Creo que tengo la respuesta

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Todos parecieron disfrutar mientras se comentaban lo que habían estado haciendo en el comedor. Tenían que hablar de muchas cosas, sin embargo JungKook hizo que todos se quedasen callados.
—Entonces, para quedarme aquí debo trabajar o algo, ¿No? —preguntó relajadamente mientras robaba trozos del plato de Nam. Todos se quedaron en silencio observando al lobo. JiMin apartó la mirada el primero y agarró con fuerza una de las manos de NamJoon. El mago se mantuvo estático.
—No pensábamos, quiero decir...—empezó HoSeok pero Jin le cortó con una mirada afilada.
—Es normal que quiera quedarse. —comentó TaeHyung con una voz profunda—Toda su familia está aquí. —Jin asintió ante aquello y suspiró mirando la mesa. JiMin todavía seguía con sus ojos perdidos, pensando.
—No pensábamos que querríais quedaros con nosotros—explicó Jin—. Tenéis la base esa en donde estáis muy agusto. —JungKook frunció el ceño. Eso tenía sentido, pero a la vez no. Él no quería volver a esa base, ahí era infelices. Prefería quedarse en aquél lugar, tampoco sería tan horrible ese trabajo. Había hecho muchas cosas horribles a esas alturas.
—No era nuestra idea, desde luego—recalcó Nam.
—Pero eso era antes de saber que estabais vivos. Yo quiero quedarme con todos vosotros. —les dijo sinceramente. Todos le observaron asustados y temerosos.
—Supongo que podrás hacerlo. Tú familia y la de ellos están aquí, pero no creo que quieran quedarse...—comentó TaeHyung intentando provocar a la recién formasa pareja o lo que sea que fuesen a esas alturas. Por un simple beso no podía dar por hecho nada.
—Espera, ¿Nuestras familias están aquí? —preguntó asustado y emocionado el mago. Después apretó la mano que le sostenía el hada y sonrió de manera casi imperceptible.
—TaeHyung trajo a vuestras tres familias cuando desaparecisteis. —explicó HoSeok con voz calmada— Las hemos estado cuidando desde entonces.
—¿Trajiste a mi madre hasta aquí? —le preguntó entonces Nam con una voz quebrada. —¿Para protegerla de los humanos? —TaeHyung se le quedó mirando sorprendido. No esperaba esa reacción por parte del inteligente mago.
—Alguien debía velar por ellos hasta que volvierais. —le dijo sin más. Los ojos de Nam sin embargo se aguaron ante aquella revelación y observó su plato medio acabado con una sonrisa de añoranza y esperanza. Algunas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Todos guardaron silencio ante el cambio de emoción y sensaciones en el ambiente. Sintieron pena por el chico mas no pudieron evitar sonreír por él. Esas lágrimas distaban mucho de acercarse a la tristeza. Ésas lágrimas eran de alegría, de relajación, de conformidad. Alguien había cuidado de su preciada madre mientras estaba fuera todos esos años, huyendo como un cobarde. Sin decir nada más se levantó y miró directamente a YoonGi sentado a su lado con su atuendo militar, igualito al de HoSeok. El chico vampiro le devolvió la mirada y asintió comprendiendo lo que quería.
—Vamos a ver a tu familia. —dijo con una voz calmada y baja. JiMin se mantuvo callado mientras les veía desaparecer y TaeHyung frunció el ceño.
—¿Por qué no les acompañas? —preguntó sin entender. JiMin y Nam buscaban algo serio, ¿No? Entonces, ¿qué mejor manera que empezar presentándose ante las familias? TaeHyung no lo comprendía.
—Creo que Nam necesita un tiempo con su madre. Y yo debería ir a buscar a mi familia, también. —con aquello dicho HoSeok se levantó y le indicó que le siguiera. Una vez se fueron ambas hadas los tres chicos restantes se miraron en silencio, sin saber qué más decir.
—¿Ayer fuiste a ver a tu familia como te dije? —preguntó TaeHyung sin mirarle y hablando muy rápido. Si JungKook hubiese estado algo distraído, no habría conseguido entender absolutamente nada de lo que había dicho. Cuando su cerebro consiguió interpretar lo que le había dicho asintió y sonrió tímidamente.
—Sí. —afirmó mirando sus manos— Creía que no me querrían de vuelta, pero les conté un poco todo lo que había pasado en los últimos años y cenamos juntos. Estuvo muy bien. —TaeHyung asintió y sonrió un poco. Las sonrisas en su rostro estaban realmente en extinción. Se notaba que el chico ya no sonreía ni la mitad de lo que lo hacía años atrás.
