Capítulo 41: Perdedores e indeseables.

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Atticus.

"Sus mejillas adquirieron un suave color rosado carmín, en tanto miraba al hombre frente a ella. Sus ojos brillaban con miles de sentimientos que parecían un huracán en su interior.

Las mariposas en su estómago revoloteaban haciendo una fiesta y su corazón latió rápido y fuerte, tanto que pensó que él podía oír sus latidos.

—¿Piensas que soy tonta? —preguntó. —Obviamente estás jugando conmigo.

Él sonrió, burlándose.

—¿De verdad quieres que responda eso, Evelyn?

La chica hizo una mueca. —No soy un juguete, Mike. No voy a correr a ti solo porque ahora dices que te gusto, es obvio que es solo un estúpido juego tuyo de nuevo.

No es un juego.Mike dijo, acercándose a ella, eliminando cualquier espacio entre ellos mientras se inclinaba en su dirección. —Nunca he hablado más en serio en mi vida, Evy.

—¿Y se supone que te crea eso? —ella dijo, mirándolo molesta. —Solo quiero la puta verdad.

—Y eso es lo que te estoy dando, ¿Tan difícil es creerme?

Ninguno podía dejar de verse a los ojos. Ónix contra azul, ambos desafiantes y bravos, esperando la rendición del otro, esperando ganar esa batalla.

—Tú no sabes lo que es querer a alguien. —ella espetó con dureza. —Así como tampoco sabes cumplir promesas.

Los oceánicos ojos azules de Mike mostraron una tormenta fúrica en su interior, las marcas del dolor presentes en su mirada. — ¿Eso crees? —preguntó, tratando de no sonar herido.

—No lo creo, lo sé.

—Esto no es un juego, Evelyn. Tú me gustas, me gustas tanto que es difícil para mí mantenerme lejos como lo prometí. —dijo. —Y no sé cuántas veces tengo que decírtelo, no sé cuanto tiempo debo tratar de convencerte de que no es juego. No lo es, porque si lo fuera, no haría esto.

Evelyn lo miró confundida. —¿Qué cosa no—

Y él la beso, cortando sus palabras y saboreando sus labios dulces. Deleitándose con la sensación que le producía, en tanto dejaba escapar todos sus sentimientos allí, con ese beso."

—¿Literatura erótica para pasar la mañana? —la voz burlista de una de las gemelas se escuchó a mis espaldas. Era Lilibeth.

Rodé los ojos, ignorándola.

Solo es una idiota buscando pelea. Como siempre.

—Uh oh. ¿El juego del duque y su doncella? Ese es un libro genial, Atti. —la voz de la otra gemela se escuchó a mi lado, justo en mi oreja.

Gruñí. —¿No tienen a nadie a quien molestar?

—Si, a ti. —respondió Lilibeth. Ahora su cabello completamente teñido de verde.

—Puta pesada. —la insulté.

—Feo de mierda. —me respondió.

—Ustedes dos son tan adorables. —Lilianne, con su cabello teñido de azul, habló mientras se alejaba en dirección al chico zanahoria. Su voz era más suave que la de su hermana.

¿Cómo fui capaz de reconocerlas? Bueno, fácil. Lilianne es más alegre y divertida, se ríe más y le gusta bromear. Es dulce y cariñosa, y no sabe ser sarcástica. Demasiado pegajosa para mi gusto, pero me agrada un poco.

Una dulce adicción (#1 GEMELOS EVERETT)Where stories live. Discover now