Si ella quería o si yo daba la orden, su cabeza estaría rodando por el suelo.

-Bien, hablemos.-Es un soldado al final, su mente está entrenada para ignorar su miedo y obtener el mejor resultado posible.

Kuroka finalmente se apartó regresando a su forma gatuna recostada en mi regazo, esta vez mirando atentamente a Barakiel.

Lo creas o no, las habilidades de Kuroka son perfectas para el asesinato, su sigilo natural, rápida reacción, ataques letales, entre muchos otros la vuelven la asesina perfecta.

Solo necesito entrenarlos un poco más y mi mano derecha será también mi mejor carta.

Acaricié a Kuroka complacido, ella sintiendo mis emociones gracias al Senjutsu parecía feliz.

-Supongo tienes muchas preguntas pero antes de eso exijo saber una cosa.-Barakiel me miró con seriedad.-¿Azazel sabe que estoy aquí?

Esta parte era importante, él es el único que sabría que esto es un plan mío.

De funcionar ganaré muchos aliados y evitaré más cambios del canon pues según mis cálculos Akeno jamás se uniría a la nobleza de Rias.

¿Cómo lo se?

Envié a Kuroka a recopilar información, ellos saben de Akeno pero no las han encontrado aun cua do este evento debía pasar hace varios años y de manera autónoma.

Sin embargo mis acciones en Rumanía alteraron el mapa político de las Facciones, en Japón después de que Cleria acepte a los Nekoshou en Kuoh también cambiaron algunas leyes para evitar problemas su estos se salían de control.

El efecto mariposa.

Por eso estoy aquí, debo asegurarme que se cumpla este destino.

Akeno debe estar junto a Rias, ella será su pilar emocional así como su mejor amiga.

Fui yo quien le envió de manera anónima esta información a ese Clan Sagrado, ahora ellos deben estar preparando un plan para que Barakiel se aparte de su familia y puedan atacar.

-No lo sabe, he decidido que de ser necesario actuar debe quedar entre nosotros. ¿Te parece?-Asentí con la cabeza.

Es la manera simple de decir, si nos peleamos nos matamos sin involucrar a nadie más.

Si nos matamos quedaría entre nosotros y no queríamos que esto escale a otras personas.

Me sorprende que sea capaz de ver debajo de mi máscara de mocoso arrogante, supongo que los miles de años viviendo no han sido en vano.

-Bien, puedes preguntar lo que quieras responderé con la verdad. Solo te diré que la razón por la que estoy no te la puedo decir.-Me encogí de hombros ante su mirada severa.

-¿Y que diablos se supone debo preguntar entonces?-Su ceja poblada temblaba mirándome enojado.-No me interesa nada aparte de lo que quieres en este específico lugar.

Tenía razón en esto, nadie sospecharía que el uno de los Ángeles Caídos más poderosos vive aquí junto a su familia y es que todo aqui es muy común.

Es solo una ciudad cualquiera, ni siquiera menoricé el nombre de este lugar.

-Lo lamento pero no te diré la razón. Aun así puedo darte mi palabra de que mis motivos aquí no son malvados y que en el futuro vas a agradecerme.-Lo miré con la misma intensidad mientras me ponía de pie.

Quiero tomar una ducha.

-No te sustes pero mañana pasaré por el templo, si quieres vigilar desde la sombras hazlo pero me gustaría que estés allí.-Mis alas se extendieron y volé lentamente a casa.

Nadie necesita saber que sé manipular Ki, al menos no por ahora.

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Llegó a casa suspirando.

Realmente era agotador seguir a dos mocosos por toda la ciudad

Creía que tratarían de recopilar inteligencia del lugar pero eso solo parecía una cita, aunque eran bastante jóvenes para que piensen en esas cosas...

La puerta se abrio de repente y allí estaban ellas...

La razón de su felicidad.

La paz para su alma cansada de guerra.

-¡Papi!-Su Hija corrió a sus brazos dándole una cálida bienvenida.

Acababa de regresar de una misión cuando notó el barco que sigilosamente surcada los cielos.

Jamás creyó que vería ese barco fuera de los libros pero allis estaba y sobre este dos jóvenes Demonios.

Miró a los ojos de su esposa, ella de inmediato entendió que tenían tenían de que hablar.

Aun así ella le dio la bienvenida con un beso bastante apasionado y una so risa traviesa.

Se puso nervioso de repente, era la primera persona en su vida que entendía su afición extraña y lo apoyaba en esta.

Este era su hogar.

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El Hijo de la Destrucción Where stories live. Discover now