Capitulo 26

5.9K 638 33
                                    

Bien, ahora debo hacer algo peligroso.

La razón por la que secuestré a Valper es simple, la misma por la que aún no mato a Walburga.

También porque necesitaba información sobre este lugar.

Lo necesito para aumentar mi poder.

Algo interesante es que en este lugar ya no siento esa mirada desde el cielo que me vigilaba.

Supongo que por eso eligieron esta localización, puedo usar mis poderes tanto como quiera y nadie lo sabría...

Sé magia de ilusión pero quiero usar esta oportunidad para medirme en combate contra otros.

Aprovecharé cada batalla, aprenderé de cada una y mejoraré con la práctica.

Desenfundé la katana, era simple y algo que un soldado común llevaría.

Podría usar al lagarto pero quiero hace esto por mi cuenta.

Volé por cinco minutos antes de encontrar una casa bastante grande, y digo casa porque solo le falta piscina y cancha de tenis para ser mansión.

Era una casa grande de tres pisos, había un parqueadero, un lugar que parecía ser un comedor y aparte una zona recreativa para niños.

Se ve que está dividida en distintas habitaciones y que hay más niños de los que se vieron en el anime.

Aprovechando la noche, usé un hechizo básico de ocultación para mirar por las ventanas, para mi sorpresa en el lugar no había guardias pero sentí una presencia fuerte aquí, así como mucha energía sagrada.

En este lugar podría considerarse normal pero era mucha energía, deben ser armas sagradas.

El combate será la última opción, lo principal es robar la información y lo segundo llevarme la espada sagrada que siento en este lugar y si existe la posibilidad de salvar a los niños lo haré, pero si no llega a suceder...

Solo salvaré a Kiba.

No me malentiendas pero no planeo sacrificarme por gente que no conozco.

Abrí una ventana del segundo piso y me escabulli en silencio.

Apenas entré tuve que arrimarme contra una pared para ocultarme de un señor algo mayor que dirigía a tres niños hacia una habitación.

....Maldita sea, no quiero tener la idea de que dejé que algo así pasara.

Me odio a mi mismo por esto, y sé que me voy a arrepentir.

Lo seguí en silencio y cuando entraron el les dijo a los niños que se voltearan.

Miré hacia los niños y todos tenían menos de 8 años, unos años menores que yo.

Ver sus rostros vacíos y sin vida me daba lástima y la sonrisa depravada del anciano que se quitaba la camisa me llenaba de asco.

Arranqué la camisa de su cuerpo y se la puse en la boca empujándolo tan profundo como pude, no tendría tiempo para torturarlo pero me aseguraré que le duela.

Aprovechando que estaba derribado en el piso aplasté su mano para que no la moviera y patee su cara.

Clavé mi katana en su estomago y empezó a gruñir y quedarse, cual cerdo en matadero trató de apartarme pero para mi sorpresa los tres niños se unieron para retener uno de sus brazos.

Sus piernas se movían pero cada vez perdía más sangre y mi katana se adentraba en su cuerpo.

Sus ojos hicieron contacto con los míos y lo vi...

El Hijo de la Destrucción Where stories live. Discover now