𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

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—Artemis, ¿Podemos hablar? —pedí entrando a su cuarto.

—Claro. —asintió.

Me senté en su cama. —¿Que crees que podemos hacer con Sofía?

Artemis hizo cara de asco mientras miraba la pantalla de su ordenador. —Ya hablé con mi abogado. Como la casa está a no,break de mi padre, él puede decidir si se queda o no. Pero yo le pondré una orden de alojamiento de Claudia, de Apolo, De Ares, De Sammy, De ti, de todos. Quiero a esa mujer lejos de nuestras vidas. —suspiró.

Me quedé en silencio un rato. —¿Que ha pasado con Claudia? —pregunte jugando con mis manos sobre mi regazo.

Una sonrisa se formó en los labios de Artemis. —Ella comprendió toda la situación. —dijo con una sonrisa— y hoy la invité a cenar. —su sonrisa se amplificó.

—¿Alguna razón en especial? —sonreí.

—¿Pedirle matrimonio cuenta como razón especial?

Cubrí mi boca con mis manos. —¡No puede ser! —tomé una almohada y me la puse sobre la boca para ahogar un grito de emoción.

—Shh. —rió— No quiero que digas nada.

—No prometo nada. —comencé a dar saltitos en mi lugar.

—En serio, Black. —pidió.

—Bien, bien. Lo prometo. —levanté mi mano en señal de promesa.

—Gracias.

—¿Pero Sofía no había escondido los anillos? —alcé una ceja.

—Sí. Así fue. Pero le dije que no me puede quitar mis cosas porque no tiene ningún poder sobre mi... eso y le escondí su teléfono, laptop y iPad hasta que me los diera. —rió.

—Bien hecho, Hidalgo. —sonreí con orgullo— Ahora, ¿tienes mi talla de vestido? Porque el vestido de dama de honor me tiene que quedar Perfecto. ¿Y qué tal los trajes para los best mans? ¿Ya tiene a los padrinos? ¿Donde será la boda? —hable rápidamente.

(No recuerdo cuál era la palabra para damas de honor pero en hombres) (¿damos de honor(?)

—Tranquila, Flash. —rió— hablaremos de todo eso luego de que ella diga que sí.

—Lo hará. —afirme.

—Cambiando el tema, antes de que te dé un infarto por emoción.

—Buena idea, porque ya no siento el brazo izquierdo. —reí.

Artemis rió. —¿Que con Ares? Ahora lo veo más ¿animado? No lo sé. —negó— lo veo incluso más feliz que cuando decía sentir algo por Raquel. Lo veo más... único. Lo noto más abierto. ¿Puedes creer que lo escuché cantar en la ducha? —se giró a verme.

—¿Cantar en la ducha? —fruncí mi entrecejo— ¿Cantar? —mi mente se puso en blanco— Eso es raro. —alcé mis cejas en sorpresa.

—Lo sé. La mejor parte fueron las canciones que cantó. —rió.

—¿Que cantó? —pregunté curiosa y confundida.

La flaca y Earn it. —rió.

Reí brevemente. —Espera, ¿la flaca? —alcé una ceja— ¿La de: en la vida conocí, Mujer igual a la flaca?

Artemis asintió riendo. —Tengo que admitirlo, canta bien.

Reí a carcajadas. —¿Y cantó la de 50 shades of grey? —Artemis asintió varias veces— ¡Guau! —reí a carcajadas.

—Y algo me dice que no cantó esas canciones porque sí. —subió y bajó sus cejas insinuando algo con una sonrisa.

Mi risa se detuvo y mis nervios aparecieron. —¿De que hablar, Iceberg?

𝐂𝐫𝐞𝐨... 𝐜𝐫𝐞𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨 Where stories live. Discover now