó —. A veces me pregunto donde está la cabeza de esa niña, nunca ve lo que tiene en frente.

Sihyeon no pudo evitar dar una irónica risilla — Cierto ¿No? — dijo mientras asentía, concordando completamente con el padre.

En ese momento recordó que estaba tan emocionada por la excursión y el tiempo que podría pasar con Jiwon, que le pidió a la secretaría de la clase el permiso extra que no le habían entregado a Yiren, «por si acaso» se había dicho; lo cierto era que conocía a la mayor mucho más de lo que creía.

Perfecto, ahora yo soy la simp de mierda.

— En realidad, señor Park, creo que a mi me sobra un permiso. — dijo mientras urgaba su mochila.

— ¡Muchas gracias hija! Que amable eres — exclamó riendo mientras recibía el permiso y lo guardaba en la guantera —. No sabes el tiempo que me acabas de ahorrar.

Un silencio incómodo se apoderó del ambiente. A través del cristal de la ventana Sihyeon veía los árboles que la habian acompañado durante el corto camino. Estaba a punto de indagar en sus sentimientos de nuevo hasta que un suspiro del mayor se lo evito.

— Disculpa pero... ¿Qué sabes de Jiwon y ese chico Seoho? — preguntó.

Sihyeon trago al escuchar el nombre de esos dos en la misma oración, en ese momento dicha relación era lo último que quería recordar.

— No estoy muy al tanto, lo siento. — se limitó a decir sin hacer contacto visual con el mayor.

— La verdad es que yo sé un poco de ese niño, y para ser sincero me gusto la idea de que saliera con Jiwon...

Las palabras del hombre apuntaron hacia Sihyeon, amenazando con hacer que las lágrimas se pasearan por sus mejillas otra vez.

— Pero ya no estoy tan seguro — la chica volteó hacia el mayor, notando una mueca de duda en su rostro —. Sería mentirte el decir que no me emocione al escuchar de quién se trataba — rió —. Pero no sé, últimamente la veo mucho más distraída, y algo pérdida — suspiró —; como si algo le hiciera falta.

La castaña no tuvo oportunidad de reaccionar ya que el auto comenzó a hacer sonidos extraños, obligando al hombre a detenerse.

— Perdona hija, esto pasa a veces.

— No se preocupe, yo me encargo.

Antes de que el señor pudiera negarse, la chica ya estaba abriendo el capó del coche. Decidió dejarla hacerlo, no estaba acostumbrado a ello, pero ese día el dolor de espalda le había dicho que no habría problema en dejar que la niña se ocupase del asunto.

El divorcio de sus padres a una edad temprana y la falta de conocimiento de su madre hacia los vehículos la habían obligado a aprender ciertas cosas sobre estos. No podía permitir que el auto se averiara seguido, ya que no pueden darse el lujo de comprar otro, o de que un mecánico se aprovechará de su ignorancia. A pesar de no saber conducir aún, ella estaba al tanto de algunos problemas que podían presentarse, muchos de estos simples contratiempos, y de como solucionarlos con facilidad.

— ¡Listo!

El señor encendió el auto al oírla, el cual se escuchaba perfectamente.

— ¡Increible! — exclamó el señor al pasarle un paño para que la joven se limpiará las manos — Si fueras hombre me encantaría que fueras el novio de mi hija. — afirmó riendo.

No pudo evitar sonrojarse. Si tan solo supiera que eso era lo que más podía llegar a desear. Por un momento sintió un aire de esperanza viajar hacia ella.

— Tu próxima pareja será muy afortunada.

Pero no quería que dichas esperanzas le dieran alas para volar hacia su fantasía; prefería el suelo, por lo menos en él los pétalos de los árboles y las hojas de los arbustos se podían encontrar, aunque tuvieran que esperarse.

Nota: El árbol de amor es el que esta en media

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Nota: El árbol de amor es el que esta en media.♡

⠀𝑱𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏 𝒅𝒆 𝑺𝒖𝒔𝒑𝒊𝒓𝒐𝒔 ִֶָ  𝐸𝑣𝑒𝑟𝑔𝑙𝑜𝑤Where stories live. Discover now