EL REGALO DE DRACO

862 53 18
                                    

Cuando llegamos a Hogwarts, todo el mundo me da la bienvenida abrazándome con fuerza. Hermione incluso. Me cuenta que lo siente por el chivatazo a Ron, pero que en realidad se le escapó. Yo le digo que no importa, que la perdono.

Harry y Ron me preguntan por el fin de semana con una sonrisa que me hace recordar a Fred y George.

Y Ginny, Neville y Luna me cuentan que han vuelto las clases de Esgrima. Bien, eso es que va a haber otra batalla, ¿cierto? Tengo que preguntarle a Draco cuando lo vea

Pero por ahora, escucho a Pansy, quien habla acaloradamente. Estamos en la sala común de Slytherin, porque he decidido venir de visita. Cuando de repente, se abre la puerta y entran Crabbe y Goyle. Noto cómo Pansy lanza chispas. Hay algo que no me ha contado todavía y sospecho que en seguida saldrá a la luz...

Cuando Goyle ve a Pansy, pone cara de susto, da media vuelta sobre sus talones, y echa a correr. Pansy, cómo no, se levanta del sofá y echa a correr tras él, pasando al lado de Crabbe y dándole un codazo para que se aparte.

Crabbe se acerca a mí y me saluda. En seguida empezamos a hablar sobre el fin de semana. Él ha tenido que estudiar mucho y dice que se ha aburrido mucho sin los insultos de Draco a otros chicos, pero cuando se calla, empezamos a estar en silencio, como nos aburrimos, me ha propuesto ir a ver qué se traman Pansy y Crabbe.

Los encontramos en el patio. Pansy está gritando como una loca.

— ¡¡...Y SALÍ AL JARDÍN Y ALLÍ TE VEO, LIÁNDOTE CON ESA TAL LAVENDER BROWN!! ¡¡Y ESO NO ES TODO, TAMBIÉN BESASTE A MARIETTA DELANTE DE MÍ!! ¡¡ERES MI NOVIO!!

Crabbe y yo nos miramos, perplejos.

— ¡Que no soy tu novio! —replica entre gritos Goyle— ¡Y si me lío con ellas es... PARA QUE ME DEJES EN PAZ, PESADA!

Vaya... Eso deja a Pansy cortada. Veo cómo ella cierra los puños, de tal modo que sus nudillos quedan blancos. Entonces, le pega un puñetazo a Goyle, haciéndolo sangrar. Ja. Eso por llamar pesada a mi amiga. Vale, sí que sé que lo es, pero eso no se dice, hombre...

Pansy se acerca a mí y me abraza con fuerza, noto que mi túnica se pone húmeda: Pansy está llorando.

——————

Después de la clase de Historia, mi padre me coje por el brazo y me para cuando todos los alumnos ya se han ido. Aunque a Draco no lo he visto asistir a clase hoy. Me aparta a un lado y me abraza.

— Da las gracias a ese tal Malfoy. ¡Hemos pasado un fin de semana increíble!

Genial. Si tú supieras cómo lo he pasado yo... ¡He estado en el paraíso!

Vaya que , ¿eh? —aparece Hagrid guiñándome un ojo.

— Y tu hermano también —añade con una sonrisa radiante papá.

——————

Me encuentro a Goyle por los pasillos. Lo paro llamándolo y él se gira hacia mí. Tiene algodón en la nariz debido al puñetazo de mi amiga, así que tengo que contener la risa.

— ¿Y Draco? —le pregunto.

Él se encoge de hombros.

— Es Perfecto —eso lo sé, me digo— así que por las mazmorras ni se pasa.

— Pero eres su amigo...

— Mira, J.J. No preguntes si no te va a gustar la respuesta.

Y dicho esto, me deja aquí, en el pasillo, con la boca abierta.

——————

Al ir a la Torre de los Perfectos, me encuentro a mis padres con cara de preocupación. Están sentados en un par de sillones, y al verme, se levantan y me abrazan. Sin preguntarles, me llevan hacia fuera de Hogwarts. Empezamos a caminar y llegamos a Hogsmeade.

Pasamos por una calle y por otra, hasta que llegamos a una casa bastante grande y elegante, con un jardín bien cuidado y un coche delante del garage. El coche está envuelto en una cinta con un lazo. Lo miro con la boca abierta.

— ¿Qué es esto? —pregunto mirando al coche, a la casa y al jardín. No entiendo...

— Hija —dice papá poniéndome una mano en el hombro—, nosotros estamos tan confusos como tú. Es la primera vez que vemos esta casa, pero nos ha llegado una carta a Hogwarts que iba dirigida a nosotros, a todos los de la familia Beckett. Es una escritura de esta casa, la cual dice que tú eres la titular, la dueña. Sólo cuando cumplas dieciocho años podrás tenerla de verdad, y dice que de momento nosotros somos los dueños. Pero lo más inquietante...

— Es que nos la ha regalado Draco Malfoy —termino yo adivinando el nombre del responsable.

Sobre el felpudo que hay en la entrada, veo una carta. Corro por el jardín, saltando primero la valla, y la cojo. Es de Draco, porque en la solapa pone D.M.

Querida,

Te dejo esta casa, para que la cuides y la llenes de amor. Así, para cuando vuelva, yo me pueda instalar y casarnos en el jardín. Porque que quieres.

Te amo,

D.M.

Leo la carta una y otra vez. Mis padres están detrás de mí, sostienen unas llaves y supongo que han abierto la valla con ellas.

Los miro, los abrazo, y me lanzo a llorar. Porque sé, que por mucho tiempo o quizá jamás, no voy a ver a Draco Malfoy, el amor de mi vida.

Malfoy & MeWhere stories live. Discover now