—Me alegro. —contestó cortés. Ante tanta palabrería Jin puso los ojos en blanco y se acercó hasta JungKook. Sin avisar y sin pedir permiso empezó a revolver su pelo recién cortado.
—¡Y te has cortado el pelo, cabeza coco! —medio gritó. —Ya era hora. Venías con unos pelos...—JungKook le apartó con algunos manotazos y sonrió ante sus quejas. TaeHyung los observó con cariño y cierta melancolía.
—Ha sido Lisa. Esta mañana estaba emocionada y a tope de energía y pues me ha cortado ella sola el pelo...—explicó no muy seguro de sí mismo. —No sé cómo le ha quedado.
—Pues, si te soy sincero, ha hecho un gran trabajo. —le dijo Jin observando la cabeza y los cortes certeros en la melena lisa y negra. —¿Verdad, TaeHyung? —pilló al akuana desprevenido y con una pequeña sonrisa boba asintió a las palabras de la sirena. JungKook ante el escrutinio de TaeHyung no pudo evitar sonrojarse ligeramente y apartar la mirada.
Se quedaron unos segundos en silencio hasta que Jin quiso crear conversación de nuevo. Sin embargo, no duró mucho ya que el padre de JungKook apareció de la nada y con una sonrisa cansada les pidió si podía robarles a su hijo un tiempo. TaeHyung y Jin no pudieron negarse y en cuanto el chico lobo desapareció ambos se separaron y se fueron por lugares distintos, yendo a atender a alguna de sus obligaciones.
El padre de JungKook sin embargo le agarró de uno de sus hombros y le apartó del comedor, que se estaba empezando a llenar cada vez más. Con el ceño fruncido y la sonrisa amable perdida le dirigió a un lugar poco concurrido y silencioso. Allí se acercó a su rostro y empezó a susurrarle.
—Creo que puedo saber la razón de porqué TaeHyung regresó a la vida. —ante la mención del akuana las orejas de JungKook se estiraron, alertas. Aquél misterio le había dejado inquieto pero tampoco sabía si quería indagar mucho en él. Al menos no lo suficiente como para descubrir algo que igual no le gustaba. —Verás, he estado pensando sobre el momento en el que naciste...
—Espera—le cortó de repente—, ¿Qué pinto yo en esto? Es TaeHyung el protagonista de todo. —intentó razonar, pero su padre negó.
—Creo que no, JungKook. Ese es el problema. —empezó a explicar. —Verás, también creo saber por qué has recuperado tu ojo o el cambio en tu pelo. —JungKook no pudo evitar llevarse una mano al ojo y pelo afectados—Jin me contó que las heridas que tenías eran incurables. Me dijo que jamás había visto nada igual, JungKook—hizo una pausa para coger aire y observar las reacciones de su hijo—. Según él, lo más probable es que hubieras perdido el ojo por el golpe. Pero no lo has hecho, está curado y la única diferencia es el color—con aquello dicho, JungKook estiró sus orejas aún más para escuchar absolutamente todo lo que tenía que decirle—. Por ello creo que todo eso tiene una explicación. Creo que todo tiene que ver con la Luna. —JungKook abrió los ojos sin entender. —La Luna, nuestra diosa. Ella es la que te ha elegido como su Hijo. —JungKook entonces puso los ojos en blanco y dejó de prestar atención a su padre.
—Papá—le dijo suspirando—, eso son leyendas y cuentos para niños. No tiene nada que ver con la realidad.
—¡Sí que la tiene! —le dijo con un tono de voz elevado que hizo que se callara. —Verás, tú cuando eras pequeño eras un niño fuerte, sano e imparable. Tenías una fuerza descomunal y eras el más enérgico de todos. Tu madre en ese entonces creía que eras así por su condición, pero yo creo otra cosa. —JungKook se matuvo callado ante la palabra condición. No recordaba que su madre fuese o padeciese de alguna condición. Por ello decidió callar y dejar a su padre contar su hipótesis. Luego él decidiría si creerle o no. —Nada más nacer, no lloraste. Por eso, como hacemos con todos los bebés que no lloran, te llevamos al Estanque Lunar para que la luna te despertase. —JungKook tragó saliva. —Pero, cuando metimos tu pequeño cuerpo en el agua, dejaste de respirar y la Luna desapareció del cielo, ya que fue tapada por unas nubes. —su padre sintió sus ojos aguarse. —Tú madre se puso histérica. Intentamos reanimarte, devolverte lo que era tuyo, pero no lo conseguimos. No hasta que salió la luna de nuevo. Ella con su luz te dió aire y respiraste. Te dió calor y tu cuerpecito empezó a irradiarlo. Y te dió una pequeña marca en la nuca. —JungKook se llevó una mano al lugar, llegando a la conclusión de que nunca se había fijado en ese lugar antes. —Empezaste a llorsr con todas tus fuerzas después de eso—sonrió—. Desde ese entonces siempre he creído que estabas hecho para grandes cosas, que la Luna siempre velaría por ti.
—Pero no puedes probarlo. —dijo seriamente. —No hay nadie más elegido por la Luna. —su padre negó.
—Al parecer hay más Hijos de la Luna de lo que tú te crees. —esas palabras dejaron a JungKook boquiabierto. ¡Si se suponía que los Hijos de la Luna eran una fantasía infantil! Un simple cuento para hacer creer a los niños que eran especiales y únicos en el mundo. Alejándolos a su vez de una sociedad jerarquizada en donde ellos estaban al final de la pirámide. Con un suspiro frustrado se agarró los mechones blanquecinos y miró a su padre con el ceño fruncido. No comprendía esa descabellada historia. Además, no había manera de probarla, ¿Verdad?
—Papá, esto no tiene sentido. —se sinceró ante los ojos esperanzados de su padre. —Y si lo tuviese y yo fuese un "elegido"—dijo haciendo comillas con sus dedos para dejarle claro que no creía su fantasía—, ¿Qué pinta TaeHyung aquí? Él ni siquiera sigue a la misma diosa. —su padre soltó una risa tímida y miró al suelo, evitando sus ojos dispares.
—Claro. —soltó de repente—No tendría ningún sentido, ni siquiera que hubiese vuelto, si no fuese porque tú le elegiste como compañero vital. —JungKook abrió los ojos y se quedó pasmado unos segundos.
—¡Era un niño! Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Además lo de los compañeros vitales funciona entre lobos. Por mucho que yo mostrase mi verdadera forma, él...
—Mostró la suya ante ti. —terminó su padre. —Y ambos lo hicisteis en luna llena. Ella fue testigo de vuestra unión. —JungKook se llevó ambas manos a la frente y empezó a desesperarse. ¿TaeHyung era su compañero vital?
—Vale, papá. Sí, estoy enamorado de TaeHyung. Ya está, lo he dicho. Si querías saberlo podrías haberme preguntado y no haber montado toda esta historia trágica y dramática. —se frustró, no creyendo a su padre en ningún momento.
—Sabía que no me creerías al principio. Por eso vamos a ir al Estanque Lunar y vamos a averiguar si lo que estoy diciendo es cierto o no. —estableció firmemente dejando sin palabras a su hijo.
—Papá, no podemos ir en busca de leyendas infantiles cuando hay humanos fuera queriendo matarnos. ¿Es que no lo entiendes? —le dijo desesperado porque su padre recapacitase. Ante eso, su padre le agarró del cuello de su camiseta y acercó sus rostros de manera amenazante. Eso calló por completo a JungKook.
—JungKook, lo que no entiendes es que tanto TaeHyung como tú podéis estar conectados más allá de lo terrenal. Y estoy seguro que no has pensado en lo que puede suponer eso, ¿Verdad? —con miedo negó lentamente—Puede significar que lo que le pase a uno puede verse rebotado en el otro.—reclamó tocando su pecho y calmando a su hijo— Cuando llegué a esta conclusión sobre su vuelta me relajé un poco. Con sólo pensar en que algo te unía a TaeHyung me hacía dormir mejor. Pensaba que mientras él estuviese bien protegido aquí una parte tuya también lo estaría... —con aquello dicho su padre dejó salir algunas lágrimas con pesar y con aún el ceño fruncido. JungKook sintió cómo se le partía el corazón en ese mismo momento.
—Creía que mientras protegiese a TaeHyung podría protegerte a ti, podría arreglar mi error...—JungKook rodeó los hombros de su padre con cuidado, invitándole a un abrazo. —Creí que podría enmendar el hecho de que dejé que uno de mis hijos fuese casi asesinado por unos estúpidos humanos.  —y con aquello el lloro comenzó en el hombro de JungKook. El chico lobo se mantuvo quieto, esperando porque su padre soltase todo lo que había estado guardando. No le creía en absoluto pero sí podía entender que se hubiese agarrado a esa idea con tal de continuar, con tal de vivir con el pesar de no haber podido evitar lo inevitable. Rodeó el cuerpo de su padre con fuerza y le estrujó un rato, dándole a entender que estaba ahí para él, siempre.

Akuana [SIN EDITAR]Where stories live. Discover now