"Búscame"

Problemas

Tan temprano y ya estaba todo mal, entré a casa solo para tirarme en el sofá, no sé cómo fue que las horas pasaban tan rápido, me quedé dormida un momento y luego desperté para ver que eran las 4 de la tarde, encendí la televisión para ver cualquier cosa, en las noticias, pasaban el caso que estábamos investigando, donde, a palabras de algunos héroes que entrevistaban, habían recolectado varias pistas que quizás los llevarían al paradero del hijo menor de los Takeda. "Bien" pensé, si podían avanzar tanto, quizás lo encontrarían pronto. Cambié unas veces de canal, pero no había nada interesante, cuando pasé por un programa que solo se dedica a generar chismes, vi que otra vez emparejaban a la castaña con el peliverde, por verlos una vez juntos, todos creen que volvieron. "Así debería ser" suspiré mientras cambiaba el canal otra vez, no me interesaba saber los detalles, solo quería que ella estuviese bien.

Divagué en la televisión un poco más hasta que me aburrí, fui por algo de comer, era extraño, pero no tenía mucha hambre, sin embargo, el sabor de la sangre de Camie permanecía todavía, era dulce, así como la de Uraraka, pero, tenían sus diferencias. Entre tanto que trajiné, no encontré nada convincente, los mochis se habían acabado, quizás tenía que ir por más. El sonido de las llaves en la puerta llamaron mi atención, solo giré mi rostro para ver llegar a la pelinaranja más que agotada, casi desplomándose al suelo.

-Deberías tener más cuidado -comenté algo burlona mientras la tomaba y caminaba con ella a la sala de estar para recostarla en el sofá.

-Himiko-chan, ¡Gracias! -ella sonrió mientras enredaba sus brazos alrededor de mi cuello- fue un día terrible, ¡Tan pesado!

-Tus muestras de cariño son terribles -reí.

-Por eso de vez en cuando no nos llevamos bien, no aceptas mi cariño -ella me soltó riendo también- no puedo creer lo intenso que está todo.

-Una gran bienvenida, ¿No crees?

-Para nada, preferiría volver con mis pa...-ella calló sus palabras, solo pude sonreír- no, no es cierto, Himiko-chan, no te dejaré otra vez.

-Tranquila, estoy bien.

En cierto modo, me sentía culpable por "atar" a Camie a algo que, no era su problema, pero agradecía el cariño que me daba. Una vez más le sonreí para cambiarle el tema, no quería saber de la misión, me dediqué a preguntar sobre su viaje, a pesar de haber sido 3 días, tenía varias cosas que contarme.

Mientras preparaba la cena, ella me hablaba, reía en cada momento, la verdad, tener su compañía me era grato, comer con ella, estar con ella, sin duda, había pasado a ser de mis mejores amigas. Estuvimos así hasta que anocheció, después de cenar, fui a lavar los trastes y ella me siguió, ahora último, la sentía algo impaciente y extraña.

-¿Quieres preguntarme algo? -solté de repente asustándola.

-Anoche no me hiciste caso y de todas maneras, saliste, ¿No?

-Me atrapaste-sonreí algo cabizbaja mientras me concentraba en lavar las cosas.

-No estoy molesta, estoy preocupada -su semblante cambió y tocó mi hombro, cuando vi su expresión, me oprimió un poco más el pecho- Himiko-chan, ¿Qué pasó? Uraraka...

-Ya no me recuerda -completé su frase con tristeza- retrocedimos todo lo avanzado, tuvimos una discusión, ella quería ver mi quirk, por eso estoy así, las crisis no vendrían si no fuese por eso. Bebí nuevamente su sangre y me volví loca, Bakugou vino a buscarla... la lastimé -a esta altura del relato, mis lágrimas caían nuevamente- no sabes lo mal que me siento por eso, Camie, y lo que estoy sufriendo.

Ella me abrazó de inmediato, dejé todo lo que estaba haciendo para llorar entre sus brazos, no quería decirle nada porque pensé que se enojaría, pero, fue todo lo contrario. Fuimos al sofá y ella me explicó lo que había pasado en el día, había llegado como si nada y las chicas ya la tenían al tanto de todo, solo se sorprendió cuando la castaña llegó a su lado y le comentó algo de la noche anterior, solo le siguió el juego pero decía que la notaba distinta. Como si de conexión se tratase, ella le mencionó algo sobre mí, y la reacción fue la misma, ella me había olvidado.