23 - Todas la quieren

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Eran las siete en punto de la mañana, Julieta no se podía creer que estaría allí, formada a esa hora en un viernes. Había perdido sus clases en línea, todo por la culpa de su hermano.

Paola, quien la habia llevado hasta el lugar, veía a su amiga divertida. Okay, aun faltaban horas para sus clases, pero Julieta se encontraba fastidiada.

— ¿ quieres dejarme de ver así? — pidió a su amiga.

— Es que lo siento, pero a mi me causa gracia toda está situación.

Paola no pudo evitar soltar una risa, ante la mirada molesta de Julieta. Esta última, simplemente suspiro pesadamente.

— no le veo lo divertido, tengo veinte años, ¿ por que Jorge me tiene que cuidar así?

— Por que eres su hermana menor, juls. — tomó a su amiga de las manos — por que busca lo mejor para ti, y por que Sebastián se las ingenio.

Aunque Paola le decía la verdad, que Jorge solo trataba de cuidarla y ver por ella, no podía evitar seguir divertida por todo esto.

Y tenía razón en lo último, Sebastián se las había ingeniado, logró hacer que su amigo, le confiara el cuidado de su hermana.

Julieta debía aceptar, que estaba bajo el poder de Sebastián. Y simplemente, no sabía si eso era placentero o peligroso.

Última llamada para abordar en destino a Monterrey, Nuevo León  .


Julieta suspiro y abrazo a su amiga, solo sería por unos cuantos días, pero ambas sabían que esto sería como una aventura.

Cuando se terminaron de despedir, la chica de cabello dorado hizo todo los procedimientos debidos para abordar.

Sería una gran aventura, esperaba.






•••







Julieta se encontraba buscando entre la gente, a Sebastián. Quien le había descrito su vestimenta.

Sudadera blanca, jeans de mezclilla y tenis negros.

Finalmente logro verlo, Sebastián sonrió aun con el cubre bocas puesto, lo mismo hizo Julieta. La chica camino arrastrando su maleta y en cuanto llego a donde Sebastián, ambos se abrazaron fuertemente.

Julieta aspiro el olor tan varonil de Sebastián, el de por su desprendía un olor agradable, mucho más cuando se mezclaba con su colonia.

— Al fin estás aquí — murmura Sebastián en el oído de Julieta.

— No por las mejores circunstancias, debo decir — responde la chica separándose de el.

Sebastián alza las cejas arriba y abajo, causando desconcierto en Julieta. Aun así, logró entender que era para no hablar del tema ahí.

— Te ayudó.

Sebastián toma la maleta de Julieta con una de sus manos, con el brazo libre, rodea los hombros de Julieta para así empezar a caminar.

No tardan en llegar al auto de Sebastián, en donde el sube la maleta dentro de la cajuela. Después rodea su auto, se sube y se acomoda bien en su lugar para después; comenzar a conducir  a su apartamento.


Uno Más / Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora