Capítulo 62

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En esta noche mi cerebro estaba procesando la situación más de cinco veces, mi mente estaba entrando a un círculo donde se albergaba la reflexión. No era algo que me pasará seguido pero ya sabía porque estaba sucediendo. Además algo en mi decía que el alcohol y el estado mental en que me encontraba no iban de la mano.

Y allí estaba; recién llega a casa opte por sentarme en el sofá beige de la espaciosa sala de color pastel que tanto llamaba mi atención, convencida de que hallaría alguna respuesta en el techo de esta; pero en realidad era como si su rostro estuviese gravado en aquella superficie rugosa y blancuzca. Cada que podía, me preguntaba a mi misma como un hombre tan arrogante, presuntuoso, engreído, orgulloso y con un ego más alto que la montaña Everest como puede provocar aquellos sentimientos tan olvidados que estaban en mi interior. Carajo ya estaba mal y era tan desagradable admitirlo por mi dignidad que no me quedaba más remedio que dejarlo pasar.

Detectó unas tremendas ganas de verlo en mi cuerpo, y una y otra vez estaba pensado e ir en su búsqueda, pero mi Alaia sensata decía que solo era cuestión de tragos, que hiciera caso omiso y volviera a la razón.

Tomó el cojín de mi lado y estrelló mi rostro en el sin ninguna delicadeza con el objetivo de deshacerme de toda duda y frustración por la situación pero luego mi vista se queda fija en la chimenea, con la mente en blanco.

-¡Al Carajo!-De pronto las palabras salen de mi boca.

Me levanto a toda prisa del sillón para ir directo a la salida. Parecía una loca en la forma en la que caminaba tratando de tener equilibrio y, además de que algunas carcajadas pequeñas salían de mi boca.

-Un momento-le hablo a la nada.

Pienso en las llaves del auto pero antes tenía que asegurarme que estaba en óptimas condiciones para conducir. Bueno seamos realistas no lo estaba, hago lo primero que se viene a la cabeza y la pose de la grulla era la mejor para saberlo, pero me salió mal, por poco pierdo un tobillo debido a los tacones. Esa ya no era una opción. Sin pensarlo salgo de la casa y voy camino a la salida del enrejado, y allí me encuentro a Marc.

-¿Señorita? ...Esta bien- Sale.

-Si, si... podrías llamar un taxi-Trato de guardar la compostura.

-Ahora mismo...

Salgo para mirar si algún taxi o algo pudiera llevarme pero la vía estaba sola, pero me sorprendo a lo lejos ver una camioneta negra estacionada. Al instante una sonrisa aparece por mi rostro. Era Nick.

-¡¡MARC YA NO ES NECESARIO!!-Grito.

Corro en dirección a Nick, no podía irse , estaba cerrando el baúl y aun no se había percatado de mi presencia.

-¡¡Señorita Alaia... no esta bien que se vaya a esta hora!!.

Escucho el llamado de Marc pero lo ignoró por completo, solo trataba de correr lo más rápido que mis pies me lo permitían con ello mi equilibrio; ustedes ya se imaginaran a una mujer loca pero educada, ebria pero dama, bien eso no viene al caso, el hecho es que estaba corriendo en tacones no se tal vez eran las dos o tres de la madrugada en una calle totalmente sola.

-!NICK ESPERA!-Grito.

Él al instante voltea a mi dirección y ya estaba cerca para ver lo sorprendido que estaba su rostro, da unos pasos hacia mi.

-Pero Señorita creí que ya estaba descansando-Dice preocupado.

No podía responder ya que estaba algo agitada y mis manos se encontraban sobre mis rodillas para recuperar mi oxígeno.

-Nick...necesito...-Tomo una bocarada de aire-que me lleves...-digo a medias.

-Señorita no puedo hacer eso, el señor Zac me despedirá-Dice asustado.

Losh Harrison & AsociadosWhere stories live. Discover now