𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

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—Ares no canta, Natalie. ¿Y canciones de amor? —alzó una ceja— No creo que haya sido por cosas de la vida.

—¿Es insinúas, Hidalgo? —alcé una ceja.

—Que la "razón" —hizo las Comillas con sus dedos— por la cual Ares cantó; tiene nombre y apellido. —sonrió pícaro.

—¿Y cuál sería esa "razón"? —pregunté.

—Me puedo hacer una idea. —sonrió— y me trae paz ver quien es la culpable de poner a Ares en ese ánimo. Me alegra ver que es una buena chica. —sonrió de lado.

—¿Conoces a la chica? —intenté disimular.

Artemis rodó los ojos. —Vete de aquí. —rió.

Reí y me levante para caminar a la puerta. —Adiós, Artemis.

—Adiós, "razón". —rió a carcajadas.

Mis mejillas se pusieron rozadas y salí estampando la puerta.

—¡Es obvio! ¡No sabes disimular! —gritó desde adentro.

Caminé a paso rápido a la salida de la casa. Ares estaba en el trabajo con Sammy y Apolo estaba en mi casa con los niños.

¿Sofia? Ni puta idea. Pero mientras no esté en mi campo de vista, estoy bien.

-

Llegué al trabajo un poco tarde. Me puse el delantal y comencé a tomar órdenes tan pronto como pude.

El lugar estaba lleno y no tuve tiempo ni de saludar a Sammy o a mi chico.

Cuando por fin el jaleo se calma, me acerco a Sammy para darle un abrazo.

—Hola. —saluda ella con una sonrisa.

—Hola, mi vida. —sonreí.

—Te has perdido. —reclamó.

—Te he visto a diario en el trabajo. —rodé los ojos riendo.

—Pero no escribís, no llamas, no nada. —se cruzó de brazos.

—Lo lamento. —sonreí de lado— Te lo puedo reponer con una salida a comer helado a tu lugar favorito.

Sammy me planto un gran beso en la mejilla. —Esas son las disculpas que me gustan. —dijo con una sonrisa antes de irse a atender al cliente que la llamaba.

Me acerqué a Ares para darle un abrazo por la espalda y meter mis manos bajo su camisa para tocar su abdomen. —Hola. —susurré.

—Hola, Nat. —escuché ese tono de poco animado en su voz.

Sonreí. —Un pajarito me contó que alguien anda cantando en la ducha mientras piensa en mi. —sonreí con suficiencia.

—Pff. Mentira. —se giró para verme a los ojos.

Se recargó en el mostrador y mis manos seguían bajo su camisa.

—¿Mentira, flaco? —hice referencia a la canción.

—Solo me apeteció cantar esa canción. —se encogió de hombros.

—Ajá. Y tú solo eres mi mejor amigo. —reí.

—No cante pensando en ti. —negó— Ni siquiera eres mi tipo. —negó nuevamente,

Sonreí. —No soy tu tipo, sin embargo, me besas, me abrazas, me dices que me amas, dejas que toque tu abdomen y que te haga lo que yo quiera. —sonreí con seguridad.

Una sonrisa cerrada de lado apareció en los labios de Ares. —Bueno —rodó sus ojos— Quizás sí canté eso pensando en ti. Pero, créeme —se acercó a mi oído— no es lo único que hago pensando en ti. —plantó un beso en mi cuello y se separó para verme a los ojos con una sonrisa llena de picardía.

Mis mejillas ardieron por la sangre en ellas, mi corazón se aceleró y mi sonrisa se mantuvo.

—¿Sacando tu lado pervertido conmigo, Dios Griego? —alcé una ceja.

Ares me miró confundido. —¿De que hablas? Yo decía que me quedaba dormido pensando en ti. —sonrió pícaramente— ¿Que pensaste, Bruja? —alzó una ceja.

Soy una pervertida.

La sangre se apresuró en mis mejillas, quité mis manos de su abdomen y le aparté la mirada. Me quede estática en mi lugar.

—Yo... —tragué saliva— nada.

Ares se volvió a acercar a mi oído. —Solo te estaba molestando. Sabes que hablábamos de la misma cosa. Espero que tú hagas lo mismo pensando en mi, Bruja. —musitó con un tono de voz seductor.

Respiraba profundamente en un intento de calmar mis hormonas.

—Siempre supe que tienes un lado pervertido, pero nunca le vi. Ahora que lo he visto, me encanta. —se separó y me miró a los ojos con una sonrisa torcida.

—Maldito Ares, me pusiste nerviosa. —musité apartando la mirada.

—No seas ofensiva. —se cruzó de brazos— Tú me pones duro con solo mirarme y yo no te digo maldita, ¿o sí? —alzó una ceja.

—Nunca te he visto duro cerca de mi. —pregunté más alto de lo que tenía planeado.

—No me has visto porque sé disimular, Natalie. Pero, ¿no quieres sentirme? —susurró con una sonrisa llena de lujuria.

—Hola, me da un expreso doble. —un cliente tocó la campanera del mostrador.

Gracias, Dios.

La sonrisa en el rostro de Ares se volvió en una mueca de cansancio, estaba irritado porque nos interrumpieron. Rodó los ojos y se giró para tomar la orden del cliente. Yo comencé a preparar el café.

Mi respiración se calmaba poco a poco mientras miraba el líquido negro caer de la máquina hacia la taza de porcelana.

Mi teléfono suena en mi pantalón y lo saco para ver el mensaje sin necesidad de desbloquearlo.

Mi Hidalgo ❤️

"No siempre te salvarán los clientes, Bruja"

Me giró para ver a Ares, quien me guiña un ojo con malicia antes de volver a su trabajo.

¿Cómo se respiraba?

-

Ya para el otro jaja.

Las miré muy cómoda con que Ares y Natalie iban bien y nadie se metía jaja <3 no se enojen.

¿Les gustó el cap?

Canción a recomendar: Call out my name- The weeknd.

-A.

𝐂𝐫𝐞𝐨... 𝐜𝐫𝐞𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora