LAS TRES ESCOBAS

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Esta tarde vamos a visitar Hogsmeade. Busco a Draco por la sala común de los Perfectos y lo encuentro hablando con Crabbe y Goyle. Cuando me ve, me da un beso. Lo cojo de las manos y lo aparto de sus amigos (que por cierto, ya vuelvo a hablar a Crabbe).

— ¿Sí? —me pregunta Draco, cogiéndome de la cintura.

— Esta tarde, tú y yo, tendremos una cita normal y corriente —le digo mientras él entrecierra los ojos—. Hablaremos de nuestras cosas sin tener que acabar en la cama, ¿entendido?

Él traga saliva.

— Va a ser difícil, pero lo intentaré.

—————

Cuando llegamos a Hogsmeade, Draco y yo cogidos de la mano, vamos directo a Las Tres Escobas, una taberna que tiene una muy buena fama de fabricar las mejores cervezas con mantequilla.

Como le pedí antes a Draco, estamos solos. Bebemos la cerveza y me río porque encima del labio superior se le ha quedado un poco de espuma simulando un bigote. Él se lo limpia y me mira con cara de pocos amigos, pero a los segundos se ríe.

— Draco —digo intentando ponerme seria—. Tengo que confesarte una cosa.

Draco se pone tenso.

— ¿No me digas que sigues queriendo a ese Weasley?

Trago saliva. Si lo odia tanto es porque él es pobre, y Draco rico. Pero tengo que contárselo, me siento sucia si se lo oculto por más tiempo.

— Draco... yo... —callo por un instante y observo a Pansy y Goyle de lejos, que están discutiendo. Con la mirada perdida, lo suelto—: no soy rica. Para nada... Mis padres son profesores en Hogwarts, viven allí porque no tenemos dinero para comprar ni alquilar una casa. Draco, ¡Draco, mírame! —exclamo cuando me fijo en él. Parece absorto. Parece fuera de este mundo.

Sin mirarme, se levanta de su silla y se marcha. Dejándome al borde de las lágrimas.

Cuando Pansy me ve, se acerca a mí y me abraza fuertemente.

— ¿Qué te ocurre? —me susurra.

La miro a los ojos y le repito más o menos lo que le he dicho a Draco. Ella se encoje de hombros y sonríe.

— Algo sospechaba, J.J. ¿Dos profesores con el mismo apellido que tú? Y además, tú no usas ropa nueva. ¡Toda está usada!

La miro de hito en hito. ¿Por qué no habré confiado en ella antes? La abrazo con fuerza y lloro, desahogándome.

——————

La tarde a Hogsmeade ha sido triste desde que Draco se ha marchado de mi lado. Prácticamente no he salido de la taberna, y ahora que me dispongo a marcharme, veo que en la entrada hay una limusina. No me extraña, estoy rodeada de un montón de gente rica.

Lo que me sorprende es que el chófer, que está fuera del vehículo, sujete un cartel donde pone mi apellido. Me acerco a él y éste me sonríe.

— ¿Señorita J.J. Beckett?

Afirmo.

El chófer me abre una de las puertas de la limusina y dentro me espera Draco, con su sonrisa de medio lado y un par de copas con vino.

Malfoy & MeWhere stories live. Discover now