EL GRACIOSO DE VISITA

803 56 5
                                    

J.J. P.V.O

— ¿Se puede saber en qué estabas pensando, Jessica Jane? —pregunta mi madre elevando un poco la voz.

Pongo los ojos en blanco. Mis padres me han citado en su habitación de Hogwarts por lo del beso de Draco ayer, en el gran comedor. Yo no tengo la culpa, ¡él me besó!

— Y encima... ¡pero si estabas con ese chico pelirrojo! —exclama mi padre.

No están furiosos ni nada, porque ellos nunca me han gritado ni me han pegado, pero sí están molestos.

— Mamá... papá... ¡él me besó a mí!

— Hija —dice mi madre con un tono severo—, no me importas qué hagas con los chicos (bueno, con límites, claro), pero no me gusta que la gente te vea por ahí con... Ya sabes... Varios chicos en tus brazos. No crea buena fama.

Dios, no me lo puedo creer.

Abro los ojos tanto como puedo.

— ¡¡MAMÁ!! —exclamo.

— Hija, tu madre no quería decir eso... —mi padre intenta arreglar las cosas —. Lo que tu madre y yo queremos es que no te vayas besando por ahí.

Asiento con la cabeza.

— Y otra cosa más —añade mamá sonriendo.

Me guía hasta la entrada de la habitación y abre la puerta, detrás de ella... No me lo puedo creer. ¡Es mi hermano mayor!

—————

Nos sentamos en los sillones que hay frente a la chimenea y mi hermano empieza a contarnos qué tal le va con su bar en España. Dice que Come y calla le va genial, porque entran muchos turistas ingleses, y claro, como él habla su idioma, los entiende a la perfección.

— El viaje me ha costado un pastón —nos dice mi hermano. Se llama Ivan, y es la viva imagen de papá. Aunque él odia todo lo relacionado con lo antiguo—. Y eso que vengo en modo turista, no veas los cabrones qué precios ponen. Para venir en buisness tengo que ahorrar por lo menos cinco años.

Mis padres y yo reímos. La verdad es que lo he echado de menos. Él tiene veintidós años y hace mucho que no vive con nosotros. Echo de menos cuando por las noches entraba a mi habitación y me hacía cosquillas. Y en el colegio siempre se ha portado como un buen hermano mayor.

— ¿Y tú qué, enana? —me pregunta Ivan sácandome de mi ensoñamiento.

— Yo... hem... Me va todo bien —digo, y sonrío —. ¿Cuánto te vas a quedar aquí?

— ¿Ya tienes ganas de que me pire? —pregunta encarando una ceja.

— ¡No, no! —exclamo.

— Se queda un par de semanas —me informa mamá. Yo asiento—. No se queda mucho porque si no, no puede controlar bien a sus empleados.

Pongo las cejas en arcos.

— Wow, ¡qué nivel! ¿Cómo es eso de ser el jefe? —le pregunto.

Él saca pecho y sonríe de una manera que me recuerda a Percy Weasley.

— ¿Te acuerdas de cuando me pagabas para que cortara el césped? —asiento—. Pues lo mismo.

Yo sonrío.

——————

El gran comedor está tan lleno como siempre, me siento al lado de Pansy, pero ésta se levanta de golpe y pega un puñetazo en la mesa. Me pongo rígida y me asusto. ¿Qué demonios le pasa a ésta?

Cuando me guío por su mirada, me doy cuenta de que está mirando a Goyle, que se encuentra en la mesa de Hufflepuff hablando con una chica. Comprendido enseguida y me empiezo a reír a carcajadas. ¡A Pansy le gusta el gordo de Goyle!

Malfoy & MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora