31.

534 31 2
                                    

Aleska.

Me siento tan vacía... sin valor alguno, perdí, me humilló y ahora no hay nada que pueda hacerme sentir mejor.

Cuando pensé que lo peor ya me había sucedido la vida se encargó de golpearme, demostrando que nunca es suficiente. Caí en un pozo del que ya no voy a salir, siento mucho miedo, mucho asco y culpa.

Confié en quien no debía, fui muy ingenua y ahora pago el peso de mis errores. No sé en qué pensaba cuando enfrenté al asqueroso que tengo al lado, no entiendo porqué me sentí la heroína en un cuento donde tenía todas las de perder.

Ya no hay marcha atrás, ya no quiero irme, no deseo iniciar de cero. Mis anhelos son desaparecer, ya he sido demasiado lastimada y temo que lo peor aún no llegue.

— Tengo que irme, preciosa— Nicolás se acerca intentando besarme y mi cuerpo está demasiado pesado como para evitarlo.

Me quedo quieta, sin sentir, como si fuera un juguete, como si representara aquella muñeca bonita que se rompió y ahora ya no tiene arreglo.

Mis ojos se mueven observando como se viste y posteriormente abandona la habitación, estoy inmovilizada, mi mente no coordina nada.

Me siento sucia, quiero irme a casa y poder asearme. Es increíble como mi vida se volvió una mierda en cuestión de horas, la armadura que me cubría se rompió.

La puerta se abre, una señora entra con una bandeja llena de comida, el simple olor me asquea y aumenta mis ganas de vomitar.

Tapo mi nariz queriendo evitar respirar el olor, la empleada me mira con lastima, como si supiera lo que sucedió.

— El señor Dima me pidió que le trajera esto— aclara.

Los ojos se me inundan otra vez, bajo la mirada sin saber cómo sobrellevar la situación. Una mano toca mi espalda y sé que es la mujer quien me acaricia.

— Lo siento tanto— susurra.

— ¿Por qué a mí?— la miro. — ¿Nadie se dió cuenta?

Observo cómo saca de su uniforme ropa <<la tenía escondida>> me la da con delicadeza.

— Vístase señorita— responde en voz baja. — Váyase antes de que regrese, le pediré un taxi.

Niego con la cabeza <<no me puedo ni mover>> la señora saca una especie de pastilla que me niego a tomar. Ya confíe una vez y por eso estoy aquí, nadie me asegura que no sea otra droga.

— No me tomaré nada— espeto. — ¿No observa que ya tuve suficiente?

— Estoy arriesgando mi vida por ayudarla— contesta. — Sé que tendré consecuencias pero la culpa no me iba a dejar tranquila.

— Yo no quería... — la voz se me corta impidiéndome explicar.

— Vístase porque si vuelve, ya no la dejará ir.

(...)

Las puertas de mi hogar se encuentran frente a mi, ni siquiera sé qué hora es, mi padre debe estar furioso. ¿Qué explicación le daré?

La abro sin ánimos de nada, escucho unos pasos y avanzo queriendo huir. La voz de papá me detiene, no quiero enfrentarlo,  no quiero más contiendas, solo quiero paz.

— Mi nena, lo siento tanto— se acerca a abrazarme.

¿Por qué lo siente? ¿Ya lo sabe? Lo miro asustada, no quiero que de seguimiento. ¿Quién le dijo?

— Papá, yo...

— Sé lo importante que es para ti Jennifer, entiendo que hayas perdido tu vuelo. ¿Puedo acompañarte al funeral?

Recuperando a mi EX.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora