28. Adolescentes de medio siglo. (+18)

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La relación que Luke y Tete llevaban era inusual... Inusual, claro, en aquel siglo: uno en el que la gente no percibía sus propios instintos ni sentimientos. A ojos de Yunki, sin embrgo, eran de lo más común: un par de vírgenes que se tentaron a explorar su sexualidad complaciéndose mutuamente, hasta aquel día, limitados a besos temerosos, caricias curiosas y algo de sexo oral cual santo grial.

El jefecito despertó de un brinco tras el portazo que Luke dio descuidado al salir corriendo de la casa. Jung rió en su cama, acomodándose para dormir.

-¿Crees que Luke consiga lo que quiere? -preguntó el cuidador tentado al chisme, dejando la casa oscurecer por completo, a las estrellas mostrarse en el cielo- Tete se enojó con él.

-Luke puede ser un genio... uno muy estúpido. Fijo va a dormir en el suelo.

Yunki rió somnoliento, dispuesto a seguir durmiendo. No iba a hacerse cargo de lo que resultara del encuentro de esos dos, no era su padre y ni aunque lo fuera iba a entrometerse en asuntos íntimos. «Mis padres jamás charlaron una mierda sobre sexualidad conmigo», rezongó. "¿Y no me morí en el intento?", era lo que debía pensar pero... «Quizá... de haber recibido algo de apoyo al respecto en esos años difíciles e inciertos, no hubiese sufrido como lo hice. No hubiese muerto».

«Mmh... Mañana hablaré con ellos, de alguna incómoda y engorrosa manera». Odiaba preocuparse más de la cuenta. Desconocía que la voluntad de Tete era blanda como un flan y que la primera vez de esos dos ya iba en marcha.

«Esto será fácil y divertido; sólo ganancias», Luke tenía una forma extraña de abordar las cosas. Creyendo haber solucionado todos sus problemas, se relajó y extasió rozando y besando la piel canela gentilmente ofrecida por su «¡Oh! Sí~ Mi novio. Todo esto es mío». Anhelaba marcarlo a mordidas, sin percatarse de que eran en realidad sus chupetones los que estaban causando estragos en la piel ajena.

Tete estaba en otro planeta, su cuerpo sentía escurrir como mantequilla sobre un sartén, flácido, salvo por una pequeña porción de él que notificaba su existencia endureciendo como piedra. Se dejó mimar a ojos cerrados por los besos que descendieron lentamente desde su cuello hasta la punta de su falo, donde fue engullido, «justo como estaba esperando...» Sus manos titubearon en el aire deseando agarrarle la cabeza para estropearle la garganta a Luke de una buena vez, su sonrisa socarrona era tan confiada como la de su novio; ambos estaban "seguros" de lo que en realidad no tenían idea.

Su verdadero problema como pareja estaba a punto de ser expuesto.

-¡Oye! -Tete se exaltó, presionó con fuerza capturando al dedo intruso que se deslizó dentro de él con suavidad. Luke se irguió liberando su boca, atento como suricata a la nueva queja ¿Qué había hecho mal?

-Ah ¿No podía aún? -el astrofísico intrigado no veía fallas en su lógica. «Lo hice bien, estoy seguro de que no te he dañado».

Tete iba a estallar de frustración y vergüenza buscando palabras para explicar su punto. Su cerebro se había fundido. Necesitaba expulsar al intruso que halló lugar más adentro de él con inexplicable suavidad y descaro... Ni una palabra salió íntegra de su ataque de nervios.

-¡N-nooo~! Tú no tienes que hacer eso; yo lo haré -aquel... aquel sería un problema.

-¿Te vas a preparar tú solo? -sentándose entre sus piernas, posando los codos sobre las rodillas separadas del contrario, Luke lo vio de reojo. «Dócil y expuesto, invitándome de forma implícita ¿No estarás pensando que yo...?»

-No; voy a prepararte a ti -Tete estaba decidido. Luke rió de su determinación, sin intención de ofender. Tragó su sonrisa de golpe al ver el enfado de Tete- ¡De qué te ríes!

UntermenschDonde viven las historias. Descúbrelo ahora