𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚

2.5K 372 211
                                    

Lo que ves, es lo que soy.

───

Estaba acostada en la cama, en silencio, observando el techo. El día había sido lento, tanto que aún no creía que la noche cayó. Me levante, quedando sentada en el borde. Estaba vestida y peinada, pero no me había decidido en bajar al comedor del cuartel, donde los soldados del cuerpo de exploración, tendrían una cena. No era capaz de sentarme en una mesa donde muchos platos estarían ausentes. No podía levantarme, sentía una presión en mi pecho que me carcomía, me llenaba de tristeza. Mi mente esta sobrellenada de pensamientos que no deseaba analizar, o pensar. Restregué mis ojos, tenía cansancio mental, y no sabía cómo evitarlo. Suceso tras suceso, muerte tras muerte, todo ha sido un hoyuelo del que no he podido escapar. Mi espíritu prevalece en la oscuridad de la que creí haber escapado, pero estando sola en este dormitorio, me hacía entender lo jodida que estaba por dentro. Levante mi colchón, observando las cartas intactas. Las tome en mis manos, y las conté. Estaban completas, por lo cual opté por volverse a colocar en el colchón, pero ante el tacto que hicieron con la puerta, me hizo sobresaltarme. Me levante, dejando las cartas debajo de mi almohada, para así, observarme en el espejo una vez más.

Me veía en ese espejo, mis ojeras se marcaban cada día, y me veía pálida. Estaba enfermando. Me veía algo más delgada, pero no del todo. Arregle mi camisa manga larga blanca, para así estirar un poco más mis mahón ajustado, de un negro ya deshecho. Deje mi cabello suelto, solo era una comida, una que merecían todas esas personas que han arriesgado su vida por hacer que la legión llegue hasta donde ahora esté. Deje las luces apagadas, saliendo de la habitación, para dirigirme al comedor principal, donde deberían estar todos cenando, juntos. No recordaba cuando fue la última vez que cené con mi familia, que nos sentamos todos en una misma mesa, a disfrutar una comida caliente, y de una buena charla. Creo que después de tanto, ya no recordaba como se sentía. Baje las escaleras, observando a mis compañeros, escuchando voces distintas. Muchas personas se veían contentos, comían con ese brillo en sus ojos, charlaban, pasaban un buen rato. Camine entre las bancas, no tenía hambre, pero tan solo ver como ellos tres estaban sentados con un hueco espacio, y un plato con comida solitario, me hizo estremecer. Cabizbaja me acerque a su mesa, y con lentitud, me senté, sin poder mirarle a los ojos.

-Te hemos guardado un plato, Sasha esta desquiciada hoy.-comentó Armin, acercando ese plato hacia mi, donde pude ver carne.-Buen provecho.-me dijo, pero no podía levantar los cubiertos para comer.

-Gracias, chicos.-agradecí, acomodándome en el banco junto a ellos, para ver los cubiertos y obtenerlos en mi mano.

-¿Estás bien?-aún lado de mi escuchaba su voz, quería temblar, no podía mirarlo a los ojos sin sentir una presión en mi conciencia.-Amaya.-Eren me volvió a llamar, por lo cual alce la mirada para verle, sus ojos, su mirada me calmaba, y más cuando vi como dejo de comer.

-Debe estar cansada, no ha podido dormir bien.-comentó Mikasa, ante mi ausencia de palabras, como si quisiera apoyarme.

-Si, entiendo.-expresó Eren, sentí su cálido tacto de su mano con la mía, la cual acaricie con mis dos manos.-Pero, come, así podrás irte a dormir.-me pidió, a lo que sonreí y asentí.

-Huele bien.-comente, sintiendo ese sabroso olor por mis fosas nasales, a lo que no tarde en darle un bocado, saboreando la comida en mi paladar.-Mm, ya entiendo porque Sasha está amarrada.-comente, creando que ellos rieran cortamente ante verme visualizar a Sasha, amarrada en una de las columnas.

-¿Por qué vas a llorar?-mire a Armin, y como me miraba fijamente, sonriendo negando, restregando mis ojos ante ni siquiera sentir como se humedecieron.

𝐏𝐀𝐈𝐍── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Where stories live. Discover now