HOGWARTS

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Meto la maleta en el coche, un Impala del 67 del que mi padre se encaprichó, y cuando mis padres hacen lo mismo con su equipaje, me siento en el asiento del copiloto. Me han permitido ir delante porque "así ves las cosas bonitas de las que te vas a rodear en Hogsmeade", según mi padre.

Durante el trayecto, un trayecto de casi siete horas, me lo paso suspirando y poniendo mala cara. Mis padres han puesto la radio (a mi padre la ha costado acceder) y ahora están cantando. De repente, me asalta una duda.

Paro la radio y pregunto:

— ¿Por qué vamos en coche?

Mis padres se miran.

— ¿Cómo piensas ir, en escoba? —pregunta mi madre mientras se ríe. Mi padre se ríe también.

Yo pongo los ojos en blanco.

— Bueno, me dijisteis que sólo se puede ir en tren, la estación King's Cross o algo así.

— Ya —dice mi padre encogiéndose de hombros—, te mentimos. Lo hicimos para darle más misterio y hacerlo más atractivo. Se puede ir hasta en avión —dice mientras pone cara de asco, mi padre odia los aviones—, pero la estación de tren es un muy buen método para llegar antes, sólo que es muy caro.

Asiento con la cabeza y pongo la radio de nuevo.

—————

Ya estamos en Hogsmeade. Es bastante... Raro. Sólo hay casas y poco más, sí, hay tabernas, y una tienda de chuches, e incluso una tienda de artilugios de broma, llamada Sortilegios Weasley. Desde el escaparate, se puede ver a un par de gemelos como dependientes. Me sonríen y siento que cuesta distinguirlos.

A lo lejos, se puede ver el castillo que actúa como colegio. Es inmenso. Sigo a mis padres, que van por delante de mí, charlando animadamente. Pasamos por un puente y cuando me quiero dar cuenta, estamos frente a una gran puerta que supongo, será la que nos recibe. Ahora que lo pienso, hace un poco de frío.

De repente, la puerta se abre y nos recibe un viejo de una larga barba y pelo largo blanco. Sonríe.

— ¡Bienvenidos a Hogwarts! —nos dice.

Detrás se distingue la silueta de una mujer de cara arrugada y la silueta de un hombre de pelo graso, junto con el viejo, los tres van vestidos con túnicas. Un uniforme un tanto extraño para un colegio...

— ¿Dumbledore? —le pregunta mamá al viejo de larga barba.

— Sí, e imagino que usted debe ser Daniela Beckett, ¿me equivoco?

Mamá niega con la cabeza y señala a papá:

— Es mi marido, se llama Joseph, y vivirá conmigo.

— Muy bien —exclama Dumbledore mientras sonríe—. Minerva, Severus... Acérquense.

Las dos siluetas vestidas con túnicas que hay detrás de Dumbledore se acercan. Severus, el del pelo graso, me mira con cara de irritación. Sin embargo, Minerva parece amable.

— Severus es el profesor de Física y Química —nos explica Dumbledore—, Minerva es la profesora de traducción de lenguas, ¡sabe hablar las diez lenguas principales! E imita muy bien a los gatos... —Minerva suelta una risita—. Y yo soy el director, Albus Dumbledore.

Mis padres y yo asentimos.

— ¿Esta es su hija, Daniela? —le pregunta Dumbledore a mi madre mientras me señala con un largo dedo.

Mi madre asiente.

— ¡La bella de Jessica Jane! —exclama Dumbledore.

Me sonrojo.

——————

Después de una larga charla entre el director y mi madre, nos han invitado a pasar al interior del castillo. Tan grande que asombra.

Hemos visitado el gran comedor, la biblioteca, los baños y demás para poder familiarizarnos cuanto antes del castillo. Ahora mismo estamos en el jardín camino a la casa del guardabosques. Al fondo se ve unos árboles que deben esconder un bosque. Estaría bien hacer alguna visita...

— Bueno —dice de repente el director rompiendo el silencio—, Joseph, su mujer me ha comentado que es usted arqueólogo.

— Así es —responde papá afirmando con la cabeza—. Llevo toda la vida en esto.

Dumbledore sonríe.

— Por lo que veo, su mujer no le ha comentado nada al respecto...

— ¿Sobre qué? —pregunta papá mirando a mamá con una ceja alzada. Mi madre mira para otro lado rápidamente.

— Sobre trabajar aquí, ¡por supuesto! Como profesor de Historia.

Hay un breve silencio. Cada vez estamos más cerca de la casa del guardabosques. Ahora que me fijo, no parece una casa, si no más bien una calabaza gigante, como las que tiene en el jardín de al lado, que deben ser lo suficientemente grandes como para que se vean desde aquí.

— No sé... Trabajar para alguien se me hace esclavo. Prefiero ir libre, por mi cuenta.

Dumbledore se para, ahora parece muy serio.

— No se ha parado a pensar en lo que más le conviene a su familia, ¿verdad? Présteles atención a su mujer e hija y vea qué es lo que piensan —papá se gira y nos mira a mamá y a mí. Parece muy cansado y disgustado, como mamá y yo—. No creo que a ellas les guste ir de un lado para otro siempre. Piénseselo, le dejo un día. ¡Mire por su futuro, pero también por el de su familia! Además, el viejo profesor de historia quiere jubilarse ya —añade con una sonrisa.

*¡Pasaros por "Entre muggles", es otra de mis historias! Please ♥ *

Malfoy & MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora