Capítulo 39

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Una montaña de oro estaba atrás de mi, un ejército entero bien entrenado estaba de rodillas y yo estaba centrado en calma sobre un trono de oro puro.

Los ropajes que ahora llevaba eran de la seda más fia, el oro más puro y las joyas con cortes perfectos.

Mi piel se había bronceado sin que lo note, mi aspecto ahora un poco más salvaje por mis colmillos afilados y cabello rebelde me hacia ver como un maldito modelo.

Me tomó una noche conquistar este lugar, los otros Dioses se ocultaron pero una vez mate a Ra este universo se verá sumido en un apocalipsis.

Sin un Dios del Sol, este se volverá uno rojo antes de desvanecerse matando a todo lo que no sobreviva el frio del espacio.

Aunque decirle frío es exagerar, simplemente sería le inexistencia del sol, el espacio no tiene temperatura.

Mis nuevos ojos me permitían vigilar todo lo que pasa a mi entorno cuando me concentró al punto que veo el flujo de maná que tiene el mundo, probablemente soy tan poderoso como mi padre si uso mi Balance Breaker o mi forma de Superdemonio.

Lamentablemente para mi, solo poseo poder puro.

Pero ya arreglaré eso.

Me levanté de mi trono y los soldados comenzaron a temblar.

Después de verte borrar una ciudad con un ataque ya no se atreven ni a mirarme a los ojos.

Almacené todo el oro de Egipto, me refiero a todo.

Incluso destruí edificaciones para extraerlo, aquí probablemente hay una octava parte de todo el oro que tienen los 7 billones de humanos en mi dimensión.

Literalmente vi como un barco surcado los cielos, mis nuevos ojos me permitian mirar más allá de las nubes.

Vi a Ra sentado sobre su barco solar, se veía triste pues el sabe que si no se enfrentaba a Apofis esa noche para matarme a mi, en más allá sería decorado por él.

Mis alas demoníacas salieron de mi espalda y levanté vuelo.

Tarde unos segundos pero me puse mis pies en el barco solar de Ra.

-¿Por qué haces esto?-Su mirada era de preocupación.

Puede sentir la Divinidad en mi, sabe que muchos de sus hijos murieron y que ahora sigue él.

-Necesito poder.-No tenía porque mentir.

El solo asintió con la cabeza.

-Jamas creí que alguien más encontraría este lugar cuando abandoné aquel vacío. Apofis era la excepción pero tu... Tu no debiste haberlo hecho.-El anciano comenzó a llorar.

Puse duro mi corazón, ver un padre llorar por su hijo es una debilidad para mi.

Él se limpió las lágrimas y se puso de pie.

-Perdona a este anciano por ponerse sentimental.-Se colocó una corona en la cabeza mientras empuñaba su lanza.

Caminó hasta la proa del barco y extendió los brazos al sol.

Su tamaño picó a poco comenzó a aumentar mientras su cuerpo levitaba alejándose del barco.

Su altura ahora era de 5 metros y me miraba desde arriba.

Yo me quedé de pie y admiré su forma.

-¿Empezamos?-Preguntó con calma.

-¿No temes por tu vida?-Tenía curiosidad.

Sé que estos Dioses son débiles comparados con los de mi mundo como Odin que barre con cientos de enemigos con un ataque.

Sé que mi actual forma de Superdemonio es capaz de vencerlo y mucho más con el Juggernaut Drive.

El Hijo de la Destrucción Where stories live. Discover now