Capítulo 54

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Alaia Losh.

Me encontraba envuelta en mis pensamientos esperando hallar una respuesta en la raíz de cada preocupación que albergaba en mi cabeza. Sabia que me estaba ahogando en un vaso de agua pero mi ansiedad no permitía que saliese de el, o eso era o que imaginaba. Luego de volver del pequeño viaje de Saratoga junto a Zac, los siguientes días a este fueron descabellados. Estaba un poco aturdida al enterarme que mis padres volverían antes de lo previsto de sus vacaciones por Europa, la razón, aun no la sabia según mis hermanas estarían aquí dentro de dos o tres semanas, por otro lado mi hermana Kate volvió a Europa con su esposo, de pronto dijo que tenia que solucionar algunos asuntos de su trabajo.

Cuando fui a llevarla al aeropuerto sentía que no estaba bien o que algo me ocultaba. Ella dijo que volvería pronto.

Luego de aquel día donde recibí una llamada de Maylo diciendo que mi hermana estaba en problemas debido a esa porquería que Calowey vendía en cada esquina del Bronx en Nueva York de forma ilegal. Calowey no era una de mis personas favoritas pero si lo considere parte de mi familia cuando corríamos de jóvenes. Después de lo sucedido mi hermana y yo no hemos hablado del tema , o por lo menos yo no estaba de humor para hacerlo. Al enterarme que Ester estaba involucrada con drogas no reaccione de la mejor manera aunque ya supiese algo de la situación no fue fácil confirmar lo que sospechaba.

Después de eso y con mis pensamientos revueltos ahora me encontraba aquí, sentada en el asiento del copiloto del auto de Zac viendo a la nada por la ventana del parabrisas. ÈL estaba recargado en el capo del coche mientras que esperaba a que saliese del auto.

Zac no tenia nada que ver con mi berrinche de niña malcriada, ni yo sabia que era el causante. Pero la gran pregunta era ¿por qué no podía bajar del auto...? Me sentía como una estatua fija en su lugar sin poder mover ni un solo músculo porqué mi mente no lo permitía, por unos segundos sentí que tenía que huir. Le había mentido de la llamada, pero necesitaba calmar mi ansiedad que llevaba haciendo estragos en mi interior desde la mañana de hoy. Inhalo y exhalo dos veces. Ya era hora de controlarlo.

-Estoy bien...-hablo para mi.

Paso mis manos por mi rostro por varias veces seguidas. Con dificultad trato de ver mi reflejo por la pantalla de mi teléfono, mi aspecto solo estaba un poco pálida. Estaba bien. Finalmente reúno la valentía para bajar del coche.

Me acerco a Zac y me coloco al frente de él. Su mirada era profunda y fría aquella que irradiaba seguridad, pero también me veía con esa mirada de interés. Le dedico una sonrisa de labios cerrados y lo miro con diversión.

-¿Qué pasa?- su voz era gruesa.

-Nada en especial- hablo con sarcasmo.

Su expresión estaba llena de duda. entrecierra sus ojos como si intentara averiguar en que estaba pensada.

-¿Vamos?- digo sin más.

Lo se mi cambio de actitud fue impredecible pero eso era lo que generaba Zac. En segundos podía cambiar mis emociones.

-Bien- deja sus manos en los bolsillos de su abrigo-Vamos- afirma.

Camina directo a la puerta principal para llamar a que abriesen mientras que yo iba caminando detrás de él.

-Señor Harrison, siga bienvenido.

Nos recibe una mujer mayor que parecía que trabajaba para la casa. Zac solo asiente y permite a que pasara primero. "Pero que caballeroso"

-Buenas tardes- saludo.

-Señorita siga, bienvenida- dice- Permítame su abrigo, por favor.

Yo asiento y permito que ella me colabore en quitarlo para luego ver como lo guarda en un pequeño armario.

Losh Harrison & AsociadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora