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Izana Kurokawa

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-Yo si voy, no hay nada que hacer, solo un montón de niños jugando a dulce o truco -expreso la fémina.

-Bien, está decidido, esta noche vamos de fiesta -dijo Ran.

Los principales de Tanjiku se ponían de acuerdo para salir hoy, 31 de octubre, Halloween, la verdad no tenían mucho qur hacer.

-Que piensas Izana, ¿Vienes? -pregunto ahora Rindou.

-No, esas fiestas son ruidosas -nego sin importancia el peliblanco.

-Yo tampoco voy, tengo cosas que hacer fuera -hablo Kakucho.

-Bien entonces seremos solo nosotros tres, voy a cambiarme esperenme un momento.

Salió de prisa a la segunda planta, seguida por la atenta mirada del peliblanco, cuando la perdió de vista solo se apoyó en sos brazos y vio hacia el techo

[ . . . ]

La chica ya de había pasado de copas, estaba bailando de una manera muy provocativa, la gente empezó hacer un círculo a su alrededor.

Los Haitani, miraban con atención hasta donde iba esto, la chaqueta que la chica llevaba salió volando por el aire, seguido de su polera.

La chica estaba apunto de quedar en topa interior enfrente de desconocidos, allí fue cuando los hermanos actuaron para cubrir a la chica.

-Tn debemos irnos ya -Hablo Rindou.

-No, no quiero irme aún -hizo un puchero.

Trataron de sacarla de allí pero fue en vano, cuando no sabían que hacer llegó su salvador según ellos.

-¿Izana? Que haces aquí -pregunto Ran.

-No iba a dejarla sola con ustedes.

Se abrió paso entre los dos, y se dirio hasta la fémina, no pronunció ninguna palabra, solo la tomo sobre sus hombros como costal de papas.

-¡Oye! Bajame idiota, quién te crees, te romperse la cara ¡Bajame!

Pataleaba y golpeaba la espalda de este, sin causar ninguna reacción al contrario, llegaron hasta el estacionamiento y la sentó en uno de los capos de los carros que habían allí.

-¡Quién demonios te crees imbécil!

-Ponte esto -le dio su chaqueta roja de la pandilla, ignorando lo anterior.

-No -tiro la chaqueta a un lado como niña pequeña.

Apelo a toda su paciencia y recogió su chaqueta, esta vez no le dio elección a que se la pusiera, el mismo lo hizo.

Los estados de ánimo de ella variaban mucho por lo que había consumido, dejo ponerse la chaqueta sin problema.

Aprovecha de su calma y la tomo el brazos esta vez como una princesa y la llevo hasta donde algunos de los miembros de Tanjiku compartían casa.

Subió con ella hasta su habitación, dejar a la fémina en su casa sería una molestia, no era como solo entrar por la puerta subir las escaleras y dejarla en su cama.

No queria complicarse mucho, además aún estaba molesto por no controlarse con el alcohol y el drama que armó ella en ese club.

Tenía sentimientos hacia ella, eso era evidente para todos, menos para ella, tenía los ojos encima de ella todo el tiempo. Prácticamente era su sombra.

Cosa que ella aún no notaba.

Y todo lo que ella acababa de protagonizar hace menos de una hora lo habia cabreado bastante, se sentía su dueño de alguna manera,

Entro a la habitación y la dejo en la cama, ella en el camino se había quedado profundamente dormida, por lo que le facilito traerla aquí.

Se despojo de la camisa negra que siempre llevaba bajo su chaqueta y de sus zapatos seguido de su pantalón a juego de la chaqueta, se puso un pantalón de dormir más cómodo color negro.

Le fue difícil quitarle la chaqueta roja y ponerle una de sus poleras a ella, pero logro hacerlo quedando embelesado con su piel.

Apagó la luz y se metió al lado de ella en la cama, miraba su espalda, esto era como cumplir una de sus muchas fantasías con ella.

Se acercó a ella y la abrazo por la cintura percatándose que ambos estuvieran bien cobijados.

[ . . . ]

Me levanté, mi cabeza se sentía como míl martillos en ella. Por dios cuanto tomé anoche, no lo recuerdo.

Mejor dicho no recuerdo nada, la habitación en la que desperté no era la mía, cuando me percaté de eso, iba a salir de la cama.

Pero dos brazos alrededor de mi, me lo impideron además que en mi espalda se sentía un peso, como alguien acurrucado a ella.

Eso me sobresalto aún más, no sabía quién estaba al lado mío en la cama, traté de sacarme de allí, pero lo único que obtuve fue un gruñido.

Intente nuevamente, y otro gruñido.

-Deja de moverte.

Mierda, Izana.

Esa voz era la de el, pero que demonios, que estoy haciendo en su cama, que hice ayer para terminar así.

Joder, espero no haber hecho una estupidez, no sabría cómo mirarle a la ojos si hubiera pasado algo. Maldito mi poco aguante al alcohol, malditos Haitani, no debí salir con ellos.

Termine de reprocharme mentalmente. En vez de hacer lo que el me dijo, volví a moverme para irme. Mala idea termine cara a cara con el, sus ojos estaban fijos en los míos.

-¿Podrías soltarme Izana? -pregunte con vergüenza por la situación.

-No -esa no era la respuesta que esperaba.

-¿Que? -pregunte con sorpresa.

-¿Te divertiste ayer? -sus ojos que antes estaban cerrados se abrieron penetrando con su mirada hasta mi alma.

El color rojo invadió mi rostro hasta la punta de mis oídos, no recordaba muy bien que pasó después de haber entrado a esa fiesta.

-Eh, yo creo que sí, no recuerdo mucho, por favor dime qur no hice una estupidez.

Me encogí y me tape con las cobijas, para no ver su rostro.

-Solo casi te desvistes enfrente de todos, pero te saque de allí a tiempo, no fuiste muy amable conmigo.

Dijo con su voz calmada y profunda. Me quite las cobijas de la cara, viendo sus ojos posados en mi.

-Lo siento, no era yo -rasque mi nuca.

-Claro que no eras tú, deberías dejar de salir con los Haitani.

-¿Acaso tienes celos de que lo haga? -queria cortar la tensión con una broma pero pareció no ser mi mejor desición.

-Tal ves si -Un "¿Que?" Salió de mis labios- tu no eres muy inteligente y yo no soy muy Claro.

Me quedé asimilando todo, cuando sentí el pequeño roce de sus labios con los mios.

-Me gustas -susurro en mis labios, creo que estaba teniendo un infarto despues de tal confesión, escuché su pequeña risilla.

-Tu También me G~Gustas Izana -dije con los colores en mi rostro.

Otro beso de sus labios se apoderó de los míos, esta vez más profundo.

𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒 ─ 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora