| Prefacio.

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Londres, Inglaterra.
28 de abril de 2011.

Una semana después de su llegada a Londres y a penas habiéndose instalado en el que sería su nuevo hogar de ahora en adelante, Abby pensó que las cosas iban a arruinarse como en Beacon Hills ante la aparición de un hombre de cabello negro y vestimenta elegante, musculoso y de mirada dura que se presentó con Jackson y ella como Ray Woods, diciendo ser un Alfa y ofreciéndoles formar parte de su manada por lo riesgoso que era ser omegas.

A pesar de haber estado bastante paranoicos luego de que muriera y regresara a la vida, sus padres les habían permitido salir solos para que comenzaran a conocer el vecindario y los alrededores. Definitivamente nunca esperaron ser abordados de esa manera, muchísimo menos por un Alfa.

El hombre frente a ellos no insistió mucho, percatándose de cómo la chica no dejaba de temblar y emanaba una alarmante cantidad de terror. Consciente de eso, Jackson decidió que sería quien manejara la situación.

—Acabamos de pasar por momentos horribles en nuestra manada pasada, ella todavía está un poco asustada —excusó vagamente, sin querer entrar mucho en detalles.

—Déjame adivinar. ¿Un mal Alfa?

—También tuvimos problemas con cazadores.

Ray hizo una mueca, comprendiendo entonces la actitud de la chica.

—Un par de chicos de mi manada también pasaron por algo duro como eso. Es normal que siga asustada —aseguró—. Les propongo algo. Vengan conmigo. Les presentaré a los miembros de mi manada y si ella sigue sintiéndose insegura, los dejaré en paz. ¿Les parece un buen trato?

—Somos nuevos aquí, no... no conocemos bien —murmuró Abby, aferrándose fuerte a la ropa de su hermano. Jackson estiró una mano hacia atrás y se la ofreció, haciendo que soltara la tela y en cambio lo sujetara a él.

—Bueno, entonces, ¿por qué no los traigo aquí? Si te asustan, siéntete libre de irte, ¿sí? —ofreció amablemente.

Abby asintió con la cabeza, encogiéndose en su lugar. El hombre se alejó de ellos unos pasos para tener privacidad al hablar por teléfono, permitiéndole respirar con calma y relajar su postura unos momentos, pensando que las cosas no podían ser peores que en Beacon Hills, ¿verdad?

Cinco personas llegaron un rato después, acerrándose a ellos y haciéndole sentir aún más nerviosa por estar rodeada de desconocidos. Un chico de cabello rubio era el que encabezaba el camino hacia el Alfa, una chica de cabello también rubio caminando un par de pasos detrás de él junto a una chica de cabello anaranjado, ambas ubicadas entre otro rubio y un peligro.

— ¿Qué pasa, Ray? —preguntó el rubio con ambas manos metidas en los bolsillos de su abrigo negro.

—Quiero presentarles a este par —respondió—. Se llaman... Lo siento por no haber preguntado antes, pero ¿cómo se llaman? —les preguntó curioso, girando a mirarlos.

madness | #2 | teen wolfWhere stories live. Discover now