“Se dice que cuando te besas en la mejilla bajo las llamas, tu primer amor se hará realidad”.
¿Tiene la edad suficiente para creer eso?
"Si el agua de flor teñida en tus uñas en verano permanece hasta la primera nevada, tu primer amor se hará realidad, algo así."
Marronnier miró la mejilla de Aria como si estuviera arrepentido.
“Aun así, ni siquiera deberías pensar en superar al que lo posee…”
Puso su mano sobre su conciencia y dijo.
“Es un acto de abandono de la humanidad”.
Entonces Vincent sonrió y agregó.
“Y es el acto de abandonar la propia vida. Un día desaparecerás sin un sonido, un rumor o un rastro.”
Al escuchar esas palabras, Marronnier suspiró y tembló mientras respiraba profundamente.
'¿De qué clase de cuento de hadas estás hablando?'
Aria sintió que hablaban innecesariamente en serio acerca de besarse en la mejilla, haciéndolos lindos.
Teniendo en cuenta todas las culturas promiscuas que se ven en la sociedad noble, eso fue casi un saludo ligero.
"Debes estar triste porque no vino".
Entonces Vincent dijo en broma.
"Incluso si no pudieras compartir el beso del juramento, habría sido una oportunidad para probar el beso del juramento".
Debe haber estado hablando de lo que pasó en la boda.
Aria escribió una nueva nota en su tarjeta en lugar de enfurecerse por la flagrante provocación del niño.
[Sir Cloud, Sir Vincent tiene algo que hablar contigo allí.]
Luego le entregó la tarjeta al caballero y señaló la parte inferior de un árbol a lo lejos.
A pesar de que estaba lejos, estaba en un lugar alto, por lo que era una posición donde podía ver la situación desde donde estaba Aria de un vistazo.
En otras palabras, significaba que no era demasiado para él dejar el lugar por un tiempo.
"Tengo que escoltar a la joven señora, así que sea breve".
“¡Qué tontería… ack!”
Y Vincent fue arrastrado como un pedazo de papel con el agarre ignorante de Cloud.
***
Invierno a la edad de 11 años.
Aria caminó sobre la nieve blanca y pura que nadie había pisado y subió la empinada colina.
No mucho después de eso, apareció la cabaña del guardián de los cotos de caza, cubierta de blanco por la nieve apilada hasta el techo.
“¡Joven señorita! ¡Bienvenidos!"
En la colina, el guardián de los terrenos de caza agitó los brazos y gritó en voz alta.
El cuidador del establo, que caminaba en silencio detrás de Aria, se quejó: "Si va a saltar arriba y abajo con ese tamaño, entonces habrá una avalancha "
'Frío.'
Con cada exhalación de su pálido aliento, el brumoso aliento oscurecía su visión y luego desaparecía.
Dana dijo mientras Aria agarraba su abrigo con más fuerza.
“Caliéntate en la choza junto al fuego, te haré un poco de cacao.”
