Capítulo 11 (La Expedición)

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Tres días después, Selene caminaba por las calles de lo que hasta hace poco había sido una ciudad que ahora sólo podía ser el escenario de una pesadilla. El hedor era insoportable. Se cubrió el rostro con un pañuelo generosamente impregnado de esencia de flor de paz en un intento por filtrar parte de aquella pestilencia. Pero tan sólo tuvo éxito en parte.

Fuegos que tendrían que haberse consumido por sí mismos, o haberse abatido al menos un poco por falta de combustible, continuaban ardiendo y las llamas alcanzaban gran altura.

Selene supo así que eran obra de una magia tenebrosa. La fetidez de la putrefacción se mezclaba con el olor acre del humo que le irritaba los ojos y la garganta.

Los cuerpos yacían en el lugar donde habían caído, la mayoría de ellos desarmados. Las lágrimas se acumulaban en los ojos de Selene y se deslizaban por sus mejillas mientras avanzaba como sumida en un trance, pasando por encima de los hinchados cadáveres con sumo cuidado. Un quejido de angustia se le escapó en cuanto recordó como David había abandonado la vida en sus brazos justo en estas mismas calles.

Selene cerró los ojos. No quería recordar ese terrible momento que había tenido lugar hace tan poco. No quería recordar el aspecto de David mientras yacía moribundo en sus brazos. Lo frío, iracundo y distante que le había parecido. Habría deseado lanzarse a sus brazos para obligarlo a quedarse junto a ella.

Selene tropezó con un cuerpo y sus ojos contemplaron de nuevo el horror que habían desatado esas malditas criaturas que hace muy poco aún eran humanas

"¿Selene? ¡Selene espera!"

Selene se sobresaltó y abandonó repentinamente el desagradable trance gracias a una voz familiar que pertenecía a... Lena. Una extraña sensación de alivio la invadió al volverse en la dirección de la que provenía el saludo.

Selene hizo una mueca. Lena se percató ello, iba atreviada con una armadura que la cubría por entera a pesar del calor causado por esos fuegos que ardían de manera anti natural. Se acercó con celeridad a Selene. En aquel momento su estatura y aspecto transmitían a Selene una mayor imponencia de la que jamás vio en ella.

No la abrazó, sino que la tomó con delicadeza de los brazos

con la intención de hacerle sentirse cómoda.

"Supuse que te encontraría aquí. ¿Por qué has venido aquí Selene?" Preguntó lena

"Necesitaba venir yo sola, necesitaba llorarlo yo sola" Respondió Selene mientras sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas

Una punzada de dolor atravesó las duras facciones de lena y la mujer asintió.

"Siempre supo tratar bien a los hombres que le han servido. Saben que se Preocupaba realmente por ellos, sabían que él daría su vida por ellos. Igual que el daría su vida por ti" Le contestó lena. Aquellas palabras estaban teñidas de pesar. Eran ciertas, ya que en su momento David se había merecido contar con una devoción incondicional

"Intenté detenerlo" reiteró Selene mientras lagrimas bajaban por sus mejillas

"Entonces... él..."Con un gesto señaló en vano al número casi inconcebible de muertos que les hacían compañía en silencio. Se preguntó por enésima vez si podría haber hecho algo más para impedir aquello; sí de haber Dado con los golpes correctos para matar a esa bestia, habría podido salvar a David—. Pero fracasé.

Te he fallado, David. He fallado a toda esta gente... Me he fallado a mí misma, pensó Selene.

La suave mano de Lena se posó sobre el esbelto hombro de Selene y entonces dijo:

"No seas tan dura contigo misma, Selene"

"¿Tan obvio resulta que me siento responsable? "Comentó, sonriendo con desgana.

"Cualquiera que albergue una migaja de compasión en su corazón se preguntaría lo mismo que tú, lo mismo que yo." Le respondió Lena

Selene alzó la mirada, sorprendida por la confesión que acababa de escuchar.

"¿Tu también?" Le interrogó Selene

Lena asintió; tenía los ojos inyectados en sangre a causa de la fatiga, y en las profundidades de su mirada detectó un sufrimiento tan tremendo que conmovió a Selene.

"El pasado, pasado está, y las decisiones que tomaste no pueden deshacerse. Los dos debemos mirar al futuro, Selene. Tú no has tenido nada que ver con esta... masacre." Le respondió lena con una pequeña y triste sonrisa

Selene reflexiono sobre las palabras de lena mientras giraba y observaba los cadáveres.

"Ahora sabemos que los muertos pueden alzarse de la muerte para llevar una existencia que no puede calificarse como vida y que los demonios existen realmente. Me pregunto si existirán también otros fenómenos que creíamos que sólo habitaban en el territorio del mito, como pueden ser los fantasmas. Si es así, David camina directo hacia las fauces del mayor de los espantos." Dijo Selene

Lena hizo una pequeña reverencia ante ella y añadió:

"Aléjate de este lugar, mi señora."

"No, aún no estoy preparada" contestó Selene negando con la cabeza.

Lena intentó descifrar la mirada de Selene y, acto seguido, asintió y se marchó. Selene observó a lena alejarse poco a poco.

El hedor comenzaba a superar los límites que su testarudez le permitía soportar. Aun así, Selene se detuvo para echar un vistazo rápido a su alrededor. Una parte de ella se preguntaba por qué se hallaba en aquel lugar; la otra conocía la respuesta. Se encontraba allí para que aquellas imágenes quedarán grabadas a fuego en su mente, para entender la verdadera gravedad de lo que había sucedido. Nunca, jamás debía olvidarlo. Si bien desconocía si David podría desandar o no el camino elegido, sí sabía que lo que allí había ocurrido no debería convertirse jamás en una mera nota a pie de página en los libros de historia.

Entonces Selene recordó las últimas palabras que le dijo medivh cuando hablaron por última vez:

"Tú debes llevar a tu gente al oeste, a las antiguas tierras de Kalimdor. Sólo allí podrán combatir con las sombras y salvar este mundo de las llamas."

Las palabras de Medivh retumbaron en su mente mientras recordaba. La silueta del profeta cuando menguó y cambió de forma. Se convirtió de nuevo en la de un pájaro negro que ascendió a gran velocidad hacia el cielo con un poderoso batir de alas. De algún modo, en cuanto le pasó rozando la cara, Selene percibió que el aire que desplazaron esas alas negras no olía a carroña, ni a humo, ni a muerte. Olía a aire limpio y fresco.

A esperanza.

Días después Selene comenzó con se había acordado los preparativos para el gran viaje. Siguiendo la advertencia del profeta preparó una gran expedición para viajar a través del mar angosto rumbo hacia aquella tierra misteriosa. Gracias a su valor y determinación Selene se ganó el respeto casi absoluto del aquelarre y además ahora ella representaba algo que se había perdido hace mucho tiempo... La esperanza.

Muchos de los de su especie la siguieron, aunque muchos otros no lo hicieron. La mayoría de habitantes del aquelarre y ancianos la escucharon, también parte del ejército sobreviviente de David también la acompañó.

También la siguieron muchos humanos sobrevivientes al primer ataque del Azote de la plaga, al igual que numerosos repartidores de muerte sobrevivientes.

Pero otros prefirieron quedarse y luchar contra la plaga. Mientras que por otro lado Selene formó una gran expedición conformada por soldados y civiles. Sabiendo que las tierras del Este no podían salvarse se adentraron en el mar y viajaron hacia Kalimdor.

Un nuevo comienzoWhere stories live. Discover now