Capítulo 54

2.1K 299 18
                                    

-También es un gusto verte...-Se quedó en silencio sin saber si decir mi nombre.

Ya entiendo su situación así que no necesito dar segundas vueltas con respecto a este asunto.

Puedo curarla hoy pero eso sería demasiado bueno y con pocas ganancias...

Además de que necesito que su esposa esté medianamente bien y que confíe en mí para que la deje conmigo y caiga en la trampa de los Himejima.

-Llámame Mal. Mi nombre completo suele darme mala fama.-Realmente no me importa pero prefiero el acrónimo.

Siento que representa bien lo que soy.

-Bien, ¿Qué es lo que buscas?-Miré los alrededores mirando lo que vine a buscar.

Vine a rezar después de todo.

-Sólo busco hacer una plegaria a nuestros Dioses Sintoístas. Para eso es este templo... ¿Verdad?-Di una sonrisa inocente al preocupado Barakiel.

De repente la niña junto a Barakiel que no dejaba de mirarme atentamente dio un paso al frente.

-Ho-Hola Mal-chan...-Sonreí al verla nerviosa, algo que ella notó y solo empeoró la situación.

Sus ojos violetas parecían tener un destello en ellos al verme.

-Hola... Akeno~.-Pensar que esta adorable niña será una completa sádica...

Me interesan los desafíos.

-¿Qu-Quieres que te enseñe a rezar?-Akeno miraba al suelo.

Kuroka a mi lado clavó un poco sus uñas en mi brazo.

Está de acuerdo con que tenga un Harem pero se niega a compartirme con cualquiera, no me agrada esa idea pero sé que si lo deseo puedo agregar a quien quiera al final.

-Me encantaría~.-Dije dando mi mejor sonrisa.

Parece que esto será fácil.

---------------------------------------------------------

Analizando cada movimiento que daba aquel demonio su preocupación por su hija aumentó.

¿Por qué de repente quiso irse con él?

No sintió nada de mana en el aire y por ello sabía que no uso su Encanto de demonio para manipularla. Debido a que su hija no tenía ningún amigo no tuvo corazón para negarse el socializar con gente de su edad.

Aún así los siguió con cautela, su esposa se encontraba delicada y no podía arriesgarse a que el niño frente a él intente algo.

Sabía que los demonios no eran como en el pasado pero eso no significaba que dejaran de ser unos embusteros y manipuladores psicópatas que engañaban gente para convertir en esclavos.

No se creía mejor que ellos pero le molesta la hipocresía mostrada por los demonios durante las charlas de paz después de lo sucedido durante el régimen de los Antiguos Reyes Demonio.

Mirando como Maluch parecía tomarse enserio las instrucciones de Akeno sobre cómo rezar no pudo evitar sospechar aún más.

El no poder comprender a tu enemigo es tener el peor escenario posible frente a ti.

La niña junto a Maluch rezo por tener muchos hijos con él cuando un tonto drama entre los niños. Después de unas bromas más todos parecían comenzar a llevarse bien.

No pudo evitar fijarse en cómo sonreía su hija al finalmente poder jugar con alguien más, suspirando y dejando que su preocupación por su esposa dejó a los niños bajo la vigilancia su equipo y de un familiar con forma de cuervo.

El Hijo de la Destrucción Where stories live. Discover now