KAPTER XXXVIII

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Copos de nieve descendían de las alturas, estos no pudiendo ser suficientes como para detener la inercia del proyectil emergido de aquel arma, el cual se abrió camino entre el aire hasta pasar por un lado de Solano quien con mucha agilidad lo esquivó por milímetros para que luego colisionará bruscamente en el artefacto del Doctor quien atónito vio cómo su esperanza explotaba.

-¡Al suelo! -demandó el sujeto.

-Tranquilo, amigo -el ex militar levantaba las manos y se acercaba con lentitud.

-¡Al suelo, ya!

Mark no le prestaba atención y recortaba distancias con el hombre.

-Italia, ven -susurró Alonso.

-No te muevas, Doctorcito -respondió la dama mientras se agachaba llevándose su mano derecha a uno de sus tobillos.

-¿Pero qué haces? -la miraba de reojo- Quédate quieta, no inventes.

Con un -Shhh...- la atlética dama le ordenó enmudecer sus palabras.

La tensión estaba al máximo; las respiraciones eran más rápidas y descontroladas para todos los presentes, excepto uno:

-Cálmate, amigo -Mark, con sus nervios de acero afrontaba la situación-. Sólo somos turistas que nos quedamos atrapados acá.

-¡Mentiras! -vociferó la delgada figura masculina- Los vi haciendo cosas raras con esa cosa de allá... robando y vainas así.

Solano sólo lo distraía con su conversación mientras lo analizaba buscando instintivamente las señales de debilidad, cual voraz tigre ante su asustadiza presa.

-Baja el arma y podemos conversar -intentó acercarse más.

-¡Quieto ahí! -le gritó a Mark.

Italia, con un último movimiento rápido, alcanzó un arma blanca que traía en su extremidad inferior.

-¡Hey! -el hombre notó aquel movimiento sospechoso y le disparó a la mujer. Las respiraciones se detuvieron.

Ella lo esquivó rodando a su izquierda. Solano aprovechó y fugazmente tomó con su mano izquierda el revólver y con la derecha le golpeó la muñeca en sentido contrario haciendo que el hombre la tirara, rematándolo con una violenta patada a las costillas, siendo levantado por los aires hasta caer metros tras su posición.

Martinz le ayudó a la chica a levantarse para luego voltear a observar cómo el ex militar se le abalanzaba a aquel tipo quien apenas pudía reponerse.

El sujeto casi indefenso sintió como una gran mano lo agarró del cuello elevándolo, increíblemente, del suelo.

El ex marine lo sostenía a la altura que le permitía la extensión de su corpulento brazo derecho. La asfixia era inminente para aquel cuerpo que intentaba apartar el fuerte agarre y así poder tomar, al menos, una bocanada de aire, esto, sin poder tocar el suelo con sus pies.

Un puño izquierdo se tensó y tomando distancia se preparó para ser estrellado en aquel rostro morado. El golpe salió directo a su objetivo pero fue desviado por cierta razón: Alonso le tomó la extremidad en el momento preciso.

-¿Pero qué te pasa? -la voz de Solano hizo eco por todo el lugar- ¡Nos quiso matar!

-Eso no te da derecho a que lo tengas que hacer con él -Martinz le hizo frente.

-Si sigues de condescendiente va a ser imposible esta estupidez de misión -la sangre le hervía.

-¿Por qué? -revisaba que el hombre se encontrara bien tras caer de aquella altura- Mira su chaqueta, es el vigilante del lugar. Hacía su trabajo.

TERRA FAI: Un Nuevo MundoWhere stories live. Discover now