𝐝𝐨𝐜𝐞

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Valor

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Aún estaba delante de Eren, recordaba todo de una manera lenta, mi corazón seguía palpitando con fuerza. No sabía que hacer, o cómo reaccionar. Ni siquiera podía entender, si era bueno malo, que después de tanto tiempo, él me haya encontrado, lo que se, es que continúe recordando esa travesía, y como justamente, llegamos hasta aquí. La brisa acariciaba mi pelo, y parpadeé mis ojos, el tiempo dejó vuelta atrás, y me llevo nuevamente a esos días, esos que no volverían, ni aunque los anhelara. Acariciaba mis labios, con una gran suavidad, era como si no pudiera olvidar su tacto con los míos, sin saber que dejaría una huella ahí, para siempre. Amarraba mi cabello, mientras que estrujaba aquella esponja con la cual estaba limpiando el muro, quitándole el leve sucio de las necesidades que dejaban las aves a su paso. El sol no estaba tan intenso, y tenía suerte. Limpiábamos, una tarea que parecía sencilla al ser escuchada por el capitán Levi, pero sin duda, era más compleja de lo que parecía. Mis manos estaban mojadas, y rojizas, apretaba tanto para sacar el sucio, él sin duda, estaba obsesionado con la limpieza; era un hombre pulcro.

Sasha estaba soñolienta, y hambrienta, lo que no era nuevo para mi o Mikasa, pero se veía tan graciosa al limpiar lentamente. Ella era una gran chica, muy carismática y bastante sociable a diferencia de Mikasa, e incluso de mi, es más viva que ambas, es una gran amiga y tampoco quisiera herirla, pero ya no sabía cómo salir de este enredo. Me senté, tomando aire, y un poco de agua. Todo estaba lento, el día, los pensamientos, absolutamente todo a mi alrededor estaba lento. Aún intentaba de acoplarme a lo que sería nuestro nuevo ambiente, aún estaba intentando de olvidar que era una guerrera, y que no pertenecía aquí, pero cada día que pasaba, olvidaba mi hogar y mis propósitos. No podía dejar de pensar en mi hermana, mucho menos en mi padre, os echaba de menos, pero había algo en mi que me hacía permanecer con fuerza, y que no me doliera tanto como los primeros días, o años. Me preguntaba si estaban bien, si me extrañaban, o si estarían decepcionados de mis decisiones y acciones, no dormía tranquila pensando en el honor que le debía a mi familia, pero si de algo estaba segura, era que mi madre, la estrella más brillante, estaría de acuerdo con mis acciones y decisiones.

-Marco hace falta.-dirigí mi mirada a Sasha, ella miraba el horizonte, y entre su campo visual, pude observar a Jean, él estaba solo, y sentado, llevaba días aislados.-He dejado un gran hueco en el corazón de Jean... -musitó triste, mientras que mi corazón se apretaba.

-Fue una pena lo qué pasó.-opinó Ymir, aquella castaña, quien estaba también sentada de manera vaga, aún lado de Krista.

-Lo fue.-afirmó Mikasa, quien continuaba limpiando, sin descansar.-Pero, debemos estar conscientes de que en este camino, siempre perderemos a seres queridos, o conocidos.-nos decía, mientras que limpiaba el sudor de su frente.

-¿A quién más perderemos?-preguntó Krista, levantándose para ayudar a Mikasa, mientras que su pregunta se quedó en el aire, y yo me quede procesándola.

-Iré con él.-Sasha se levantó, se veía apenada por el aspecto de Jean, y ella tranquilamente, fue hacia él, algo tímida por temor a su reacción.

-Yo iré al baño.-dije, levantándome.-Ya vuelvo.-añadí, mientras que asintieron.

Deje aún lado mis cosas de limpieza, y empecé a caminar. Pude observar cómo Sasha se sentaba aún lado de Jean, pareció este no molestarse por su acción, pude escuchar sus voces, así que supuse que hablaban. Había decidido levantarme e irme, porque no podía soportar como Jean, dejaba ver la tristeza que la ausencia de Marco reflejaba en él. Restregué mis húmedos ojos, pues los gritos de aquel chico siendo devorado por un titán, me carcomían los tímpanos como si estuviese sucediendo ahora. Joder, estaba traumada, y mi conciencia podrida por no haber podido hacer más. Camine, adentrándome adentro del cuartel, con deseo de no encontrarme algún superior que me girara a mi puesto, necesitaba aislarme, y relajar mis pensamientos. Me entristecía, mi alma lloraba por ese día, era como si no pudiera dejar de pensarlo, de olvidar esa pesadilla que me toco vivir, con la que me toca caminar hasta mi último suspiro. Sus gritos eran desgarradores, él tenía miedo, y su cuerpo no dejaba de temblar, tenía miedo, y él solo quería entender nuestras acciones. Mis ojos derramaban lágrimas, mi corazón palpitaba, no podía estar en paz, y era consecuencia de lo que había hecho.

𝐏𝐀𝐈𝐍── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Where stories live. Discover now