CAPÍTULO 70

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Ya no había nada más que hacer ahí, ya todo rastro que quedaba de esperanza se había esfumado. Los enfermeros comentan a la familia que el cadáver de Feriha ya había sido trasladado a la sala de servicios funerarios que brindaba la clínica. Además, hicieron entrega de las pertenencias que llevaba Feriha, el par de aretes rojos, el anillo que Emir le había regalado en la isla y el vestido, teñido de rojo por la sangre.
A partir de ese momento, todo se había oscurecido para Emir y Zehra. Ellos habían perdido la luz que llevaban junto con la triste noticia.

–         Señora Zehra, podría quedarme con estos objetos… por favor, son muy importantes para mí

–         Claro Emir, tómalos y cuídalos muy bien – contesta Zehra llorando

Emir sostiene el vestido, y lo abraza fuerte como si fuese su esposa. Seca con él sus lágrimas. La señora Aysun no aguanta ver el estado en que se encontraba su hijo, y sale llorando fuera del predio.

Zehra estaba tan destruida como Emir. Ella había pasado alrededor de cuatro años sin ver a su hija, para terminar viéndola muerta. Ella se culpa por el hecho de haberse tenido que ir al pueblo por los problemas que Ömer estaba teniendo. Mehmet se sienta al lado de ella para consolarla, ella lo abraza fuerte mientras se oyen sus alaridos.

Ünal acompaña a Aysun a la salida y ella estaba cargando con la mayor culpa de su vida.

–         Ünal –Aysun se tira sobre él– mira el estado en que quedó nuestro hijo, ¿qué vamos a hacer ahora? No puedo soportar verlo así – Llora desconsoladamente

–         Tranquila Aysun, encontraremos la forma en algún momento, ahora tienes que relajarte

–         Pero nosotros somos culpables, siempre fuimos unos pésimos padres. No importa quién haya sido peor, lo somos

–         Estás en lo correcto, pero mira… ya ves que es demasiado tarde para reparar nuestros errores

–         El día en que le declaramos la guerra a la familia de Feriha, cuando la humillamos, todo eso es como un peso que siento sobre mi espalda. Nosotros causamos su muerte

–         ¿Qué dices mujer? Deja de decir tonterías. No te lo permito

–         Acepta la verdad Ünal, si nosotros no hubiésemos sido tan tercos todo esto sería diferente. Tú no quieres aceptar la culpa, el día en que desheredaste a Emir y él comenzó a trabajar en ese maldito club… debiste haber hecho más de lo que podías

–         Cállate, tú bien sabías que su esposa era la única que podía haber hecho que cambie de opinión. Ahora no hablemos del pasado

Así pasaron las horas aguardando para ir a enterrar a Feriha. Este iba a ser el momento más doloroso para la vida de ellos, y así lo fue. Al llegar el carro funerario, lleno de flores y adornos típicos, la multitud de conocidos iba por detrás. Fue un momento que se sintió eterno. Recorrer la calle, avanzar hacia adelante simplemente parecía imposible.

El agente del servicio había hecho un muy buen trabajo. Estuvo horas cosiendo telas en forma de pequeñas bolsas que se asemejen a la silueta de un cuerpo, llenándolas con arena y piedras tratando de asemejar al peso de Feriha. Además, había sellado el cajón con una cerradura especial para que no pueda ser abierto con una llave convencional.

Al llegar a las puertas del cementerio, Emir carga el cajón con la ayuda de Mehmet, Koray y Ünal, y se dirigen hacia la respectiva fosa. El sereno los ayuda a bajar el ataúd, y en ese momento comienzan a enterrarla. Cada porción de tierra que se usaba era un golpe al corazón para Emir. Él enterraba la pala y arrojaba la tierra con dolor, mientras las lágrimas no paraban de regar el ataúd. Comienza a recordar todos los momentos en que fueron felices, como la cabaña, la isla y el puerto. Pero en su cabeza, no podía parar de proyectarse la imagen de ella con lágrimas en los ojos en el momento en que recibió el disparo. Por su parte, Zehra lloraba en los hombros de Gülfidan, al igual que Gülsüm y Hatice. La señora Tülin trata de calmar a Aysun, pero ella se sentía devastada.

EL SECRETO DE FERİHA 4जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें