KAPTER XVI

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En la vega del río, verdes plantas frondosas y semi-altas se contoneaban al ritmo del viento fresco que soplaba. En las alturas, un aleteo resonaba levemente en el ambiente, aunque dicho origen no era natural; aquella computadora vigilante sobrevolaba supervisando el área, moviéndose en zig-zag sobre el área fluvial, buscando rastros del sospechoso.

Entre los matorrales Alonso permanecía inmóvil, agradeciendo al trozo de espejo que le permitió ver al dron cuando se acercaba a sus espaldas hacía unos minutos. Permitiéndole inmediatamente ocultarse entre la vegetación. De pronto, su Reloj inició una especie de reseteo; Martinz colocó su muñeca izquierda frente a él para ver lo que ocurría y observó que su brazo poco a poco iba perdiendo invisibilidad, éste lo podía ver cada vez más y más; no sólo le estaba pasando a su extremidad siniestra sino al resto de su humanidad.

-No puede ser -Pensó- ¿Qué está pasando? No puedo perder mi invisibilidad, me ha sido de mucha ayuda.

El sobrevuelo de la mini aeronave se podía sentir mientras se acercaba, Martinz debía actuar rápidamente para salir de allí. Su corazón comenzó a aumentar la frecuencia cardíaca, pupilas dilatas y manos sudorosas eran signos del nerviosismo del momento. Utilizó ambas manos para apartar algunas hojas y abriendo una pequeña abertura logró divisar directamente la posición del aparato volador, éste revisaba el contorno del tronco de un árbol vetusto a metros de allí.

-Ok, Alonso -Se dijo así mismo- Debes calmarte y pensar -Cerró los ojos e inhaló profundamente para exhalar posterior a ello y continuar su parlamento de automotivación- Debes obtener algún tipo de ventaja. Piensa cómo ganar tiempo para salir de esta zona donde eres vulnerable.

Observó a su alrededor percibiendo los restos y cicatrices de las crecidas habituales del río Albarregas. Allí habían rocas, plantas, desechos sólidos, restos de animales, alguna ropa rota, un gran mueble destruido, una liga...

-¿Una liga? -Se animó- Es perfecta.

Regresó su vista la abertura de la vegetación para asegurarse del lugar donde se ubicaba su vigilante tecnológico. Ya no rodeaba el árbol, viró sus ojos a la derecha y no pudo verlo, llevó su mirada a las vigorosas aguas y tampoco se encontraba por allí. Las hojas comenzaron a moverse en una especie de vibración, Martinz se quedo quieto; un ligero zumbido, cual colibrí en busca de néctar, era captado por sus oídos.

¡El dron estaba sobre él!

Un escalofrío recorrió toda su piel, no podía realizar ningún movimiento y mucho menos ahora que estaba completamente visible. Éste objeto sobrevolaba sobre los matorrales que cubrían al Doctor.

-No debo hacer movimiento bruscos -Analizó en su interior. Una gota de nerviosismo recorrió su rostro hasta desprenderse de su mentón, viajando libremente por el aire hasta colisionar en el fango- Debo aprovechar su cercanía de alguna manera.

Bajó la mirada, en busca de cualquier cosa que le pudiera ser de ayuda, a sus pies tenía una rama que describía una "Y", su mente prodigiosa maquinó velozmente. Su próximo objetivo era la liga que yacía a aproximadamente un metro. Pero -¿Cómo alcanzarla sin ser descubierto?-, un movimiento lento podría ser eficiente para su cometido.

Estiró su brazo derecho, pero aún estaba lejos de su alcance. Fuera del "fuerte vegetal" que lo protegía, había medio metro más para lograr tomar el objeto elástico, pero podía ser localizado por el dron. Entonces, inclinó su tronco hacia el frente, muy pausadamente, alargó su extremidad diestra pero no era suficiente. Debía arriesgar. Era todo o nada.

Se armó de valor, tomó aire y se estiró lo más que pudo. En las alturas, el mecanismo de detección se activó con el sensor de movimiento, analizó en fracción de segundos los comandos y logaritmos: la actividad había sido a tres metros de su posición, sobre la superficie.

TERRA FAI: Un Nuevo MundoWhere stories live. Discover now