KAPTER XIII

108 25 8
                                    


Ecos reverberaban por los helados pasillos de la institución de educación superior, el aterrado origen de aquellas ondas no era perceptible con la visión, sólo la audición permitía reconocer que eran los zapatos de un científico huyendo por su vida.

Recién "auto-liberado" era prófugo de dos hombres que representaban lo que parecía ser una Agencia de Inteligencia; el país de origen era lo de menos, Martinz no quería caer en sus garras, mientras ellos tenían una sola orden clara y precisa, emanada por el líder de su escuadra: Atraparlo.

La persecución se llevó a cabo por un largo pasillo antes de doblar a la derecha. Alonso tenía dos ventajas importantes por los momentos, una, los diez metros de distancia que le sacaba a ambos y la otra, siendo ésta la mas resaltante, su invisibilidad frente a aquellos dos pares de ojos. Los hombres corrían con la biomecánica que tantos años les llevó aprender en la academia, esa donde vivieron al menos un lustro de su vida, aunque nunca los prepararon para una situación donde el sujeto objetivo no podía observarse.

-¡Atención a todas las unidades! -Exclamó el Agente Smith a través de su intercomunicador en total inglés- El sospechoso se dirige a la entrada principal. ¡Repito!, se dirige a la entrada principal-

A la afueras del complejo universitario cinco sujetos portando los mismos uniformes con su características siglas NSA en letras doradas, custodiaban las puertas principales, éstos recibieron inmediatamente aquel lineamiento. Todos colocaron rumbo en dirección al lugar previamente indicado.

-¿Qué hago ahora?. ¿A donde voy?- Pensaba Alonso mientras corría intentando encontrar una salida, a sus espaldas los dos sujetos le "pisaban los talones".

A pocos metros logró divisar una luz que provenía de lo que parecía ser un gran pórtico. Su respiración era agitada, el sudor no sólo corría por su frente pálida sino también por los ligeros vellos de sus atléticos antebrazos, propios de un ex jugador de baloncesto en años de su juventud, antes de la aparición del Antrax I9.

-¡Genial! Allá está la salida -Pensó, pero una corazonada lo hizo disminuir su rapidez. Hacía pocos instantes había escuchado como uno de sus perseguidores hablaba por el intercomunicador -Lo más seguro es que alertó a sus secuaces... estos me esperarán a la salida-

Su ingenioso constructo intelectual ideó un plan. Como la inercia del movimiento se lo fue permitiendo, desprendió de su pantalón un cinturón negro de cuero sintético, enrollándoselo en su muñeca derecha.

-¡Atentos! Nos acercamos a la entrada principal del edificio- Comunicó una vez más Smith por el transmisor.

Martinz llegó a una zona donde se podía apreciar algo parecido a una plazoleta central dentro del edificio. Se percató que a las afueras cinco agentes esperaban inquietos su escape por aquellas puertas. Volteó a su espalda y los perseguidores se encontraban a escasos 10 segundos de su llegada. Estaba atrapado por enésima vez aquella madrugada. Sólo tenía a favor su invisibilidad; suspiró profundo y corrió en dirección a la salida.

-¡Mira! Se abrieron las puertas -Le dijo Rose a su compañero- ¡Ya salió! No tiene escapatoria.

Fuera, los sujetos vieron abrirse las puertas de par en par sin razón alguna. La curiosidad infundió sus rostros, hecho que los llevo a mirarse mutuamente. Se supondría que emboscarían a un sospechoso, no que dichos pórticos se abrirían casi mágicamente y cerrarían por el mismo efecto. Luego de aproximadamente 7 segundos observaron a la distancia al Agente Rose y al Agente Smith corriendo en dirección a ellos.

-¡Atentos! -Exclamó uno de los oficiales de afuera- El sujeto debe estar cerca a salir-

Todos tomaron sus armas con ambas manos y apuntaron firmemente hacia el frente a esperas del hombre. En una formación de semicírculo aguardaban a una distancia segura, 20 metros era el rango hasta la salida.

TERRA FAI: Un Nuevo MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora