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Senju Akashii

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Lluvia de Lágrimas

Sus ojos pesaban pero aún no quería cerrarlos, ella sabía que si lo hacía ya no los abriría nunca.

Y sabía que en algún momento estos se cerrarían por si solos pero quería verla un poco más, quería ver esos preciosos ojos claros.

Esa cabellera blanquecina, con esa chaqueta negra de flores.

—Lo lamentamos pero la leucemia está muy avanzada, ya no se puede salvar.

Esas palabras hicieron que los padres de la chica junto con su novia líder de una pandilla, apretaran su estómago.

Nunca imaginaron que a la edad de 16 años, lo que más amaban se les fuera de la mano.

Ahora mismo podían escuchar su respiración entrecortada, pues luchaba porque sus pulmones se empaparan de aire.

Pero eso cada vez era menos posible.

La hermosa princesa de Brahman ahora mismo tendida en una cama de hospital con los minutos contados.

Dicen que la muerte es amiga de los pandilleros, pero Senju nunca había vivido una perdida tan grande.

Se dirigió a entrar en ese cuarto con absolutamente todo blanco, dejando atrás las voces de los tres adultos.

Abrió la puerta viendo a ella con la mirada hacia la ventana, con cortinas que se movían en el aire.

No le gustaba para nada verla con tantos aparatos conectados y menos los ruidos que ya se le habían grabado en la mente que estos hacían.

—S-senju —pronuncio está débilmente—  hola mi chica ruda.

Ella siempre le decía así, su voz ahora sonaba casi como susurro, y aveces hacia largas pausas recuperando aliento.

—Hola mi princesa, te duele algo —se acercó a ella a paso lento.

—No —una pausa— mi cuerpo casi no se siente, es como una pluma.

Ella era una linda plumita, su piel estaba más blanca de lo normal, y su cuerpo más delgado pero seguía siendo hermosa, ante los ojos de la líder de Brahman.

—Vas a estar bien —beso el dorso de su mano.

—Hoy es 16 de octubre ¿Lo recuerdas Senju —mostro una sonrisa débil.

—Claro que lo recuerdo, lluvia de Lágrimas.

Todos se remonta a dos años atrás.

[ . . . ]

TN era una gran aficionada a las estrellas y todos los temas sobre el universo.

Senju quería hacerla feliz y busco algo para hacerlo, encontró que cada año en el cielo de Japón.

Había una lluvia de estrellas fugaces, dónde podías pedir deseos.

Llevo a la fémina a un lugar donde podían ver la lluvia sin problemas.

La lluvia empezó y no sabía que brillaba más, si los ojos de su chica o las estrellas fugaces.

—Lluvia de estrellas, pensé que te gustaría.

—Me encanta, pero parece como si fueran lágrimas del cielo ¿No lo crees? —asintio— entonces sería como una lluvia de Lágrimas.

—Lagrimas tristes o felices

—Lagrimas felices, ¿Podemos venir cada año?.

—Claro que si

—Es una promesa —extendio su meñique.

—Es una promesa —sellaron su promesa.

[ . . . ]

Este año no podrían ver su ansiada lluvia de Lágrimas.

Se sentó en un sillón junto a la fémina, tomando su mano sin querer soltarla, cada vez su cuerpo perdía temperatura.

—Mira Sen —señalo a la ventana— podremos ver nuestra lluvia de lágrimas.

Nuestra última lluvia de Lágrimas, pensó Senju.

Vieron todo el espectáculo atravez de esa ventana, que gracias a dios era bastante amplia.

Ya casi se acababa, la última estrella estaba por pasar, nunca pidió un deseo en las veces anteriores.

Pero esta vez lo haría.

"Deseo volverte a encontrar"

El cielo quedó despejado, ella no quería verla, sabía que ya no estaba allí.

Su calor se esfumó.

"Mi princesa de Brahman, descansa mi pequeña lágrima"

La vio, era como si estuviera dormida, sus ojos cerrados, le reconfortó estar con ella hasta el último minuto.

Y poder ver eso que tanto compartían, su última lluvia de lágrimas.

Esperaría lo que fuera hasta que su deseo se hiciera real.

Dejó un beso en su frente, y permaneció a su lado, los demás no tardarían en entrar.

𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄𝐑𝐒 ─ 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora