『10. Mensaje』

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<<Vamos Ochako, tú puedes. Te has enfrentado a villanos en sólo tu primer año.... ¡Puedes hacer esto!>> Ochako estaba determinada, lo haría, tenía su teléfono en mano y la máxima concentración, ya no le daría vueltas al asunto.... sólo tenía que darle enviar y....

Un suspiro de frustración sale de sus labios ¡¿Por qué no puede hacerlo?! ¡Es sólo un estúpido mensaje con una boba pregunta! ¡Ni que eso desatara la quinta guerra mundial o algo así!

Y mientras uno tenía el predicamento de su vida por asistir a unas clases de baile, la otra tenía la batalla de la historia por no saber enviar un simple mensaje. Es que, simplemente no encontraba la manera de preguntar sin parecer una desesperada ¿y si interrumpía algo importante de sus instructores?

Un quejido sale de sus labios, qué horrible era su predicamento. Sonríe ante ese pensamiento, muchos dirían que era una estupidez creer que, por no enviar un mensaje, se crearía el fin del mundo –por lo menos, el mundo de Ochako-, y más en el tipo de estudios que llevaba Ochako, porque ¿Era más importante preguntar sobre un tonto baile que decidir salvar a cientos de personas? ¿Acaso no podía comportarse como una adolescente normal por unos minutos y luego preocuparse por su carrera de heroína? Una cosa no dañaba la otra, era sólo un pasatiempo reciente que había descubierto y que no quería dejar ir –por los momentos-.

Eso era lo que le gustaba del baile, que no se juzgaba por quién eras o qué podrías ser, sólo te hacía feliz, te hacía ver una nueva faceta que ni siquiera la persona sabía que tenía, era estresante en ciertos puntos –los tropiezos, los golpes, el no aprenderse bien un paso-, pero, una vez dominado por completo, se podía hacer como respirar, y eso era lo que Ochako quería en ese momento: Respirar nuevos aires, inhalar el arte de millones de pasos nuevos y exhalar las sensaciones que el baile le dejaba, para que más personas viesen la belleza que había al danzar y moverse al compás de una canción y quisieran aspirar, también, esos nuevos aires.

Era inspirador en cierto punto, promover a más personas a expresarse mediante el cuerpo, mediante movimientos fluidos, mediante el ritmo que las impulsó a querer seguirlo.

Pero estaba atascada ahora en una pequeña brisa que la asfixiaba, quería respirar bien de sus aires, que la ventisca recorriera su ser y la envolviese en un huracán de movimientos. Aun así, no puede tomar el valor, el pequeño acto de enviar un corto mensaje a Olga y preguntar si conocía la "Bachata" –y, tal vez y no era molestia, enseñarles algunos pasos, los que fueran, los básicos, giros, cualquier cosa, pero que le enseñase-. Pero sigue estancada, la brisa no es lo suficientemente fuerte en estos momentos y no tiene el valor de seguir avanzando hasta su origen.

Deja el teléfono sobre su cama, en la pantalla se podía leer el mensaje que le había dejado a Olga con el pago de la clase de la semana pasada –pues la primera clase era gratuita- y la de esta semana. Agradece haber ahorrado lo suficiente, tanto en sus pasantías de primer año como los pequeños trabajos de medio tiempo que consiguió en vacaciones, para no molestar a sus padres con el pago. Por supuesto que le había comentado, sólo omitió el pequeño detalle que las clases no eran gratis –como la primera- y que, cada mes, debían dar una pequeña cuota para continuar. Igual no era mucho, lo equivalente a diez dólares.

Otro suspiro sale de sus labios, se queda mirando la pantalla por bastante tiempo.

Tal vez mañana tome el valor de enviarlo.

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AL RITMO DE SALSA Y BACHATA

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Y ese mañana llega, el valor, al parecer se quedó en la habitación de la residencia.

。゚AL RITMO DE SALSA Y BACHATA 。゚ {BAKUOCHA} (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora