«REYES O DIOSES, LA LINEA ES DEMASIADO FINA»
Luego de la destrucción completa de la Tierra, Lyanna y su pueblo viajaron por 125 años a través de las estrellas en sueño criogénico despertando con el regalo de una nueva oportunidad. Un lugar donde pue...
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Esta era la situación mas deja-vu en la que se encontraba Lyanna. Sentada en una silla en una nave que iba hacia un planeta que no conocía y que nunca había puesto un pie encima. Recordó que casi le había entrado un ataque de pánico al sentir el cinturón tan apretado, odiaba estar amarrada. No pudo evitar ver a su derecha donde había una ventana y vio por un segundo a Finn que la calmaba y tranquilizaba, sonriéndole con esa juguetona sonrisa. Pestañeó con fuerza, sintiendo como iban casi en picada a toda velocidad, lo único que Lyanna podía ver por las ventanas eran nubes espesas.
— Pasamos la ionosfera y seguimos sin instrumentos— Shaw aviso—. Debe ser algo mas. Sujétense.
— ¿Hay algo que yo pueda hacer?— trato de contribuir Emori.
— Si. Puedes rezar— respondió el piloto. Lyanna vio a Clarke y supo que estaba pensando lo mismo; 100 adolescentes bajando a un planeta que desconocían tratando de buscar una manera de sobrevivir. La nave dio una brusca sacudida y las nubes se disiparon dejando ver un hermoso paisajes de grandes montañas bañadas por la luz naranja del sol en atardecer. Era cautivador, tan hermoso como Monty habia imaginado de seguro y más.
— Damas y caballeros, les presento el planeta Alfa— el piloto se dio la vuelta para verlo mientras bajaba la nave poco a poco, Lyanna pudo ver los arboles, los cientos de arboles, arboles en los que Rhaegar podría escalar, en los que podría jugar.
La joven reina rápidamente y con dedos algo temblorosos se quito el cinturón siendo que ya habían aterrizado, todos se dirigieron hacia la enorme puerta. Lyanna fue al frente junto a los otros, Ryder a su izquierda y Clarke a su derecha.
— Por favor se respirable, Por favor se respirable...— Jackson rogaba mientras la compuerta se abría lentamente, la ansiedad vibraba y la expectación estaba en cada uno de ellos. Sobre todo en lo que quedaba de los 100 que conocían muy bien ese sentimiento. La puerta se abrió, la luz anaranjada brillante que se colaba por las ramas de un enorme árbol, Lyanna dio una respiración profunda; un olor cítrico le susurró la brisa.
— El aire es respirable— el doctor suspiró.
— Niveles de radiación aceptables— Emori revisó— . El Eligius III no necesitaba mandar Sangre Negra
— ¿Donde esta ese radiofaro, Shaw?— preguntó Bellamy, la reina apenas los escuchaba demasiado cautivada por el paisaje en frente de ellos, era precioso.
— Ocho kilómetros al este. Esta en terreno elevado pero hay agua en el camino— El piloto respondió. Lyanna podía ver manchas de colores cerca del suelo en un arbusto; flores de distintos colores, no podía esperar por oler cada una de ellas, por estudiar cada una de ellas. Gracias a todos los clanes había aprendido sobre venenos y las características de variadas plantas. No podia esperar para aprender sobre la de este planeta.
