23.

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Aleska.

No debería estar husmeando aquí pero algo en él me atrajo desde que lo vi entrar por aquella puerta; su manera rebelde de vestir, la forma en la que hablaba y su mirada cargada de sentimientos negativos  despertó mi curiosidad.

El chico cuyo nombre desconozco agita sus manos violentamente lanzando señas a un taxi que se aproxima. Mis pies parecen moverse solos y termino llamando su atención cuando mi mano toca levemente su espalda.

Voltea hacía mi con sus ojos cargados de enojo, parece sorprenderse al verme frente a él y no puedo evitar sentirme intimidada.

Nerviosamente escondo mis manos detrás de mi espalda, sin dejar de sentir su mirada pesada.

— ¿Necesitas algo?— pregunta borde.

— Solo quería saber si estabas bien.

Nuestros ojos se conectan y siento una especie de hormigueo cuando su mirada se relaja. Suspira pesadamente pasando sus manos por la cara y vuelve a observarme.

— Lo lamento— se disculpa — No quería sonar grosero.

— ¿Cómo te llamas?— inquiero curiosa.

— Carlo Anderson— sonríe — Y tú eres Aleska Hallett, he escuchado tu nombre toda la bendita cena— ironiza.

Siento un poco de vergüenza pero poco a poco se pasa cuando la conversación entre nosotros fluye de manera satisfactoria. Me agrada y debo admitir que es bastante apuesto.

— Deberíamos regresar— sugiero.

— Solo porque tú lo pides.

Sonrió con su respuesta e inclina su mano incitándome a avanzar, él sigue mis pasos y nos adentramos a la cena nuevamente.

Mi padre me mira curioso y los suyos sostienen un gesto de sorpresa al verlo sentarse en su lugar.

— Bueno...— tose otro de los miembros de la reunión — ¿En qué estábamos?

La mirada de Carlo se encuentra sobre mi, sonríe cuando nota como mis mejillas tornan un color rojizo. Papá se da cuenta de ello y enarca una ceja.

— ¿Pasó algo?— susurra disimuladamente.

Niego. La cena fluye con normalidad, después de unos minutos, cuando las personas terminan sus alimentos, se disponen a dialogar entre ellos excluyéndonos a los jóvenes de tal conversación. Intento sacar mi celular para evitar aburrirme pero una sombra me cubre llamando mi atención.

— ¿Me acompañas?— Carlo Anderson se encuentra de pie a mi lado.

Asiento y extiende su mano hacía mi, siento la electricidad correr por mi cuerpo cuando su mano sostiene la mía. Nos alejamos del resto encerrándonos en una conversación donde las risas no pasan desapercibidas.

Es buena persona, parece más relajado y definitivamente me gustaría verlo de nuevo. Los minutos se convierten en horas, donde para mí solo existimos nosotros, ha roto un récord al no aburrirme como los demás.

— Aleska— mi padre interrumpe la anécdota de Carlo cuando se acerca a nosotros— Es hora de irnos, hija.

Asiento y me pongo de pie sacudiendo mi vestido, papá se adelanta un poco dándome privacidad para despedirme de mi nuevo amigo, me acerco a él y deposito un beso en su mejilla.

— Hasta luego.

Sigo los pasos de papá, cuando llego a su lado dobla su brazo y yo enredo el mío con el suyo. Caminamos juntos y solos, como siempre, sólo nosotros contra el mundo.

Recuperando a mi EX.Where stories live. Discover now