Capítulo 25

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Por favor matenme...

Ya no puedo más con esto...

Mi cuerpo y mente están agotados...

¡Malditos religiosos y sus rezos!

Mi cabeza está explotando cada cinco minutos porque alguien dice algún versículo o se pone con idioteces sobre Dios bendiciendo a todos los presentes.

Tener migrañas cada 5 minutos te desgasta más rápido de lo que uno creería.

Maldita sea, es peor que tener resaca.

Incluso usando audífonos con heavy metal a todo volumen no evita que el efecto sagrado me lastime.

Y si aun con lo anterior no sabes donde estoy te lo aclaro, me encuentro en un país cuyo territorio fue entregado por un Imperio a una Secta que al tener gran influencia en el pueblo se volvió un aspecto importante a tomar en cuenta en la toma de decisiones de un país.

Ahora son la secta más adinerada del mundo, con tesoros manchados de sangre, historia escrita sobre cadáveres y una ideología jodida por los pedófilos que la predican.

Y si, odio la iglesia.

Me da asco sobre todo porque en las pocas horas que llevo rondeando y analizando los lugares es claro que hay mucha mierda bajo la alfombra.

Sobre todo en esas escuelas para niños, no solo les hablan de los demonios como bastardos sin sentimientos, a sus ojos somos la razón por la que el mundo está mal...

Sé que esto no debería importarme menos, lo que ellos piensen de mí raza es su problema pero...

Si planean matarnos y nos ven así, una vez inicie mi plan de conquista ellos serán parte de los enemigos.

Sé que en unos años habrán las charlas de paz, pero una cosa es lo que hacen y dicen los políticos.

Pero otra es lo que el pueblo piense, si bien seré un soberano eterno no debo masacrar a mi propio pueblo...

Al menos no sin ya haberme ganado el respeto y favor de todos.

Desde ese punto de vista...

Debo destruir el cielo.

*Braaboomm*

Miré al cielo y había una pequeña nube negra en el cielo, esto obviamente no es una coincidencia.

Ese rayo fue una advertencia eh?

Saben que estoy aquí y no les impirta pero de causar problemas, a los Ángeles no les importaría eliminarme.

Estaba por reírme cuando vi a mi objetivo.

Un anciano calvo y gordo con un asqueroso mostacho vestido de blanco con una sonrisa amable en su rostro.

Jejeje te tengo pedazo de basura...

Me alejé del lugar y decidí desparecer entre la multitud.

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-¿Como ha ido el trabajo?-Valper no quería responder pero no tuvo otra opción.

Era su superior y debía responder ante él, su trabajo era secreto y totalmente financiado por la iglesia.

Valper aún recordaba las sonrisas en sus caras cuando les presento su teoría sobre el uso de almas puras como remedio para el problema de los pocos portadores de armas sagradas.

Incluso para una institución tan grande como la iglesia, se podían contar con los dedos de tus manos el número de portadores que ellos controlaban así que cuando el llegó con esta idea, el Vaticano no dudó en otorgarle un lugar para estudiar así como... sujetos de prueba.

El Hijo de la Destrucción Kde žijí příběhy. Začni objevovat