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Jeon Jungkook

- Joven ¿tienes que ir ahora? - hablo la señora Park, sostuviendo mi abrigo Polar.

‐ Si Señora Park - dije repitiendo por tercera vez de la mañana - Mi padre no va a descansar si no voy. Sabes cómo es - dije poniéndome el abrigo que hace unos cuantos segundos las manos de la señora Park lo tenía.

‐ ¿Y la señorita Lisa? - hablo ella.

Verdad. Había olvidado el tema de esa chica.

- No la dejes salir hasta que llegue. Prepara el desayuno y que coma. Y que las demás muchachas de la casa, le traten bien - dije, había escuchado muy bien la conversasion de mis empleados, la noche anterior.

‐ Si Joven amo - vi un no muy encendido sonrojo en las mejillas de la señora Park, debe sentirse avergonzada por lo que hizo sus compañeros la noche pasada.

- Bien - dije, mientras ponía mis dos manos en los hombros de la señora Park - cuidé muy bien a mi novia - dije sonriendole.

Ella solo limitó asentir. Salí de la mansión. Limite a ir con Jay, mi chófer personal, por que quería pensar y despejar mi mente. Quería pensar en que es lo que haría con la rubia. Siendo sincero les dije a mis empleados que era mi novia, por que no quería aguantar sus comentarios de "¿Por qué la trajo, si es una extraña?", "¿Será algún tipo de amiga con derecho?".

No quise aguantar sus supuestas suposiciones, así que la hice pasar por mi novia. Y además quiero estar solo, por que, conociendo a mi padre, me va a dar un tremendo sermón, por no haberle presentado aún, una candidata para hacerla mi esposa.

Veo todo a mi alrededor, gente, niños y adultos, todos con diferentes problemas. Quisiera retroceder el tiempo y quedar en la etapa de la niñez y la infancia. Era demasiado feliz, tenía uno que otro problema menor, pero eran demasiados pocos y lo mejor de todo eso es que siempre tenía a mi lado a dos personas fantásticas.

Ahora simplemente me siento solo, la amistad de mis hyungs, no es suficiente como el amor de dos mujeres con corazones cálidos.

Sigo manejando, después de alguna que otra calle llegué.

La enorme casa de mi padre, para mi simplemente un casa de color blanca, con mucha majestuosidad. Las rejas de la mansión, se abren automáticamente, voy manejando al interior de la casa. Los empleados siguen haciendo sus cosas, como si no pasara nada.

Salgo del auto, todos los que están cerca, saludan con una reverencia, exactamente de 90°.

- Kookie - escucho una voz chillona
La misma voz chillona que no a parado de mandarme mensajes de voz y las llamadas perdidas.

- Sunmi - dije en muestra de saludo. Pude verla, estaba vestida con un vestido hasta los muslos, rojo provocativo.

‐ ¿Venistes a verme Kookie? - dijo ella y añadió - No contestaste mis llamadas, ni leíste mis mensajes y audios de voz . ¿Me preguntaba, si tal vez estabas ocupado? - dijo mientras que jugaba con un mechón de su cabello.

- ¿Donde está mi padre? - dije serio, quiero ignorar todas sus preguntas.

- En su despacho - dijo - me dijo que si te viera llegar, te dijera que lo vallas a ver - dijo ella sonriendo.

- Bien - dije adentrándome a la casa.

Sunmi, empezaba a gritar desde lejos, ignore sus llamados y me dirigí a lo que eran las escaleras.

Después de recordar algunos escenarios que tuve en mi niñez, fui a ver a mi padre. Entre a lo que era su despacho, un viejo y arrugado hombre, se encontraba sentado, mirando algunos papeles. Seguro son las de su empresa.

Mi novia es una niña// LiskookKde žijí příběhy. Začni objevovat