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Su madre les guió de manera muy elegante. Jamás pensó que la vería deslumbrar como lo estaba haciendo ahora y menos fuera de su hogar.
—¡Es enorme todo!—se emocionó JungKook mientras corría de un lado para otro de la estancia riendo y mirando todas las telas y muebles caros que había en todas partes. TaeHyung le seguía de cerca riendo a la par.
—Niños, venid aquí. —se quejó su madre mientras ellos regresaban a su lado con los nervios más calmados. TaeHyung le dió un ligero empujón a JungKook y el otro rió devolviendo un empujón que casi lo tira al suelo. —Tenéis que subir las escaleras y arriba encontrareis al director. Yo me tengo que ir ya Tae. —les explicó con calma. TaeHyung la miró y después la abrazó con cariño. Ella dejó un beso en su frente y él la apartó avergonzado. Después se despidieron y sin mucho más que decir ella le advirtió de que tuviera cuidado con el agua salada. Se dio la vuelta y salió por las enormes puertas decoradas de madera. TaeHyung se quedó unos segundos mirando hacia donde se había encontrado su madre.
—¿Qué pasa con el agua salada?—preguntó JungKook sin entender mucho. Ya había empezado a subir las escaleras y TaeHyung tuvo que correr para alcanzarle.
—Somos criaturas de agua dulce. —explicó mientras tiraba de su mochila algo ahogado. —Si toco el agua salada me quemo...
—Como a los vampiros el sol...
—¿Vampiros? —preguntó entonces TaeHyung teniendo que poner su mochila en el suelo para recuperar el aire.
—¿Quieres que te la lleve? —se ofreció el chico de orejas negras. TaeHyung le miró y después miró a su mochila que descansaba sobre un escalón, pesada y horriblemente grande. Sin embargo y aunque sopesó la idea, pues a JungKook parecía no pesarle lo más mínimo la suya a pesar de que era igual o más grande que la propia, frunció el ceño y cogió de nuevo su mochila. La colgó de su hombro como la llevaba el otro y continuó andando sacándole la lengua cuando pasó a su lado y le adelantó.
—Vale. —ontestó el otro siguiéndole de cerca y encogiéndose de hombros.
Cuando por fin llegaron a la planta de arriba avanzaron por el ancho pasillo hasta que encontraron la enorme puerta exactamente igual a la de la entrada aunque ciertamente más pequeña. Llamaron con sus nudillos y de repente se abrió mágicamente. Los dos chicos entraron entusiasmados. Dentro se encontraba una mujer mayor con indicios de canas en sus sienes y una falda entubada. Su maquillaje era oscuro y tenía una mirada severa. Cuando entraron se les quedó observando el uno al otro de manera inquieta.
—Si me hacen el favor de sentarse, por favor. —indicó con una voz rasposa por la edad pero autoritaria. Los dos dejaron sus sonrisas de lado y se sentaron en los sillones que estaban en frente de la mujer seria. La miraron algo cabizbajos intentando simular sumisión o respeto. TaeHyung estaba alucinado porque realmente creía que aquella mujer era una maga. Era la primera vez que veía a una hechicera tan de cerca y sentía la emoción de su magia en el ambiente.
—Así que, ustedes dos han sido aceptados en la Escuela Noche de Sol como aprendices de primer año. ¿Es así? —preguntó a los chicos.
—¡Sí!—contestaron a la vez nerviosos.
—De acuerdo, pero uno de ustedes tiene dieciséis años y el otro catorce. ¿Quién es el de dieciséis? —TaeHyung levantó la vista y suspiró cogiendo fuerzas.
—Soy yo, señora. Kim TaeHyung. —la mujer asintió y anotó algo en su libreta de color púrpura. Después miró a JungKook buscando alguna respuesta pero el chico parecía ensimismado con las uñas negras de la mujer.
—Y usted es el Jeon, ¿Verdad? —preguntó algo escéptica.
—Eh, sí. —contestó temblando el chico a su lado.
—Sabe que no aceptamos comportamientos salvajes como los de su especie, ¿Verdad? Debo cerciorarme de que tiene una manera de controlarlo y asegurarme la seguridad de sus compañeros. —le explicó con algo de preocupación en su voz. El otro tragó saliva y asintió. —De acuerdo. Supongo que sabrá que falta la realización de un pago, ¿No?
—Sí, sí. Mi padre le enviará una carta donde le dirá cómo va a pagarle, señora. —y agachó la cabeza después avergonzado. El "señora" había salido muy bajo.
—Perfecto. —escribió de nuevo en su libreta y se levantó de su sillón. TaeHyung la imitó y JungKook al quedarse atrás lo hizo de repente. —La escuela Noche de Sol os ofrece la oportunidad de tener una visita guiada por una criatura con la que pasaréis muchas lecciones durante el curso escolar. Formará parte de vuestra clase y os será más sencillo hacer amigos, os lo aseguro. —contestó mientras miraba a TaeHyung con ojos extraños. El chico asintió sin entender muy bien esa mirada y sonrió. Su sonrisa, al contrario de como había pensado TaeHyung, era bastante amable y le llegaba hasta los ojos.
—¿Y quién será? —preguntó TaeHyung impaciente por conocer más de aquél lugar.
Serán, señor Kim. —le corrigió mientras les guiaba hasta la puerta. —Ustedes irán a clases distintas, no sólo por su diferencia de edad pero también por la clara diferencia entre sus razas. El señor Jeon jamás podría asistir a una clase bajo el agua y lo mismo por su parte. No creo que haya visto el programa para los hombres lobo, demasiado ejercicio físico. —TaeHyung miró a JungKook algo asustado y poco convencido. Pensaba que las clases eran para todos por igual. Había estado equivocado. —Por ello, se alojarán en lugares distintos, con instalaciones adaptadas a sus necesidades y también tendrán guías distintos. —les abrió la puerta y les dejó salir, uno detrás del otro. —Espero que disfruten de su estancia aquí. Ante cualquier cuestión recurran al personal de su zona y en caso de no estar disponibles hablen con algún profesor. —con una sonrisa, esta vez algo forzada, le miró fijamente y sintió un escalofrío. —Además, señor Kim, me gustaría que mañana temprano volviese aquí para que le diese el plan de estudios que he preparado para usted. Como lleva dos años de retraso y no puede exponerse a agua salada, he creado un modelo exclusivo para usted. Mañana le veo para explicarle los detalles. Que disfruten. —y con eso cerró la puerta en sus narices.
Los chicos se miraron perdidos y andaron hacia las escaleras donde se sentaron esperando a sus guías. Dejaron sus mochilas a un lado y suspiraron cansados.
—Vas a tener horario especial...—susurró JungKook mientras se rascaba detrás de una de sus orejas de lobo. Uno de sus pies empezó a dar fuertes golpes en el suelo sin parar y cuando dejó de rascarse suspiró de gusto. TaeHyung tuvo que guardarse la risa para luego porque en verdad había sido extraño viniendo de un lobo. ¿Eso no lo hacían los conejos?
—Normal. Voy con retraso...—respondió con algo de cansancio. —Seguro que me ponen más horas de clase que a nadie...
—Bueno, no puede ser tan horrible. —le intentó animar el otro.
—¿Cómo es que tenéis tanto ejercicio físico? Me ha asustado cuando me ha dicho que no podría con ello.
—No lo ha dicho.
—Pero lo ha medio-dicho. Está claro que cree que soy un flojeras.
—Te ves un poco así...—rebatió el lobo sonriendo de lado.
—¡Oye! —y le dio un empujón que casi ni le movió. Después, cuando las risas se hubieron apagado, JungKook suspiró y le miró.
—Nos cansan para que cuando sea luna llena no causemos demasiados problemas. —le explicó.
—Parece que todo gira entorno a ese momento. ¡Vamos, no sois monstruos! —JungKook quiso reírse ante esas palabras pero ni una sonrisa se formó en sus labios. —JungKook, no lo eres. —le dijo seriamente cuando el chico parecía dudar sobre ello. —Eres una buena criatura. Eres agradable y buen chico. Aún si pierdes la cabeza una vez al mes no cambiaré mi parecer.
—Gracias...—le dijo en un susurro. TaeHyung sabía que no le estaba tomando en serio. —Pero hay tantas precauciones y seguridad porque realmente hemos hecho cosas malas. Hacemos cosas malas en ese estado y nadie puede frenarnos...—Taehyung se le quedó mirando un poco y después suspiró, incapaz de encontrar algo con lo que animarle.
De repente se escuchó un pequeño aleteo que venía de algún lugar por el techo. Ambos chicos levantaron sus cabezas y encontraron a otros dos chicos con alas casi translúcidas en sus espaldas. TaeHyung abrió los ojos asombrado y se quedó mirando aquellas preciosidades mientras se movían sin cesar. Aquellos dos nuevos personajes habían entrado por unas ventanas enormes localizadas en el techo de la habitación. Se habían colado por ahí e iban hablando animadamente.
—Hadas...—susurró JungKook también sorprendido por aquellas alas tan magníficas. Éstas eran aún más bonitas si brillaban con el sol, desprendiendo muchos brillos y reluciendo de manera espontánea. TaeHyung podría haberse quedado sin aliento, bueno, se quedó sin aliento. Una de ellas tenía el cabello rubio como la paja y el otro rojo como una cereza. Era normal que las hadas tuviesen esa clase de colores en su cuerpo ya que estaban muy vinculadas con las plantas y las flores.
—Oh. —dijo uno de ellos con voz aguda. —Están allí. —le indicó a su compañero. Ambos descendieron con un breve movimiento de su cuerpo que les inclinó hacia delante. Sus alas hicieron el resto, dejándoles delicadamente delante de los dos chicos. De haber podido tocar el suelo con la boca, ambos lo habrían hecho. Ninguno había visto tan de cerca a una criatura como aquella y esa delicadeza y brillo propio realmente les estaba hechizando.
—Vosotros sois los nuevos, ¿No? —preguntó de nuevo el rubio sonando formal. El otro se mantuvo callado y con una sonrisa tranquila.
—Sí. —contestó TaeHyung. Era bastante evidente que la atención de las hadas recaía principalmente en él. Sus ojos buscaban otro lugar al que mirar pero inevitablemente volvían a él. La curiosidad era más fuerte que su respeto, pensó TaeHyung algo malhumorado, pues también le estaban mirando los tatuajes. Suspiró cansado y esperó a que dejasen de mirarle para ver si les enseñaban la escuela.
—Bueno, teníamos que hacerles una visita, ¿No, JiMinnie? —preguntó el pelirrojo intentado sacar de su estupor al rubio. El otro dejó de fruncir el ceño hacia el chico acuático y asintió.
—Pero tú eres una criatura acuática, ¿Verdad? —preguntó entonces el que parecía llamarse JiMinnie.
—Sí. —asintió TaeHyung ante su mirada curiosa.
—Entonces no podemos enseñarte nada. Debe hacerlo otra criatura acuática. Nosotros sólo venimos a encargarnos del lobo feroz. —JungKook fue el que frunció el ceño a continuación.
—No soy feroz...—se quejó en un medio susurro. El pelirrojo se acercó a él y sonrió felizmente. JungKook se quiso alejar de inmediato pero el hada levantó un brazo y empezó a arrascarle detrás de las orejas. Al instante el chico empezó a dar patadas en el suelo de nuevo como un conejo y una sonrisa se formó en sus labios.
—¡Ahí, ahí! —dijo con una sonrisa. Entonces el pelirrojo le dejó libre y JungKook se puso colorado por aquello.
El otro rió un poco bajo.
—El punto débil de los perros: un buen rasque. —comentó el pelirrojo cruzándose de brazos emocionado.
—Si quieres podemos quedarnos contigo hasta que llegue tu guía. —sugirió el rubio de manera amable. TaeHyung le miró con los ojos muy abiertos y asintió. La verdad era que quería pasar más tiempo con aquellas criaturas y saber más sobre su especie.
—Sí. Muchas gracias. —agradeció después. Ambos volvieron a sentarse mientras las hadas alzaron el vuelo.
—No sabía que tenías un punto débil. —le comentó a JungKook en voz baja para que no les escucharan.
—Yo no sabía que era tan fácil de encontrar...
—Yo soy Park JiMin. —dijo el rubio mientras volaba libre por la habitación. —Y él es HoSeok. —señaló al pelirrojo que le seguía desde muy cerca.
—Soy Jung HoSeok. —completó él.
—Yo Kim TaeHyung. —les dijo a los chicos quienes asintieron y siguieron volando.
—Y yo JungKook. —respondió el mismo, sin querer decir su apellido. Las hadas parecieron no darse cuenta pero TaeHyung sí lo hizo, y le miró sin entender. ¿Por qué escondía su identidad así? ¿Acaso era por lo que le había dicho la directora?
Decidió mirar hacia la puerta en donde de allí salió un chico más alto que todos ellos y seguramente mayor en edad. TaeHyung se levantó de un salto y JungKook le siguió, descendiendo las escaleras para encontrarse con él.
—Vale. El chico acuático. —señaló a TaeHyung y le indicó que le siguiera. —Vamos, a este paso me voy a quedar seco. —el mencionado se despidió de sus nuevos amigos y siguió apresuradamente a aquél otro que estaba bastante enfurruñado.
—¿Eres una sirena? —preguntó curioso mientras le seguía por atrás intentando alcanzarle.
—Pues claro. —respondió sin más mientras suspiraba cansado. TaeHyung decidió no preguntar más y caminó en silencio. Ese chico parecía no querer decirle nada más que lo estrictamente necesario y TaeHyung no se lo iba a poner más difícil.

Akuana [SIN EDITAR]Where stories live. Discover now