16. Culpa.

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7 de Marzo de 253 N.E.

5:00 PM.

La recolección de los productos del mar, superando lo incómodo que fue recuperar la concentración y meter los pies al agua helada cuando sus cuerpos ardían, fue bien. El océano en el que Übermensch invirtió sus vidas por dos siglos y medio agradecía generoso haber recuperado la vida, sus productos recolectados a pequeña escala hablaban de una coexistencia armoniosa, en la que la humanidad podía aprovechar la naturaleza de la que era parte sin causar dañino impacto.

Era hermoso de ver. Yunki recordaba claramente el año 93", cuando conoció el mar por primera vez y los moluscos aún persistían en las playas cautivando su curiosidad, desapareciendo lentamente. También la década del 2020, cuando el mar se presentaba estéril, las rocas desprovistas de vida, sin más que basura y restos de fogatas entre ellas... Übermensch hizo algo muy bueno, y algo diabólico... Muy propio de la humanidad y sus cambios.

Además de alegrarse cada vez que admiraba cómo el medio ambiente se recuperaba tras el paso de Untermensch, Yunki tenía nuevos motivos para disfrutar aquella recolección por sobre las anteriores. Llevaba la misma compañía, mas ya no estaban ahí las severas advertencias de un übermensch pasado de histeria que no lo dejaba subir a una roca ni meterse al agua; Jung esta vez lo observaba, atento, preocupado de su bienestar, pero le estaba demostrando confianza. Confianza en sus capacidades, en su juicio en cada maniobra.

¿Qué hacía su compañero dando vueltas, entretenido, sin poner nada en la bolsa? Yunki, terminado el trabajo y sentado en una roca alta, lo observó con curiosidad. «¿Buscas caracolas? ¿Es en serio?», ¿cuándo había visto a 404 perder el tiempo en algo tan inútil como la búsqueda de una caracola vacía? Su expresión alegre al hallar un ejemplar grande, hermoso e intacto, derritió a Yunki. «Eres adorable. Joder; este experimento es el mejor del mundo, me da razones para vivir. Debemos traer a los demás la próxima vez», sonrió de cara al viento, viendo a Jung acercarse y extender orgulloso la caracola ante él... Se quería morir ahí mismo.

— ¿Para mí~?— No lo podía creer.

¿Un Lamborghini, diamantes o una mansión en Florida? ¡Porquerías! Esa caracola era mucho mejor. La sostuvo contra su pecho... Y se largó a llorar desconsolado. «Mierda, eres tan lindo que me haces sentir un desgraciado. Realmente te quiero demasiado, me gustas mucho, pero... No sé. No sé». Estaba asustando a Jung con su reacción; el ex übermensch no entendía qué hizo mal.

—Estoy feliz —aclaró secándose las lágrimas, enseñando su sonrisa de encías rosadas para aclarar las cosas—. También se puede llorar de emoción y felicidad ¿Sabías?

—No, no sabía —«¿ahora me dices?», lo indignaba un poco pasar tales sustos. Ya podía calmarse, todo estaba bien; al parecer había hecho algo que Yunki deseaba sin que se lo pidiese. «Eso me convierte en un buen novio ¿Cierto?... No, espera; no somos».

—Es un lindo gesto de tu parte. Gracias, Jungie, la pondré junto a mi cama.

«Suficiente; vamos a casa antes de que me de un coma diabético contigo y tus dulzuras«». Yunki se puso de pie viendo a su alrededor, cuidadoso de dónde pisar entre las rocas cuando Jung sostuvo su brazo sorpresivamente. «¿Ah?» Alzó la mirada intrigado, topándose con la del contrario a sólo centímetros. El corazón golpeó acusando que algo pasaba. Su cintura fue rodeada, atrayéndolo hasta unir sus vientres. «¿Quieres besarme otra vez? Te estás obsesionando un poco... Quizá sea normal, tras lo reprimido que estaba tu corazoncito», pensó, no obstante la mirada fija de Jung sobre sus ojos no se acercaba a su boca, sólo titubeaba sin sacar palabra, hasta que...

— ¿Puedo ser tu novio?— salió de sus labios con inentendible naturalidad. Yunki iba a desfallecer, aterrado; su interior se retorcía causando un infierno en su interior.

UntermenschWhere stories live. Discover now