—Bueno –piensa-.... Nunca he hecho equipo con Sato o Koda (aunque no crea que nuestros estilos de combate combinen) –se encoge de hombros-.... Tal vez con Sero-kun o Todoroki-kun.

—Vaya, ahora que tienes un nuevo amor Midoriya ya no te pasa por la mente –pica Mina, haciendo a las demás chicas mirar de manera juguetona a Uraraka.

— ¡No es eso, chicas!

—Bueno, he leído que alejarse de los viejos amores es algo terapéutico.

—No me estoy alejando de un viejo amor, Yaomomo.

—Es bueno que te dieras cuenta que Midoriya no te convenía.

— ¡Que no es eso!

—Yo digo que harías un buen equipo con Bakugo-chan, Ochako-chan.

Y Ochako se paralizó, por supuesto que no podría hacer equipo con Bakugo, ¿cómo lo miraría a la cara? Ni siquiera ha intentado hablarle desde el jueves –por primera vez, Ochako agradecía no tener nada en común con Katsuki, así que podía felizmente ignorarlo sin sentirse culpable. Además, no es como si él hiciera algún indicio de querer entablar conversación-. Lo ha visto de lejos, en las clases, siempre de manera inconsciente lo busca, con la incógnita en su mente de por qué le llamó de esa manera, con el miedo de recibir una respuesta. Será una heroína, sí, pero seguía siendo una chica de sólo dieciséis, diecisiete ese año, con dilemas del amor que sólo la confundían más y más.

Era sencillo pelear, era sencillo planear una estrategia, dar un golpe, analizar la situación y ver de qué manera podrían vencer a su oponente –ya fuese un compañero, un alumno de la clase B o un villano-. Pero, cuando involucraban al corazón, todas sus defensas caían, tal como una torre de naipes con una carta torcida que al primer soplo se derrumba.

Hay cosas muy sencillas en esta vida, pero el amor nunca será uno de ellos.

—No lo creo, Tsuyu-chan –responde, con cierta duda y algo de incomodidad, no quería hablar de ese tema, pero tampoco podía decirle que ese supuesto "interés amoroso" era nada más y nada menos que el explosivo chico de su clase-.... Creo que sí podría ser con Deku-kun –y Ochako no entiende porqué aquel nombre sale con tanto desanimo de sus labios.

Los asuntos del corazón son tan difíciles de entender cuando es a uno mismo cuando les pasa.

Al parecer las chicas notan ese cambio en su semblante, esa duda triste que se refleja en su rostro. Lo han experimentado, en su debido tiempo, así que pueden intuir lo que pasa por la mente de Ochako. No dicen nada más, por lo menos a su compañera, siguen bromeando entre ellas hasta que su profesor les llama y les dice que vayan hasta el campo Delta.

Ochako sólo puede rezar para que una vez el universo, los astros, las señales cósmicas, alguna deidad o dios que la escuchara y que no la pusieran junto a Katsuki.

Pero, como siempre, sus súplicas parecen sólo un pedido que se pierde por algún lugar del cosmos y que no llegan a oídos de nadie –o el universo sólo le gustaba ser un hijo de puta en su contra-. Aizawa los había formada desde antes con sus parejas, emparejándolos con otros compañeros para que explotaran aún más su potencial y no siempre estuvieran en una zona de confort. A Asui le tocó con Ojiro, a Momo con Midoriya, a Jiro con Aoyama, a Mina con Sato, a Hakagure con Todoroki, a Ochako con Bakugo.

Sí, el universo era un completo hijo de puta en su contra.

Uraraka sabe que replicar para que lo cambien de compañero no surtirá efecto con su profesor, así que espera que Bakugo se queje para que lo cambien, espera los gritos, los ceños fruncidos, la vena que siempre parece a punto de reventar por la molestia. Pero nada de eso llega, sólo ve como Katsuki se encoge de hombros y asiente, chasquea la lengua, con irritación, pero no hay nada nuevo de ello. Sólo el mismo Bakugo.

。゚AL RITMO DE SALSA Y BACHATA 。゚ {BAKUOCHA} (FINALIZADA)Where stories live. Discover now