𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐭𝐫𝐞𝐬

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Sobré mi.

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La capa tapaba todo mi rostro, la calor se apoderaba de mi, y la tensión, mucho más. Estaba desde el techo de una casa abandonada observando todo el horizonte de la ciudad, podía ver un festival, y muchas personas a las afueras de sus hogares visitándolo. Tenía mis ojos casi apagados, no había podido descansar toda la noche ideando planes, estrategias, lo que fuese con tal de mantener a Eren e Historia a salvo. No podía negar que tenía miedo, sentía mucho tensión por lo que podría pasar próximamente cuando nos infiltremos en la ciudad, pero joder, como me gustaría sentir un poco de acción; eso me hacía sentir que tenía vida, que estaba viviendo. Tenía mi arma, no veía nada extraño. La gente estaba normal, debían estar haciendo sus mismas rutinas. Y es que, algo que aprendí de esta Isla, es que la pobreza les hacía rico, porque a los que podían, les hacía rico en la humildad y felicidad. A pesar de que no tenían un centavo, toda una familia podía sentarse en la mesa, y comer del mismo plato, sintiéndose complaciente, y eso era lo que admiraba de esta población. Quizás, la realeza y sus leyes, eran egoísta y convenientes para su beneficio, pero eso no les quitaba el afán de levantarse cada mañana para traer ese plato a la mesa de su hogar.

Me quede afligida a la imagen que observe, casi el aire se me iba por la boca cuando le vi. Aquella mujer y su físico me heló, era casi un reflejo de mi madre en ella. Su espalda, su torso, y su largo cabello negro azabache. Abrí mis ojos grandemente, pero todo se esfumó cuando se giró, y me dio otro rostro. Perpleja observe cómo sostenía de la mano a una pequeña, guiándola por las calles del festival. Ambas sonreían, y algo en mi se estrujó. Me volteé y escabullí, para que nadie pudiera verme en aquel estado de ida. Me quede tapada detrás del tejado, respirando gruesamente, bajando la cabeza ante ese amargo recuerdo. Solté mi cabello, intentando de sentir la brisa refrescante, para así poder sentirme fresca ante el ambiente caluroso que estaba sofocándome. Escuché un ruido, y apreté mi arma, inclinándola con la vista hacia adelante cuando presencia una mano en el borde del cemento para treparse al tejado. Observe su cabello ondulado, y como sus verdosos azulados ojos me miraron cuando asomó su cabeza para verme. Eren se mantuvo serio, y no tarde en darle una mano para que pudiera treparse completamente.

-¿Sucede algo?-le pregunté curiosa ante verlo aquí.-Es arriesgado, te pueden ver.-reprendí, preocupada por su seguridad, a lo cual no tarde en observar a los alrededores.

-Mikasa está abajo.-me aviso, justificando su postura.-El capitán Levi pondrá en marcha el plan, vine a ver si estabas bien antes de irme. Me preocupa que algo malo pueda pasar, todo por querer salvar mi vida, o la de Historia.-me mirada fijamente, veía en sus ojos frustración, su expresión también se veía cansada.

-Si no hacemos esto Eren, ¿quién nos dará esperanza?-le pregunté, bajando mi arma para acercarme a él, y darle un abrazo.-El comandante lo dijo, siempre hay que sacrificar algo. No importa que sea. Solo se, que es la única manera.-sus brazos me atraparon, y me abrazaron de igual forma.-No importa que, aunque tengan que pasar sobre mi, no podría dejar que algo te pasara.-decía.

-Tendrán que pasar sobre mi también.-escuché la voz de Mikasa, por lo cual sonreí al igual que Eren ante su comentario.

-No puedo sacrificarlos a todo, no puedo sacrificarte. No podría soportarlo.-acaricio mi cabello, y llevo su rostro el hueco de mi cuello, se sentía más alto, porque pude ver como se inclinó un poco para estar cómodo.

-Hacemos esto, porque confiamos en ti, Eren. Que eso te haga sentir mejor, porque es lo único que importa.-le decía, abrazándole.-Cuando todo esto termine, todo estará bien.-comentaba, con la esperanza de que así fuese, pero nunca imagine que no sería así.

𝐏𝐀𝐈𝐍── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें