018

420 51 6
                                    

Jeon Jungkook.

Tomé con cierta necesidad las pastillas que se encontraba en mi mano. Cuando termino de tomarmelas, intento mantener mi respiración, tiro la envoltura de la pastilla en un tacho de basura. Y salgo de aquel salón abandonada, dirigiendome a la oficina del director.

-Pero que ven mis hermosos ojos- la voz gruesa de alguien me detiene en mi caminar.

Volteo esperando encontrar al hyung que está hablando. Y lo encuentro. Un castaño alto de ojos bonitos, sonrisa extremadamente linda y piel blanca. Es Jin.

-Jin-hyung.- digo viéndolo y sonriendole.

-Vaya, aquí está el mocoso. En donde demonios de metiste, Kookie- dice Jin-hyung sonriendo.

Intento no querer golpearlo por el estúpido apodo que me acaba de decir. Si no fuera mi hyung y casi como mi hermano mayor, ya le hubiera golpeado hasta dejarlo en un estado crítico en el hospital.

-Jin-hyung, ya le eh dicho que no me llames por ese apodo, es horrible. - digo molesto.

-Bien. Es la costumbre. Hace unos cuantos meses que no te veo. Pero a lo que venía o debería decir buscaba.- empezó a reírse de su chiste mal hecho.

-¿Que quieres? Estoy muy ocupado como para aguantar tus chistes Jin-hyung, tengo cosas más importantes que hacer.- dije hastiado. Jamás me dio gracia los chistes que brindaba Jin-hyung.

-Esas cosas importantes es, ¿una chica rubia de otra nacionalidad?- dijo sonriendo de lado.

Vaya los rumores vuelan rápido.

-Y que si es así, hyung. No puedo estar con alguien, acaso no soy digno de querer amar- digo empezando a caminar, notando que Jin-hyung imita mi acto.

-Nada de eso, si no desde que ella murió - detengo mi caminar.

-Desapareció- corrijo. Soy bastante terco y necio al creer que ella murió, ella no pudo a ver muerto. Yo lo sé.

-Bueno... desapareció. Tú jamás has sentido algún sentimiento más allá del odio o rencor, hacia cualquier persona.

-Pues, está chica cambio eso.-dije con una expresión aburrida.

Soy consciente de que Lisa no cambió nada en mí, o tal vez cambió pocas cosas como: decirme oppa sin que me sintiera malhumorado, o ser paciente con una chica, es más, hacer todo lo posible para que aceptará ser mi novia.

Pero todo eso es, por que ella tiene un parecido a Priya, el amor de mi vida, mi alma gemela, con la única chica que quisiera vivir hasta que seamos unos ancianos.

-¿Así?- dice. Al parecer no me cree, por que simplemente parece no contradecirme. Él sabe muy bien que jamás amaré a alguien que no se llame: Pampriya Manobaan, única hija de una de las familias más conocidas de Tailandia y Asia.

-Por más que salgas con millones de chicas, jamás podré creerte que sientas amor o tu cerebro bote dopamina.- dice mientras que esconde sus manos en su bolsillo. -¿Sabes el por qué?- niego. -Por que cuando te vi por primera vez, eras un niño tímido y sin ganas de socializar. Esa pequeña niña de ojos almendrados siempre te protegía de cualquier bully que había en la escuela. Y cuando la mirabas, tus ojos brillaban y tu sonrisa tonta de conejo aparecía. Era tonto verte así.- Su risa resonó por todo el pasillo.

-Tu te ríes como limpia parabrisas y no me burlo. En cambio yo si muestro mis dientes, te ríes. Eres raro hyung. Y además, es cierto que miraba a Priya con otros ojos. Y qué si salgo con "millones" de chicas, tu lo haces y jamás te juzgo.- digo mientras que aceleró el paso.

Mi novia es una niña// LiskookWhere stories live. Discover now