Capitulo 1

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Nueva Vida

Mi nombre es Belle y aunque aparente tener menos, tengo 19 años, nací en Francia, viví toda mi vida allí, hasta que un día eso cambió para siempre, mi mamá decidió que hoy nos mudaremos a Ontario, Canada. 

Cuando tenía 15 años intenté suicidarme, sufría de depresión, y de hecho, creo que aún lo sufro, pero al parecer ahora se ocultarlo muy bien. Estuve internada, medicada, muy enferma durante muchos años, y ahora que me siento mejor, mi familia decidió que sería mejor que deje todo atrás, si bien semejante cambio es complicado, todos están de acuerdo en que me haría muy bien cambiar de aire, que me ayudaría a recuperarme, y creo que tienen razón, despúes de todo ya estoy enferma de vivir en un lugar donde sufrí toda mi adolescencia. Aparte de todo eso, podría relacionarme bien con los demás, si bien mi lengua es el francés, el inglés es mi segunda lengua, los familiares de mi papá son ingleses y gracias a ello se hablar en inglés muy fluído, aunque sí se me nota bastante el asentó francés, pero trabajaré en ello. 

Llegamos al aeropuerto de Canada a las 4 am, apesar de que era de madrugada, mamá y yo estabamos bien despiertas, con mucha energía, riendonos, sacandonos fotos. Parece que las dos tenemos un buen presentimiento, esto de dejar el dolor atrás nos alegra, porque ambas sufrimos mucho, pero al alejarnos de Francia fue como si los malos recuerdos se hubieran quedado allí y no nos hubieran seguido. Tomamos un taxi y llegamos a nuestro nuevo hogar en 15 minutos y me encantó, es un departamento espacioso, lujoso y está ubicando en el centro de la cuidad, no podría pedir más. Esa noche dormí como un bebé, no creí que me iba a acostumbrar tan rapido al cambio, pero ya estaba amando mi nueva vida. 

Al otro día fuimos al centro con mi mamá, a mirar vidrieras y quizás comprar algo de ropa porqué se acercaba año nuevo y planeabamos pasarla en grande. Mi mamá es como mi mejor amiga, nunca tuve amigos, pero aprendí lo que es la amistad gracias a ella. Ella siempre estuvo cuando la necesité y siempre me alegro hasta los días más grises, ella me entendió como nadie cuando tuve depresión, siempre estuvo dispuesta a ofrecerme su ayuda, y me rodeó de especialistas para que me controlaran todo el tiempo, cosa que me molestó en su momento, pero hoy me doy cuenta que solo lo hizo para salvarme y sacarme de ese agujero en donde me había metido, porqué me ama como nunca nadie lo hizo. 

Entamos a un local que vendía ropa formal para hombres y para mujeres, mamá se decidió por un vestido rojo que lucía hermoso en ella, y yo tenía encima mio una pila de vestidos negros para probarme, siempre vestí de negro, nunca me animé a usar colores. Un chico bien vestido que parecía trabajar ahí se me acercó

– Deberías usar rosa ­– me dijo el chico de ojos azules y cabello castaño alborotado.

– Gracias, pero me gusta el color negro, no pienso usar rosa – le respondí algo soberbia.

–  ¿Alguna vez usaste rosa? el rosa resaltarian tus ojos, tu piel y tu cabello rubio, deberías probarte algo rosa– me dijo mirandome de arriba a abajo.

– ¿Eres gay? – le dije y solto una pequeña risita.

– No soy gay, ¿te parezco gay? – se miró a el mismo pensativo – bueno, puede ser que parezca gay, pero debo vestir así porque trabajo aquí, y me obligan, creeme, me visto más varonil– me sonrió mirandome a los ojos, sentí algo de verguenza y aparté mi mirada de sus ojos. 

– Prueba el rosa, confia en mí – le sonreí, y sin dejar de sonreirle tomé un vestido rosa que estaba colgado allí y me dirigí a los probadores.

Siempre fui muy insegura, y mi enemigo siempre fue el espejo, pero esta vez no podía dejar de mirarme, me encantaba mi vestido y el chico tenía razón, me quedaba realmente genial, salí del probador y ahí estaba mi mamá y el chico, ella me miraba con lagrimas en los ojos, y él sonreía victorioso sabiendo que me había dado un buen consejo. 

– ¿Que opinas mamá? ¿Me lo llevo?- le dije algo avergonzada

– Pareces un angel hija, llevalo, no puedo creer que estes usando un color claro! – me respondió muy emocionada. 

– Eres hermosa – dijo él muy serio, mi mamá lo miro fulminante y el se alejó algo asustado.

–A ese chico le gustas! – dijo mamá abriendo sus ojos grandes, señalandome y sonriendo, eso me hace soltar una risita.

– Mamá! solo estaba siendo cortéz conmigo, trabaja aquí! – le dije entre dientes, sonriendo.

–Mmm... a mi me pareció más que eso – me respondió guiñandome un ojo.

Pagamos los vestidos y nos fuimoss a una cafetería, las dos teniamos ganas de tomar unos frappuccinos. Mamá se sentó en una de las mesas, elegimos los gustos que queríamos y me envió a que haga el pedido en la caja, ella quería uno de caramelo mientras yo pediría el de siempre, mi favorito, frutilla. El lugar estaba vacio, ya era de noche y parecía que iba a llover. Me acerqué a la caja y me atendió un chico de ojos marrones, pelo castaño, largo hasta los hombros, lacio y algo ondulado en las puntas, de un lado llevaba un mechón de su cabello detrás de su oreja mientras que del otro lado el pelo le caía sobre su cara tapando la mitad de la misma. Estaba serio, parece que en todas partes del mundo los empleados de este tipo de cafeterías suelen estar de mal humor. 

– Hola, ¿me das un frapuccino de caramelo y otro de frutilla? – le dije dulcemente, suele ser dulce con la gente.

– Ok. ¿Sus nombres? – me dijo desanimado, parece cansado.

– Alizée y Belle ­–  le respondí sonriendole, esperando que no empiecé a preguntarme como se escriben, ya que nuestros nombres son franceses.

–  ¿Eres francesa? ­–  me preguntó sorprendido.

–  Sí ¿por qué? ­–  respondí, el chico me miraba como si hubiera visto un fantasma. 

– ¿Tu eres Alizée o Belle? ­­–  dijo levantando una ceja.

– Soy Belle, Alizée es mi mamá ¿por qué haces tantas preguntas? –  pregunté algo desconcertada, no entendía para que necesitaba saber tanto sobre mí si solo tenía que escribir mi nombre en un vaso. 

– Por... nada – dijo, y se fue al fondo, seguramente a preparar los frappuccinos, me quede parada allí algo pensativa ¿todos los empleados de Canada actuan así de extraños?

En 5 minutos el chico regresó con los dos frapuccinos, le di el dinero, me dio el ticket y me fuí a sentar con mamá, que me esperaba impaciente. Ella tomó el frapuccino que decía se nombre, mira mi frapuccino y comienza a reir.

– ¿Que es tan gracioso? –  le dije a mamá tambien riendome, parecía una loca.

– ¿Ese chico de allá te dió los frappuccinos?–  respondió señalando al chico de la caja.

–  Sí –  dije confundida.

– Mira tu vaso –  me respondió mi mamá sonriendo. 

Miré y para mi sorpresa, al lado de mi nombre, el chico había dibujado un corazón. 

Stuck In The Middle (en pausa)Where stories live. Discover now