13.

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Carlo.

Maratón 2/3

El celular suena por décima vez en la misma hora, Loren no ha dejado de llamarme encendiéndome el mal humor.

Parece que no le queda claro que no quiero hablar con ella, ya no necesito que nos sigamos viendo y detesto que sea tan insistente.

Rechazo la llamada y la bloqueo ahora también por ahí, ya lo había hecho de mensajes hace días, debe entender que lo que había entre nosotros se acabó.

Desde la fiesta de Jen mi relación con Aleska mejoró bastante, somos más unidos, ya no discutimos y compartimos más de nuestra intimidad.

Amo el hecho de que se haya entregado a mí, ser el primero era lo que quería y lo conseguí. Así como fui el primer hombre en su vida, estoy dispuesto a ser el último.

Por otra parte, hay algo que me atemoriza y me hace sentir preocupado. Jen hace semanas me dejó en claro qué dudaba de mi fidelidad hacía Aleska, también me hizo notar que en ese aspecto; yo no tenía a mi hermana de mí lado.

Aún recuerdo el enojo y los nervios que sentí cuando supe que estaba hablando con ella, sentía miedo de que sembrara dudas en Aleska ya que en parte, Jen estaba en lo cierto.

Esa es otra razón por la que tomé distancia de Loren, no quería que nos vieran juntos y comenzaran las especulaciones. Dicen que quien nada debe, nada teme, pero definitivamente yo si debo cosas.

Salgo del instituto dispuesto a ir a casa, intenté hacer planes con Aleska pero se quedó ocupada con el dichoso concurso de química.

¿Lo va a ganar? Claro que sí, su inteligencia es superior a todos y estoy seguro que tiene el primer lugar para ella.

Abro mi auto y me percato que en el asiento piloto está una hoja de papel que según yo, no dejé ahí.

La palabra mía está escrita en mayúsculas, arrugo las cejas al no entender la referencia y la lanzo dentro del auto.

Tonterías.

Conduzco a casa con la intención de descansar, mi novia se adueña de mis pensamientos al recordar cómo se arquea cuando me siente dentro de ella, como gime y los gestos que hace cuando la toco.

Me vuelve loco, no quiero que se entere que le fallé nunca, no quiero dejar de sentir sus abrazos, sus dulces labios, no quiero separarme de ella.

Después de minutos llegó a casa y me encamino a mi habitación ignorando a mi hermana completamente.

Sé que me estoy equivocando, sé que no debería estar tan molesto con ella, pero Jen me conoce demasiado como para saber cuando miento, no quiero que me descubra.

Me desvisto y tomo una ducha, tengo la intención de relajarme, comer algo ligero y dormir como si no hubiese un mañana.

— ¡Carlo!— escucho como me llaman desde afuera.

Ignoro la voz de mi hermana pero esta nuevamente me grita.

— ¡Estoy duchándome!— contesto fastidiado.

— ¡Te buscan!— responde y se marcha.

¿Será Aleska?

Salgo de la ducha con la toalla enrollada en la cintura y abro la puerta.

No. Puede. Ser.

— ¡¿Qué mierda haces aquí?!

La tomo del brazo y la meto rápido en mi habitación, antes de cerrar la puerta noto como Jennifer me mira con desaprobación desde el umbral.

Recuperando a mi EX.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz