Para que Aria lo besara, tuvo que elegir entre molestar o confesar.
'Está hecho.'
¿Por qué no se da por vencida?
En primer lugar, no tenían intención de hacerlo, entonces, ¿por qué se preocupaba por eso?
'Ese…….'
La mirada de Aria tocó los labios rojos de Lloyd.
Luego su gran mano acarició su cabello. Como tocar cerámica frágil. Lloyd le revolvió el pelo ligeramente y luego dijo.
"No te enfermes".
Su mano se deslizó en un instante.
Aria le dio unas palmaditas en el pelo, que todavía estaba caliente sin motivo alguno.
***
“No hay absolutamente ninguna necesidad de que una santa lo lleve sola”.
Había pasado un tiempo desde que Verónica lo contactó llorando con un gran moretón en la cara.
Gabriel se quedó sin palabras por un momento y se sobresaltó hasta el punto de estar aturdido. Preguntó mientras sentía sus ojos brillar en un momento de creciente ira.
¿Qué sucedió?
¿Quién hizo eso?
– ……
Sin embargo, Verónica cortó el contacto con él ese día, solo derramó lágrimas sin decir una palabra. Y sus heridas aumentaban día a día.
Gabriel estaba nervioso.
No podía salir de la habitación porque estaba nervioso, levantando y soltando el dispositivo de comunicación todos los días.
Estaba tan abrumado en su corazón que cada vez que ella lo contactaba, le rogaba que hablara con él.
- Puaj…….
Entonces Verónica gimió un poco. Puso su esbelta mano en el costado por un momento, luego rápidamente fingió que no pasaba nada.
Pero Gabriel ya lo había visto claro.
"Entonces, al menos dime de quién es el trabajo".
Verónica se quedó en silencio durante mucho tiempo.
Y la punta de su boca, que había vacilado varias veces, estaba abierta por fin.
***
“¡Santa Verónica!”
Ella estaba bajando las escaleras. Verónica escuchó el sonido de pisotones y carreras.
Ella sonrió y volvió la cabeza.
"Hermano Barom".
Barom, que llegó vestido a toda prisa, estuvo un rato agitado.
"¿Tienes algo conmigo?"
"¿Es hermana?"
"¿Sí?"
"¿La hermana lo hizo?"
Preguntó ferozmente. ¿Qué quiso decir cuando de repente está así? Si preguntaba eso Y, ¿quién lo entendería?
Es porque era tan incapaz de lidiar con eso.
Casi chasqueó la lengua.
Verónica le dirigió una mirada triste que emanaba de lo más profundo de su corazón, y extendió su mano hacia él.
"Hermano, por favor cálmate..."
"¡Guardarlo!"
"Ah".
