｡ﾟAL RITMO DE SALSA Y BACHATA ｡ﾟ {BAKUOCHA} (FINALIZADA)

『16. Palabras』

Desde que la comunicación se ha inventado, el ser humano siempre ha buscado las maneras de expresarse, dar su opinión o entablar conversación los unos con los otros. Ya fuese mediante el habla, las señas o la escritura, dar su punto de vista es algo que ha caracterizado al ser humano desde sus inicios.

Puede haber muchas excepciones a esta causa, personas que prefieren callar sus opiniones debido al miedo, para evitarse problemas o, simplemente, porque han perdido el hilo de la conversación y ya no saben qué aportar. Por otro lado, y comúnmente la mayoría, hay personas que no tienen miedo de expresarse de forma libre, sin importarle las consecuencias de sus palabras o si estas pueden llegar a repercutir en la vida de los demás.

Y Bakugo Katsuki, era un muy buen ejemplo del segundo caso. El chico era un manojo de gritos y verdaderas groseras que no dudará en decirte tus tres cosas de frente –claro que de una forma ofensiva y con tres obscenidades de por medio-, ya fuesen buenas o malas –aunque siempre iban a ser malas-. Tal vez se piensa que el chico siempre decía las cosas porque sí, como si no hubiese algún filtro cerebro-boca, bueno, la verdad es que antes no lo había, su confianza ciega y su alto ego siempre le hicieron ver que nada de lo que dijera estaba mal, siempre tratando a los demás como la peor basura y haciéndolo evidente con cada palabra.

Luego, cuando entró a la U.A., se dio cuenta que no todos estaban dispuestos a escucharle, que la sarta de blasfemias que siempre lo caracterizaba para hacer sentir mal a los demás no surtía el mismo efecto como en la secundaria. No había mucho que decir ni en su defensa ni en su contra -a menos que quieras una funa masiva tanto en Twitter como en Facebook-, desde pequeño, y a raíz de su Quirk, las personas a su alrededor siempre lo llenaron de halagos, alegando a fe ciega que él sería un gran héroe debido a su máximo poder, creando un gran peso en el niño donde él siempre debía de ser el mejor y sobresalir de entre los demás extras.

La primera vez que se dio cuenta que ese peso fue su propia horca fue cuando peleó contra su amigo de la infancia y víctima diaria de sus arranques de odio, Midoriya Izuku, Deku comúnmente conocido, fue el primero en plantarle cara para hacerle saber que él no se iba a dejar afectar nunca más por sus palabras llenas de veneno. Siguiente a eso, el análisis de Yaoyorozu Momo, la Cola de Caballo, otro golpe. Darse cuenta que había gente con Quirks que podían rivalizar con él, la frustración interna que vivió –y que, al sol de hoy no muere- en su primer año a causa de su secuestro. Sentirse lo peor del mundo cuando, por su "culpa" y debilidad, All Might dejó de ser el héroe número uno a causa de que su poder se había agotado.

Todas y cada una de esas experiencias fueron calándole en el alma, haciéndole ver lo malo que fue no ver lo que ese gran peso, lo que su inmenso ego, podría afectarle a los demás. Así que cambió, de manera lenta, pero lo hizo, claro que sin dejar sus ganas de superarse por encima de los demás y sobresalir para convertirse en el próximo número uno, un héroe que los demás pudiesen ver como un símbolo de justicia y paz.

Y este mismo cambio dio un paso más en este segundo año, intentando ayudar más a sus compañeros, diciéndoles en qué hacían bien o que murieran si se iban a conformar con las mismas mierdas –que, en su idioma, era impulsarlos a que aprovecharan más su poder e hicieran valer el emblemático "Plus Ultra" que con tanto orgullo era el lema de su escuela-.

Y ahora ustedes se preguntarán: ¿Todo este testamento tiene algo de relevancia para la trama?

Pues sí, la tiene. A pesar de ser un hombre más de actos que de palabras, Katsuki aún no sabía medir con cuidado las frases que utilizaría con los demás o si estos terminarían ofendidos, y, en estos precisos instantes, estaba viviendo el mejor caso de cómo las palabras podrían afectar el estado de ánimo de los demás, al ver como Uraraka Ochako, mejor conocida por el apodo de Cara Redonda, lo había ignorado con creces el fin de semana para cambiar de pareja.