6 | Alessandro

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Suelen decir que cuando más quieres ignorar a alguien más te la vas a encontrar. Y eso es justamente lo que me estaba pasando con Valentina. Quería ignorarla con todas mis fuerzas, pero parece ser que eso solo está aumentando los encuentros que estamos teniendo.

Cuando la he visto esta tarde en la puerta de la habitación, los latidos de mi corazón se aceleraron. No esperaba verla ahí, tan perdida y sorprendida. Sabía que iba a venir alguien esta tarde, Fabio me lo dijo. Pero en ningún momento me hubiera imaginado que sería ella. Cuando me dijo que se llamaba Valentina en ningún momento hubiera imaginado que sería ella.

No lo pude evitar y salí de la habitación, esperaba con todas mis fuerzas no encontrarla más. La cita que tuvimos el otro día digamos que no acabó de ir muy bien. La vi tan inofensiva y perdida que sabía que no la podía meter en mi mundo. Que ella solo iba a sufrir. Preferí quedar como el borde. Y seguramente es lo que ahora ella pensaba de mí.

Lo que de verdad no esperé, fue encontrarla en la fiesta que se hacía cada año en la residencia. Era una pequeña fiesta de bienvenida, y todo el mundo estaba invitado, pero no esperaba que fuera a venir. No parecía la típica chica que se mete en todas las fiestas. Aún así, parte de mí se alegró de verla.

Entramos y lo primero que vi fue su cabello pelirrojo, ese cabello que tanto llamaba la atención, ese cabello tan distinto a los demás. Mi corazón se aceleró al verla ahí, tan perdida. Era como si estuviera buscando algún lugar para escapar. Estaba tensa.

Mi mirada se encontró con la suya y la observé de arriba abajo, dándole un repaso poco discreto. Iba vestida con un top blanco bastante simple y una falda corta de color negro. Demasiado corta, al parecer, se la estaba bajando cada dos por tres para que no se le viera nada.

—Vamos a tomar algo —dije señalando el camino. Fabio y Bianca, las dos personas con las que había venido, me siguieron sin rechistar.

De un momento al otro, Valentina desapareció de mi campo de visión. Y estaba bien, yo lo había querido así. A pesar de que Fabio sabía de qué iba el tema, hizo lo que le pedí sin decir una sola palabra. No le parecía bien como estaba actuando, pero no lo haría si no supiera que es la única forma de alejarla.

No era mucho de fiestas, a pesar de que siempre me invitan a todas. Tomé un par de cervezas de la nevera y le ofrecí una a mi amigo, quien la aceptó mientras me observaba detenidamente.

—¿Qué? —pronuncié con la voz ronca.

—¿Hasta cuándo piensas estar así? —quiso saber.

—No sé de qué me hablas. —Me hice el loco a pesar de que sabía perfectamente lo que quería decir. Pero simplemente no quería hablar del tema.

Mi amigo se preparó para decir alguna cosa más, pero finalmente retrocedió.

—Nada. No te preocupes.

Lo siguiente que vi fue a Tyler tratando de llamar mi atención. Me dirigí a dónde estaba él y ampliaron la redonda en la que estaban sentados para hacernos tres sitios más.

—Este de aquí es Alessandro —dijo Luca, presentándome a las nuevas caras que no conocía—. Aunque me parece que alguien ya lo conoce. —Observó a Valentina y seguidamente a mí.

—No vayas por ese camino, Luca. Te podrías quemar —dije negando. El chico levantó las manos y negó.

—Yo solo decía.

No me llevaba muy bien con él, se podría decir que nos soportábamos y ya está. La primera vez que lo vi fue el año pasado, cuando empezó a trabajar en el bar que frecuentábamos con mis amigos. Lo siguiente que sabía fue que me lo encontraba en cada fiesta a la que accedía.

Entre París y BerlínWhere stories live. Discover now