Capítulo 52

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Este lugar debe estar bien.

Estábamos en una casa común, Kuroka a mi lado miraba sonrojada como algunos sirvientes de la familia Gremory arreglaban el lugar para que me quede una semana.

Desde que obtuve mi propia fortuna decidí comprar algunos sirvientes que trabajan directamente bajo órdenes de Kuroka.

No son combatientes así que ella los trata como esclavos y con lo floja que es hace que de verdad sea un trabajo duro.

Aun así son muy útiles, el problema es que como Kuroka y yo viviremos juntos por una semana se está haciendo ideas problemáticas.

-¿Cuantos gatitos deberíamos tener Nya~?-Suspiré cansado de la misma pregunta.

-Te responderé en unos años.-Kuroka hizo un puchero igual que las últimas 16 veces que hizo la pregunta.-Salgamos a conocer la ciudad. No quiero que Barakiel se preocupe por no verme alrededor.

El ánimo de Kuroka se reanimó al considerar que iríamos a cenar.

Es una glotona, si no tuviera dinero probablemente iría en quiebra con los gastos de lo que ella come.

Revisando si llevo dinero en efectivo salí de la casa.

Suena a pendejada pero no en todos lados aceptan tesoros egipcios como pago y yo no les voy a regalar un lingote de oro de gana.

La ciudad era el estándar japonés, un balance de pequeños edificios, un templo y bastante naturaleza.

Hermoso considerando que hay ciudades llenas de basura.

Visitamos varios restaurantes hasta que Kuroka finalmente calmó su apetito en una tienda de pescado.

Si, la llevé a comer en restaurantes costosos pero su comida favorita siempre ha sido el pescado asado.

¿Por qué?

Ni puta idea.

Ni el caviar le gusta tanto.

Como siempre después de comer tomaba una siesta en su forma gatuna mientras yo la acaricio.

Estaba recostado junto al rio, la noche había caído y Kuroka estaba profundamente dormida sobre mis piernas mientras le acariciaba las orejas.

-Amigo cuervo... ¿Pasarás todo el día vigilando me o saldrás para hablar?-Sonreí al cuerpo que descansaba sobre un árbol a mis espaldas.

*Croa*

Me reí entre dientes.

-Aunque estuvieras a mil metros de mi reconocería al Rayo Sagrado Barakiel. Un Ángel Caído de alto nivel y mano derecha de Azazel. ¿O debería llamarte su asesino?-De repente una lanza de luz estaba acercándose a mi cuello.

No iba a tratar de asesinarme solo quería intimidarme.

Pero esa espada de luz en su mano no se acercó a más de 30 centímetros de mi y desapareció en el aire.

-Vuelve a intentar algo así y te mataré.-Kuroka ya tenía sus garras apuntando al cuello de Barakiel.

Una gota de sangre había aparecido en su cuello aún sin que Kuroka lo toque.

-Gracias Kuroka pero solo queremos hablar. ¿Verdad Barakiel?-Sonreí girando mi cabeza.

Noté el claro miedo de Barakiel en sus ojos.

Kuroka usó su Senjutsu para desestabilizar el flujo de Maná que tenía Barakiel anulando su magia, al siguiente instante Kuroka ya lo tenía en sus garras.

El Hijo de la Destrucción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora