2.

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Carlo.

Mi mañana a empezado con el pie izquierdo, mis padres nuevamente están peleando y echándose en cara todo lo que se han hecho mutuamente.

No apoyo a nadie ni pertenezco al bando de ninguno, ya que ninguno de ellos es inocente para mí, ambos se hicieron daño y nos siguen haciendo a mi hermana a mí.

— ¡Eres una maldita perra!— suspiro — ¡Maldita sea la hora en la que me fijé en ti!—.

Harto de la situación, abandono mi casa dando un portazo, atrayendo la atención de mis padrees.

—¡Carlo!— grita mi madre.

La ignoro, no quiero hablar con ella ni con mi padre. Ellos me arruinaron cuando era niño, aún recuerdo la manera en la que lloraba suplicando que se detuvieran, no quería más pleitos, más gritos.

Con el tiempo logré acostumbrarme, pero crecí con ese vacío de amor por parte de mis padres, fue cuando entendí que en mi vida solo tenía a mi hermana Jen, quien a sido mi pilar todos estos años, la única de esa asquerosa familia que se preocupaba por mí, quien se ponía feliz por mis logros y me apoyaba en mis malos momentos.

Solo tenía a Jen cuando llegó Aleska a mi vida.

Aleska Hallett, hija del empresario y amigo de mi padre Cristian Hallet. Tenemos casi tres años de relación y puedo rectificar que han sido los mejores años de mi vida.

Aleska fue esa luz que necesitaba cuando todo permanecía en obscuridad, Jen intentó ayudarme pero no pudo, nadie más que Aleska puede llenar ese vacío que creó mi propia familia.

Su cabello, sus ojos, su increíble piel, su hermoso rostro. Todo en Aleska es perfecto, lo es para mí.
Su presencia impone y la luz que posee hipnotiza, hechizando a todo aquel que pruebe sus bonitos, coloridos y dulces labios.

Me atrevo a asegurar que es compleménteme mía, me pertenece y no habrá poder humano que lo evite. Así muchos estén pendientes a ella, ella solo está puesta para mí.

Su forma de ser definitivamente es otro atributo que tiene a su favor, es la persona con el corazón más grande que conozco, siempre ve el lado positivo y de las cosas sin importarle lo jodidas que estén.

Tal ejemplo soy yo, era un desastre cuando la conocí en aquella cena de trabajo entre familias, sus ojos me miraban curiosos y yo no podía sentirme más halagado de que tuviera su vista en mí y no en los demás zafiros que estaban en la mesa.

Ese día tuve una pelea con mis padres y abandoné el lugar violentamente, recuerdo ir hacía la calle haciéndole señas a un taxi porque claramente no iba a volver a casa con ellos, cuando unas manos tocaron débilmente mi espalda, era ella.

Me convenció para volver y lo hice, no pude negarme ante esa mirada que por alguna razón me gustaba. Esa noche, después de cenar, nos separamos de los demás y platicamos toda la noche, tuve un flechazo, porque desde esa noche no dejé de pensar en esos ojos bonitos.

Pasó el tiempo, nos conocimos mejor y finalmente nos hicimos novios, mis padres tomaron la noticia alegremente pero claro, no fue porque les gustara ver a su hijo feliz, sino porque al yo ser novio de la hija de uno de los mejores empresarios del país ellos tenían más posibilidades de unirse a él y aumentar su fortuna.

Por el contrario, el padre de Aleska si se puso feliz por nosotros, o por lo menos por su hija, me pidió que la cuidara y que nunca la hiciera llorar.

Últimamente le he fallado, señor Cristian.

Mi relación con Aleska no está en su mejor posición y acepto que es culpa mía. No estoy siendo lo suficientemente buen novio y la estoy lastimando, aunque ella no lo diga, sé que lo siente porque es muy expresiva y trasparente.

Recuperando a mi EX.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz