𝐭𝐫𝐞𝐜𝐞

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Titán hembra.

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Mis manos apretaban las cuerdas que sobrellevaban el andar de aquel caballo, mi ansiedad me estaba comiendo, no podía. Estábamos en alineaciones, salíamos por primera vez de expedición. Me era irreal el saber que estaba portando dicho uniforme de la élite en la que mis compañeros, anhelaban estar. Veía en sus ojos el brillo, el saber que salían, que estaban siendo guiados por la gente que deseaba la libertad. Era una gran abeja, disfrazada de mariposa, y eso me llenaba el corazón de ira contra mi misma. Recibía la brisa, y veía a mi lado como aquel sol, sonreía. Armin estaba feliz, estaba curioso, y me sentía bien en permanecer con él en este pequeño grupo de las alineaciones diferentes que hicieron. No tenía conocimiento donde estaban los demás del todo bien, aunque prestara atención, mi cabeza estos días había estado en otro mundo alterno a este, en donde al menos, sentía paz, y no dolor. Estaba segura, que Eren debía estar en una alineación no tan ajena, pues nos habían sacado luego de estudiar varias cosas, como las señales, incluso lo que habían en estos bosques o terrenos planos. En el cielo, se mostraba los colores de bengalas, la pólvora demostraba una señal diferente.

La expedición se basaba en encontrar un camino a ShingaShina, sería una nueva restauración, pero limpiábamos los caminos de los titanes que aún albergaban en él área. Estaba en la línea dos, era la del relevo. La pólvora en el cielo, era color rojizo, lo cual se podía esclarecer que había avistamiento de titanes en la zona. El cielo se lleno de esos colores, prosiguiendo a la pólvora color verde, que debía informar la postura del comandante Erwin, dando una nueva ruta, la cual el relevo de las alineaciones, debía seguir. Continué mi postura en la cabalgata junto a Armin, donde ambos quedamos observando detenidamente otra pólvora en el cielo, color negra, dando el aviso de un titán anormal. Lo mire, y este me asintió, para ser yo quien colocara la bala de pólvora en el arma de la bengala, lanzándola en el cielo, avisando sobre el titán anormal que debía estar acercándose. Le mire, intentando de ver a su campo visual, y como se veía en el terreno dos caballos, con de seguro dos soldados que se avecinaban a nosotros, pero mi corazón empezó a palpitar con fuerza en cuanto vi a ese titán correr detrás de ellos. Era como si no pudiera respirar, como si mi cuerpo se helara.

-No puede ser.-aturdida ante lo que mis ojos veían, le deje ver a Armin lo desconcertada que estaba ante la presencia de dicha bestia en nuestro campo visual.

-¿Qué es eso?-preguntaba Armin, mirando detenidamente al titán que se avecinaba atrás de esos soldados.-¡Es demasiado rápido!-grito alterado, observando cómo corría con rapidez, y mis manos empezaron a sudar.

-No puede ser.-afirme, mientras que todo mi campo visual tornó de manera lenta.-Annie.-gruñí en cuanto reconocí ese cuerpo de aquel titán, cuando pude ver los músculos, y la postura con la que corría, sabía la razón por la cual estaba aquí, y ese era mi pánico.

-¡No dejen que los alcancen, Arlert y Finger!-grito aquel capitán, dirigiéndose a nosotros, pero cuando pude distinguirla, mi estomago giró, dándome nauseas por el miedo que sentí.

-¡Armin, avancemos!-le pedí a él, viendo como quedaba desconcertado, como si no creyera lo que estaba viendo.

Él me siguió el paso, arduamente ante el ataque de ansiedad que empezaría a atacarle. Intentaba de concentrarme en mi guía en este terreno plano, tenía conocimiento de sus habilidades, temía por quienes habían pasado por ella, y me preguntaba si seguían con vida. Agriamente continué cabalgando, procurando por la vida de Armin, sin que él se imaginara quien estaba dentro de dicho cuerpo. Él intentaba de avanzar, pero veía temor en sus ojos, lo veía alterado, ambos estábamos presenciando amargamente como la vida de aquellos dos compañeros, se perdían en un solo instante. Quede abrumada en cuanto la vi, y presencié cómo hizo añicos a dichos soldados. Sus vidas no duraron dos segundos más en sus manos, los masacró y aplastó como si no fueran nada más que una fruta podrida. Mordí mis labios, y gruñí, era como si mi poder se llenara de una energía que debía controlar, pero que no quería hacerlo. Los ojos de Armin estaban idos, y él también, se veía el pánico en su expresión, y no tarde en continuar avanzando sin saber claramente qué haría Annie con nuestra presencia en ese titán que sobrellevaba, en el titán hembra de Marley.

𝐏𝐀𝐈𝐍── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Where stories live. Discover now