Discusiones

943 103 46
                                    

Con cierto puchero dejaba que la castaña tratara aquellas heridas que el mugroso ese había dejado al golpearme. Ella tenía una expresión preocupada y algo enojada, pero era obvio, a mitad de la misión, desaparecí de donde estaban todas y no dije nada, pero, ¡Tenía un mal presentimiento! Y, con pesar, se había hecho realidad. Un poco de alcohol en mi rostro me hizo hacer una mueca de dolor y al mismo tiempo me sacaba de mis pensamientos.

-Eso dolió- balbuceé como una niña pequeña, pero eso solo hizo que ella retirara sus manos de inmediato- hey, ¿Qué ocurre?

-¿A dónde fuiste? -ella me miraba como un cachorrito- primero te vas de nuestro lado, después vuelves a casa lastimada, ¿Qué hiciste? ¿Quién te hizo eso?

-No tienes que preocuparte, cutie pie -sonreí pero ella no relajaba su expresión- tuve un malentendido con alguien y terminó mal, estoy bien, cambia esa cara.

-Si vuelves así, es difícil no preocuparme y no cambiar mi cara -suspiró- quédate quieta, o no podré curarte del todo.

-Déjalo así, no es necesario.

-¡Pero yo quiero hacerlo! -ella había levantado un poco su voz a medida que seguía con los cuidados y mantenía su expresión molesta, no respondí, solo haría que ella se enojara aun más.

Una vez que terminó, se levantó sin decir palabra, solo llevó el botiquín de vuelta a su lugar, ¡Ni siquiera me miró! Esta vez si estaba molesta, sus pucheros de enojo me parecían tiernos, pero presentía que si me acercaba o decía algo, explotaría.

Me recosté en el sofá para textearle unos mensajes a Camie, unos pocos días fuera y los sentía cada vez más eternos, extrañaba su compañía, para mi suerte, estaba en línea, estuvimos hablando un poco, me contaba que todo iba bien, algunas cosas que le habían sucedido y que no pude evitar soltar algunas risas, estaba por comentarle que cierto conejo estaba enojado, cuando sentí unos golpes en mis piernas para llamar mi atención, al levantar mi vista, la castaña estaba por el respaldo del sofá, me miraba un poco extrañada, no entendía nada, hasta que vi lo que traía en sus manos. ¿Por qué no me deshice de ese maldito frasco?

-¿Qué es esto?

-Nada que te interese -ahora la molesta era yo, me incliné un poco para arrebatarle el frasco, pero ella fue más rápida y lo apartó- ¿Dónde lo encontraste?

-En tu habitación, moví unas cosas y lo encontré en el piso, ¿Es tuyo?

-Ya te dije, no te interesa.

-Himiko, tiene sangre...

-¿¡Y que si la tiene!? -la interrumpí para por fin quitarle aquel objeto.

Mi grito dejó un largo silencio después, ella me miraba seria, me sentí avergonzada de inmediato, no quería exaltarme de esa manera, es solo que, el recordar aquel episodio me ponía de mal humor.

-Ochako, no quise...-intenté disculparme, pero no me salían las palabras esta vez.

-Déjalo, si es tan importante para ti, no preguntaré nuevamente- alzó sus hombros sin expresión alguna y se giró para ir a cualquier otra parte, pero, alcancé a tomarla de la mano, la verdad, su actitud altanera me estaba irritando- ¿Qué?

-¿Realmente vas a enojarte conmigo toda la noche?

-¿Cómo quieres que esté? -ella se soltó de mi agarre- nos dejaste para ir quien sabe dónde y con quien, para volver lastimada y luego encontrar eso en tu habitación, no termino de entenderte Himiko, quiero ayudarte, pero...¡Eres tan misteriosa! Ni siquiera me has dicho sobre tu quirk.

-¡Porque no vale la pena! -solté molesta.

-¿Por qué? No es algo de lo que debas avergonzarte, si tienes uno, debe ser especial.

"Búscame"Where stories live. Discover now